Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
El nivel del agua en la represa de Paso Severino está un poco más bajo, y no está previsto que en los próximos días se produzcan lluvias de la magnitud y la frecuencia necesarias para que la tendencia se revierta. La situación de déficit hídrico “continúa siendo muy crítica”, según el último informe de OSE, con fecha de anteayer, y las consecuencias en el abastecimiento al área metropolitana se acumulan.
Sin embargo, el agua de la canilla se mantiene dentro de los límites considerados aceptables por el Ministerio de Salud Pública (MSP), por la sencilla pero insólita razón de que este ha aceptado modificar los límites en forma transitoria, con sucesivas prórrogas, para que el suministro de OSE no viole las normas.
Ayer el MSP comunicó que mantendrá, a pedido de OSE, su aval a los niveles excepcionalmente altos de sodio y cloruro durante 45 días más, y que también autorizó que se excedan los límites establecidos previamente para la presencia de trihalometanos (THM), compuestos volátiles que se forman durante la desinfección del agua con cloro y son contaminantes de efecto crónico. Como ocurrió con autorizaciones anteriores del ministerio, el anuncio de su decisión se produjo después de que los límites habían sido superados en el suministro al área metropolitana, desde el mes de febrero.
Las normas sobre niveles de THM, de cuyo cumplimiento se eximió transitoriamente a OSE, se basan en resoluciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero la ministra de Salud Pública, Karina Rando, señaló que estas sustancias “no tienen propiedades dañinas para el organismo por períodos de consumo menores a decenios”. Parece, entonces, que la OMS exagera o el MSP se esfuerza por mostrar las cosas desde el mejor ángulo posible.
El procedimiento recuerda, lamentablemente, las políticas de vivienda del gobierno presidido por Luis Alberto Lacalle Herrera, de 1990 a 1995.
Como la Constitución dispone que “todo habitante de la República tiene derecho a gozar de vivienda decorosa”, y la ley de vivienda de 1968, redactada e impulsada por Juan Pablo Terra, estableció una serie de requisitos mínimos, el Poder Ejecutivo y el flamante Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente no tuvieron mejor idea que reducir los requisitos y proveer a las personas pobres de viviendas pobres, “núcleos básicos evolutivos mejorables” de muy mala calidad, que no se podían contar como viviendas dignas pero se presentaban, al rendir cuentas sobre los presuntos logros de aquel gobierno, como “soluciones habitacionales”.
El secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, aseguró el 16 de mayo que el suministro y la calidad del agua que OSE aporta al área metropolitana no iban a empeorar antes de que las lluvias revirtieran la crisis, pero por algo será que el presidente Luis Lacalle Pou cambió el mensaje el 2 de este mes, al limitarse a afirmar que el suministro no se iba a suspender.
Hacer malabares con las palabras puede escamotear información en forma transitoria, pero (como sucede con los contaminantes en el agua) el efecto a la larga es muy dañino.
Hasta el lunes.