Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Alguna persona desprevenida podría pensar que el Partido Nacional (PN) tiene un problema en el departamento de Artigas, donde sigue planteado que la exdiputada Valentina dos Santos sea candidata a la intendencia (IA) el 11 de mayo, pero el problema es en realidad de todo el sistema partidario y del país.
La exdiputada fue condenada en julio del año pasado, en el marco de una causa por el pago de falsas horas extras, al igual que su tío, el entonces intendente, Pablo Caram; el primo de este y exsecretario general de la IA, Rodolfo Caram; y la esposa de este y exfuncionaria Stefany Severo.
Cuando la Justicia se expidió, Dos Santos ya había renunciado a su banca en la Cámara de Representantes, con la intención de postularse para el gobierno departamental. La condena trajo consigo una suspensión de sus derechos ciudadanos, pero ambas cosas terminarán el 14 de este mes.
La agrupación nacionalista artiguense que integraban Caram y Dos Santos, y que arrasó en las internas del año pasado con tres cuartas partes de los votos, quedó formalmente acéfala. Tío y sobrina renunciaron al PN antes de que este pudiera decidir expulsarlos, y el Directorio blanco le prohibió expresamente a la exdiputada presentarse como candidata del partido a cualquier cargo. Tal decisión, a diferencia de la condena judicial, no tiene plazo y sigue vigente.
Sin embargo, desde julio la agrupación, que utiliza el número 2525, sostiene que ella será candidata por el PN y que el Directorio debe dejar sin efecto la prohibición. Mientras tanto, Dos Santos ha seguido realizando actividades de autopromoción políticas, que no le están vedadas por la Justicia ni por el partido.
Los seguidores de Dos Santos manejan básicamente dos fundamentos para su reclamo de que sea habilitada, uno engañoso y otro impresentable. El primero apunta a minimizar las operaciones delictivas en la IA y el papel de la exdiputada en ellas. El segundo es que su candidatura aseguraría el triunfo en mayo y que el PN no puede darse el lujo de impedirla.
Como suele suceder en estos casos, se alega que la sobrina de Caram no se apropió de dinero personalmente. El problema es que la investigación judicial no terminó de aclarar lo que ocurría, y hay indicios de que quienes cobraban falsas horas extras no lo hacían para quedarse con el dinero, sino que la IA terminaba financiando, a través de esas personas, gastos sectoriales.
El argumento de que Dos Santos tendría muchos votos no se apoya en evidencia indiscutible, pero aun si fuera cierto, hay una cuestión ética de primer orden en juego. El tema es si se avala una forma de hacer política corrupta y corruptora, y esto no afecta solamente la imagen del PN en un departamento.
El caso es semejante al de Carlos Moreira en Colonia, que se resolvió muy mal en 2020: renuncia al partido en medio de un escándalo, nueva postulación exitosa a la intendencia y regreso al partido. Si la capacidad de ganar elecciones se considera más importante que la honestidad, se recorre una espiral descendente, con prácticas ilegales para juntar votos que a su vez “absuelven” de esas prácticas.
No se lo merecen Artigas, el PN, los demás partidos ni la sociedad uruguaya.
Hasta mañana.