Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
El presidente Luis Lacalle Pou anunció ayer en conferencia de prensa “medidas paliativas” contra la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos, y logró un efecto triple poco frecuente.
Por un lado, contrarió los criterios liberales del equipo económico y de buena parte de los formadores de opinión que apoyan al oficialismo; por otro, no dejó satisfechos a quienes venían reclamando medidas para paliar la carestía desde la oposición política y social.
Por último, es probable que el paso de los días cause una mezcla de decepción e indignación entre personas que ayer entendieron mal y quedaron convencidas de que los aumentos anunciados de salarios públicos y pasividades aliviarían de inmediato sus dificultades actuales (se producirán el 1º de julio, dentro de 73 días), o de que serán incrementos adicionales a los que estaban previstos anteriormente (no es así, sino que se realizarán a cuenta de los próximos ajustes).
La contrariedad de quienes tienen una visión liberal de la economía se debe a que los anuncios presidenciales implican una transferencia imprevista desde el sector privado al gasto público (Lacalle Pou alegó que era posible por el aumento de la recaudación), estimada en 170 millones de dólares por el expresidente Julio María Sanguinetti, con la finalidad de adelantar la indexación de salarios y jubilaciones, que según esa visión es nefasta en general e inflacionaria en particular.
La insatisfacción opositora, que muchos oficialistas atribuirán a la voluntad de criticar todo lo que hace el Ejecutivo, se apoya en algunos argumentos atendibles. Habrá que llegar con dificultades a tres fines de mes antes de cobrar estos aumentos, sin que se pueda asegurar hoy cuánto subirán los precios en los próximos 73 días y tampoco, por lo tanto, en qué medida serán un alivio tardío. Además, la prometida recuperación del poder de compra este año será, en el mejor de los casos, mínima.
Las probables decepciones e indignaciones se explican solas. Teniendo en cuenta el cuidado con que se preparan los anuncios presidenciales, es muy difícil creer que se haya omitido sin intención toda referencia a que serán adelantos a cuenta.
Habrá otras repercusiones en el sector privado. El Ejecutivo dice que va a reabrir las negociaciones en Consejos de Salarios y que les “sugerirá” a los patrones que también adelanten aumentos. La respuesta de las cámaras empresariales será, muy probablemente, que para incrementar salarios tendrán que subir también precios, y que si el Ejecutivo no quiere que lo hagan debe otorgarles alivios tributarios o alguna otra compensación (lo cual nos llevaría a un mayor aumento del gasto público, que los empresarios critican salvo que sea en su beneficio).
En definitiva, el motivo más verosímil de los anuncios realizados ayer es político. Este mes el aceleramiento de la inflación trajo consigo descontento popular y rápidos movimientos dentro del oficialismo, con numerosas propuestas que habrían sido rechazadas por demagógicas e irresponsables si las hubiera planteado el Frente Amplio. Ante esto, Lacalle Pou apeló también a “medidas paliativas”, que inevitablemente serán, como las otras, de corto vuelo.
Hasta mañana.