Hoy es 18 de abril. Faltan 73 días para las elecciones internas y 192 para las nacionales.
El diputado y exfiscal Gustavo Zubía decidió retirar su precandidatura a la presidencia por el Partido Colorado (PC) y apoyar la de Andrés Ojeda, con la intención declarada previamente de contribuir a que no gane la postulación Robert Silva, a quien considera “la centroizquierda del partido”.
Ojeda dijo que en las encuestas sobre preferencias por cada precandidatura dentro del PC Zubía estaba entre quienes “mejor marcaban en opinión pública, por destrozo”, pero una revisión de los resultados difundidos por empresas indica, por el contrario, que tenía porcentajes muy bajos. Aunque en su caso esto es sumamente verosímil, y parece una causa probable de que haya desistido, las proporciones reales entre los colorados son un gran misterio, por razones que es fácil comprender con ayuda de la aritmética.
En los sondeos de opinión pública acerca de la intención de voto a partidos para las elecciones nacionales, el registro de los colorados oscila entre 6% y 8%. Por lo tanto, en una muestra de 1.000 personas (cantidad a la que no todas las empresas llegan a interrogar), el número de quienes declaran su disposición a votar por el PC oscila entre 60 y 80, y las precandidaturas coloradas son ocho.
Es previsible que no todas las personas que quieren votar al PC en octubre vayan a sufragar en las internas, pero en el mejor de los casos tenemos las respuestas de apenas 80 personas sobre cuál de ocho opciones prefieren, y evidentemente el margen de error es muy alto. Incluso si no consideramos que, entre quienes figuran como definidos por el PC, hay personas que no han decidido aún por qué precandidatura se inclinan, y otras (no pocas) que manifiestan su intención de votar a dirigentes que no se han postulado, como Pedro Bordaberry, Julio María Sanguinetti y Ernesto Talvi.
En este marco, tiene su lógica que quienes compiten en la interna colorada se afanen por establecer conexiones con las expectativas de la ciudadanía, y como el tema de la seguridad pública es uno de los que más preocupan a la gente, según encuestas con mucho menos margen de error, de seguridad pública se habla.
Ayer Gabriel Gurméndez presentó a su equipo de asesores en esta materia, que también fue destacada como “eje central de la campaña” en la conferencia de prensa ofrecida por Ojeda y Zubía, según era esperable porque es uno de los asuntos preferidos por el exfiscal. No era tan esperable que el precandidato afirmara que “Zubía sería un gran ministro del Interior”, porque tiene las “credenciales, la potencia, las ganas y la mirada puesta en mejorar la seguridad de Uruguay”. Cabe señalar que decir eso no equivalió a un anuncio de que lo pondría en el cargo, y de todos modos la probabilidad de que Ojeda gane las nacionales parece muy baja.
El precandidato sostuvo que la decisión de Zubía era “desnivelante” y “un quiebre en la campaña interna del PC”. Quizá fue un exceso de optimismo, ya que aun si Ojeda ganara el último domingo de junio, sería discutible que esto se debiera al aporte de votos por parte de su nuevo aliado, pero como se trata de una contienda por pocos votantes entre muchas precandidaturas, todo suma.
Hasta mañana.