Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Es habitual que las autoridades presenten los datos económicos del modo que más les convenga políticamente, y esta práctica se intensifica, por razones obvias, en los años electorales. De todos modos, llama la atención el afán de la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, por pintar de rosa una realidad muy poco entusiasmante.
Arbeleche realizó ayer un balance del año pasado, y destacó que se cumplieron las metas fiscales, que bajaron la inflación y los impuestos y que aumentaron la actividad, el empleo y el salario real. A primera vista, parece que hubiera motivos de sobra para salir a festejar, y es posible que algunas personas muy cándidas se hayan convencido de que su percepción de la realidad económica era completamente errónea, pero basta con profundizar un poquito para desengañarse.
Las metas fiscales se cumplieron luego de modificarlas para que se adecuaran a lo que iba a suceder, y sólo en los papeles, porque hay una considerable cantidad del gasto público que no se registra porque su pago se postergó para próximos períodos de gobierno. En realidad, la situación fiscal se ha deteriorado y el endeudamiento neto aumentó.
La inflación bajó después de períodos de aceleramiento que impactaron con fuerza en la calidad de vida de la población, aumentando la brecha real entre los ingresos y los gastos de los hogares.
En cuanto a la disminución de los impuestos, se trata del que grava la renta de las personas físicas (IRPF) y del de asistencia a la seguridad social. En ambos casos, quienes pasaron a pagar menos estaban en las franjas con mayores ingresos (30% de los trabajadores y 25% de los jubilados), ya que en las de menores simplemente no se pagaban. Arbeleche dijo que la rebaja del IRPF benefició a “75% de los contribuyentes”, sin aclarar que no hablaba de tres cuartas partes de todos los contribuyentes, sino de tres cuartas partes del 30% con mayores remuneraciones que pagaba el impuesto.
El crecimiento de la actividad el año pasado fue insignificante. En lo que va de este gobierno no ha sido para tirar cohetes y se debió en gran parte a un fuerte aumento de la demanda de nuestras exportaciones con excelentes precios. En la comparación con otros países, incluso de la región, e incluso Argentina, no salimos bien parados.
Una cosa es la cantidad de personas empleadas y otra la calidad de sus empleos. La ministra enfatizó que se recuperaron puestos de trabajo perdidos en el último período de gobierno frenteamplista y durante la emergencia sanitaria, pero no se detuvo a considerar que los puestos nuevos son en gran medida precarios y mal remunerados.
El salario real aumentó el año pasado, por primera vez desde la asunción de Luis Lacalle Pou. De 2020 a 2022 cayó, al igual que el poder de compra de jubilaciones y pensiones, y el saldo en lo que va de este período es apenas, en promedio y con optimismo, un regreso al nivel de 2019, después de años por debajo de él. En términos sociales, ni siquiera estamos volviendo a la situación de 2019, porque la pobreza aumentó y esto no se ha revertido, como lo ve cualquiera que ande por la calle.
Hasta mañana.