Desde 2019 es tradición de la sección ciencia revistar los fósiles más importantes que inspiraron trabajos científicos en el año que cierra. Nos gusta así también marcar varios puntos del país que nos hablan de una maravillosa biodiversidad del pasado, que, esperamos, también ayude a apreciar la del presente. Tal vez, al pensar en animales que ya se extinguieron hace varios miles de años, tomemos mayor conciencia de que las cosas no están para siempre. Y ante el avance sobre los ecosistemas costeros por la expansión urbana y el rédito a corto plazo de los gobiernos departamentales, sobre el pastizal por la expansión de grandes monoculitvos –forestales y de granos–, sobre la salud de los ríos, arroyos y espejos de agua debido al exceso de nutrientes de fertilizantes y mala gestión de las aguas servidas, valga la pena recordar que la vida es testaruda, pero también frágil.

Vértebra de Udelartitán.

Vértebra de Udelartitán.

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Fósil estudiado: tres vértebras de la cola, pieza FC-DPV 3593, además de otras 57 vértebras, una coracoides parcial, fragmentos de huesos largos, dos astrágalos y seis metatarsianos, todos catalogados como FC-DPV 1900.
Animal al que pertenece: Udelartitan celeste, un dinosaurio herbívoro del grupo de los titanosaurios.
Lugar de procedencia: a unos 20 kilómetros de Quebracho, departamento de Paysandú.
Antigüedad: entre 90 y 80 millones de años (Cretácico tardío).
Paleontólogos involucrados: Matías Soto, José Carballido, Max Langer, Julián Silva, Felipe Montenegro y Daniel Perea.
Importancia: para quienes tienen fanatismo por los dinosaurios, Udelartitan celeste tiene varios condimentos. Es el primer dinosaurio que se determina a nivel de género y especie para nuestro país, al tiempo que es una especie nueva para la ciencia. Todo eso se pudo saber gracias al estudio de la primera vértebra caudal, que resultó ser muy especial tanto por su forma biconvexa como por tener además características distintas a las de todas las especies conocidas. El primer dinosaurio bautizado en Uruguay homenajea en su nombre a la Universidad de la República así como al “epíteto” con el que se denomina “a los equipos uruguayos en las competiciones deportivas internacionales”.

Fósil de tigre diente de cimitarra.

Fósil de tigre diente de cimitarra.

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Fósil estudiado: mandíbula inferior izquierda con los alvéolos, las cavidades de los dientes, de un premolar y un molar, pieza MNHN 31561.
Animal al que pertenece: tigre dientes de cimitarra, seguramente del género Xenosmilus.
Lugar de procedencia: inmediaciones del arroyo Pereira, balneario Arazatí, departamento de San José (Francisco Oliveras colectó el fósil en 1945).
Antigüedad: entre 2,5 millones y un millón de años (Pleistoceno temprano).
Paleontólogos: Aldo Manzuetti, Washington Jones, Andrés Rinderknecht, Martín Ubilla y Daniel Perea.
Importancia: los famosos tigres dientes de sable placentarios americanos se dividen en dos grandes grupos que se diferencian principalmente por la forma de sus colmillos. Por un lado están los tigres dientes de puñal, que tienen caninos largos y no muy curvados, y por otro están los tigres dientes de cimitarra, que tienen los colmillos más cortos, más anchos y más curvados. En nuestro país, en el Pleistoceno, vivieron dos especies de tigres dientes de puñal, Smilodon fatalis y Smilodon populator, y una de dientes de cimitarra, que según el trabajo de 2024 seguramente fuera del género Xenosmilus (hasta hace poco se creía que vivió sólo en América del Norte). El tigre dientes de cimitarra de Arazatí es realmente especial: al hacer una estimación de tamaño, Aldo Manzuetti y sus colegas reportan que habría pesado unos 378 kilos. ¡Hasta ahora es el tigre dientes de cimitarra más grande conocido de toda América!

Stragalus Neolicaphrium

Stragalus Neolicaphrium

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Fósil estudiado: estuche caudal (extremo de la cola), pieza COM-RP 1.
Animal al que pertenece: gliptodonte del género Uruguayurus.
Lugar de procedencia: puerto Arazatí, departamento de San José.
Antigüedad: entre cinco millones y 150.000 años (Plioceno - Pleistoceno medio)
Paleontólogos: Daniel Perea.
Importancia: algunas especies de gliptodontes se han descrito con base en los estuches caudales, la parte rígida del extremo de sus colas. Ese es el caso de Uruguayurus authochthonus y Uruguayurus lydekkeri, que fueron dadas a conocer por el paleontólogo Álvaro Mones en 1987 (el nombre del género surge de combinar el nombre de nuestro país y oura, cola en griego) a partir de fósiles de tres especímenes. En 2024 Daniel Perea estudió el fósil colectado en Arazatí por Óscar Mendoza y gracias a su análisis detallado se mejoró la serie de características que permiten identificar al género Uruguayurus por el diseño de su estuche caudal.

