Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Como es de público conocimiento, el Partido Nacional (PN) tiene una larga tradición de ser más exitoso electoralmente fuera de Montevideo, donde la Intendencia le ha resultado muy esquiva. De hecho, la última vez que ganó una elección departamental capitalina fue en 1958, cuando el Ejecutivo era colegiado; luego el nacionalista Juan Carlos Payssé ocupó el cargo de intendente de 1983 a 1985, pero fue designado por la dictadura. Cuando el PN ganó las elecciones nacionales de 1989, en Montevideo triunfó por primera vez el Frente Amplio, y no ha dejado de hacerlo allí desde entonces.
A mediados de 2012 Jorge Gandini anunció su decisión de postularse y en los años siguientes se dedicó con ahínco a la construcción de una base electoral, pero no llegó a ser candidato porque en 2014 Luis Lacalle Pou, después de ganar las internas del PN, le comunicó a Gandini que no lo apoyaría. En las departamentales del año siguiente el candidato nacionalista en Montevideo fue Álvaro Garcé, y logró menos de la mitad de los votos obtenidos por Edgardo Novick.
Cinco años después, en febrero de 2020, Lacalle Pou tenía aún más poder, como presidente electo, para decidir la candidatura departamental montevideana, y anunció mediante Twitter que la elegida era Laura Raffo, como única postulante de la “coalición multicolor”. Después de las elecciones, postergadas por la emergencia sanitaria, Raffo mantuvo el apoyo del ya presidente y se la eligió como presidenta de la Departamental nacionalista de Montevideo.
Desde ese puesto, se proyectó con mucha visibilidad como referente política no sólo del PN sino del conjunto de la oposición montevideana, y se esforzó por configurar la política departamental como un enfrentamiento entre ella y la intendenta Carolina Cosse.
Jugó fuerte en el tema de la aprobación de un convenio para que la Intendencia accediera a un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo con destino a la 6ª etapa del Programa de Saneamiento Urbano de Montevideo, y en varias ocasiones intentó que hubiera una negociación directa con Cosse que la intendenta nunca aceptó. Los ediles del PN no votaron para formar la mayoría especial de dos tercios requerida, y es discutible que esto haya fortalecido la imagen del nacionalismo en el departamento o el liderazgo de Raffo.
De hecho, a comienzos de este año, cuando los ediles de la oposición montevideana decidieron jugar aún más fuerte, con la presentación de un pedido de “juicio político” a Cosse en el Parlamento, no consultaron previamente a Raffo, quien a esa altura ya preparaba notoriamente una precandidatura presidencial, a partir del apoyo de la lista 71 herrerista, impulsado en primera fila por el senador Gustavo Penadés.
Ante esta jugada de Raffo, la minoría nacionalista montevideana que tiene como referente a Gandini señala lo evidente: en la medida en que la dirigente se dedica a recorrer el país para consolidar apoyo con miras a las internas, atiende menos –o desatiende más– la conducción departamental, aunque se reserva la posibilidad de retomarla si le va mal el año que viene. En todo caso, lo claro es que una vez más los nacionalistas se complican solos en Montevideo.
Hasta mañana.