Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer en esta edición.
Quienes leen la diaria están probablemente familiarizados con la experiencia del colectivo Radio Vilardevoz, muy anterior a este medio, porque nació en noviembre de 1997. La idea de un proyecto participativo en torno a transmisiones radiales desde el notorio hospital psiquiátrico es, por sí misma, muy potente y fecunda, pero no se trata sólo de una radio, y la palabra participativo es clave.
Se trata de un proyecto de autogestión, que ahora ha elaborado su aprendizaje con un manual y que promueve la salud mental mediante la conquista colectiva de la autonomía. En otras palabras, es un proyecto profundamente político, solidario y democrático, que construye ciudadanía e inclusión al construir capacidades de organizarse y comunicarse, y que desde hace tiempo, llevando su prédica a la práctica, realiza distintas actividades fuera del Vilardebó y cuenta entre otros recursos con un espacio cultural céntrico, donde se presentará el libro el 9 de abril.
Con apoyo desde la Universidad de la República, que acompaña el proyecto desde su inicio, el manual también es el producto de una labor colectiva y apunta a varios objetivos relevantes. Por un lado, definir una teoría propia a partir de la práctica y de la reflexión sobre ella. Por otro lado, cooperar con colectivos que quieran emprender o hayan iniciado ya el camino emancipador de la autogestión, aportándoles una sistematización de los saberes adquiridos desde lo técnico hasta lo relacionado con la sostenibilidad económica. Por último, pero no con menor importancia, sistematizar en este formato la exposición de lineamientos específicos de la experiencia, acerca del funcionamiento tradicional de instituciones como el Vilardebó y el significado profundo de las alternativas al encierro. En otras palabras, orientaciones sobre lo que es preciso abrir, en lo individual y en lo social, para que los viejos manicomios se puedan cerrar.
La ley de salud mental vigente se aprobó en 2017, pero su aplicación dista mucho todavía de ser plena. No es fácil decir la palabra desmanicomialización, pero ha resultado mucho más difícil, y tremendamente lento, aplicar el concepto. La aprobación de esa norma no fue una generosa concesión desde arriba y desde fuera, sino el resultado de procesos de organización como el de Radio Vilardevoz, que no se agotan en el reclamo de soluciones a las autoridades.
Estos procesos también impulsan y consolidan respuestas por sí mismos, y se apropian así de una vida más sana, aumentando al mismo tiempo la salud y la calidad de vida del resto de la sociedad, en la medida en que asume la convivencia democrática con lo que fue durante tanto tiempo recluido, ocultado y silenciado.
Es crucial, de todos modos, que la ley se cumpla por fin, empezando por su artículo 1º, donde se define su objetivo: “Garantizar el derecho a la protección de la salud mental de los habitantes residentes en el país”. No sólo el de las personas usuarias de servicios, sino el de toda la población.
Muchas personas piensan todavía que los proyectos autogestionados son una locura, pero constituyen, muy por el contrario, una forma estratégica de construir salud mental.
Hasta mañana.