Foto del artículo 'Los fósiles más increíbles de 2024'
Fósil Neobrachytherium ullumense.

Fósil Neobrachytherium ullumense.

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Fósil estudiado: mandíbula derecha con dientes que abarcan desde el premolar 3 al molar 3, FC-DPV 3414.
Animal al que pertenece: Neobrachytherium ullumense, un proterotérido, animales similares a una cruza entre minicaballos y ciervos.
Lugar de procedencia: balneario Kiyú, departamento de San José.
Antigüedad: entre nueve y 6,8 millones de años (Mioceno tardío).
Paleontólogos: Ana Clara Badín, Andrea Corona, Gabriela Schmidt, Daniel Perea y Martín Ubilla.
Importancia: los fósiles estudiados por Ana Clara Badín, Andrea Corona y sus colegas son los primeros de Neobrachytherium ullumense que se han registrado fuera de Argentina. Más aún, son los más modernos conocidos de la especie y extienden en al menos un millón de años el período en que sabemos que estos animales habitaron el continente.

Fémur perezoso.

Fémur perezoso.

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Fósil estudiado: muchos fémures de perezoso gigante, varios de ellos de la Colección Arroyo del Vizcaíno.
Animal al que pertenece: perezosos gigantes de la especie Lestodon armatus.
Lugar de procedencia: Arroyo del Vizcaíno, próximo a la localidad de Sauce, departamento de Canelones.
Antigüedad: unos 30.000 años (Pleistoceno tardío).
Paleontólogos: Luciano Varela, Sebastián Tambusso y Richard Fariña.
Importancia: al estudiar un pequeño orificio del fémur por donde pasa la sangre, el equipo de paleontólogos demostró en 2024 que, contrariamente a los pequeños perezosos actuales que viven en los árboles, los perezosos gigantes terrestres tenían una muy buena capacidad aeróbica y eran tan ágiles como un elefante de nuestros días.

Neolicaphrium.

Neolicaphrium.

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Fósil estudiado: varios materiales, entre los que se destacan el molar CPG 24-2, la mandíbula casi completa de un juvenil MNHN 3186 y el astrágalo derecho CPG 122-1.
Animal al que pertenece: proterotérido de la especie Neolicaphrium recens, que pesaba entre 20 y 30 kilos.
Lugar de procedencia: las tres nuevas localidades de donde proceden fósiles de este animal son Paso Buey Negro, en el río Arapey Chico, y Paso del Potrero, en el arroyo Arerunguá, ambos en el departamento de Salto, y el arroyo El Caño, en el departamento de Colonia.
Antigüedad: entre 46.000 y 16.000 años (Pleistoceno tardío).
Paleontólogos: Ana Clara Badín, Andrea Corona, Martín Ubilla, Daniel Perea y Martín Ghizzoni.
Importancia: en esta minuciosa investigación no sólo se mejora la lista de características que permiten identificar al Neolicaphrium recens, sino que materiales de juveniles aportan datos valiosos sobre variaciones en sus dientes. Por otro lado, los fósiles encontrados en Colonia serían los más modernos para este pequeño proterotérido, ya que tienen una edad que rondaría los 16.000 años antes del presente.

Josephoartigasia

Josephoartigasia

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Fósil estudiado: molde interno de la cavidad cerebral de cráneo MNHN 921.
Animal al que pertenece: Josephoartigasia monesi, el roedor más grande que vivió jamás en este planeta.
Lugar de procedencia: playa Kiyú, departamento de San José.
Antigüedad: entre cuatro y dos millones de años (Plioceno-Pleistoceno).
Paleontólogos: José Ferreira, Andrés Rinderknecht, Jamile de Moura, Luiza Flores, María Dozo, Marcelo Sánchez y Leonardo Kerber.
Importancia: el equipo de paleontólogos realizó un molde interno de la cavidad craneana del Josephoartigasia monesi, roedor que en su nombre homenajea a José Artigas, a partir de una tomografía realizada en el Hospital de Clínicas en 2008. Si bien en 2024 reportan que tenía un cerebro muy pequeño (192,14 cm³) en relación con su tamaño (pesaba entre 500 y 850 kilos), habría tenido el tamaño de cerebro esperado para un roedor de este tamaño, ya que afirman que en los roedores el aumento de tamaño corporal no va acompañado de un aumento proporcional del tamaño del cerebro.

Claves de las colecciones

FC-DPV: Facultad de Ciencias, Departamento de Paleontología de Vertebrados
MNHN: Museo Nacional de Historia Natural
COM-RP: Colección Privada de Óscar Mendoza, Rafael Perazza
CAV: Colección Arroyo del Vizcaíno
CPG: Colección Paleontológica Ghizzoni, Salto