Desde hace varios años se celebra el Día del Escritor Coloniense, con diversas actividades. La fecha, 25 de mayo, coincide con la fundación de la Biblioteca Popular Jacinto Laguna de Nueva Palmira en 1873. La idea surgió en 2006 de parte del entonces edil Sergio Bertón, siendo aprobada como decreto por la Junta al año siguiente. En la página web del legislativo comunal no aparece fundamentación ninguna del proyecto, y en su articulado se menciona un premio al “Escritor del año”, que nunca se entregó.

La declaración siempre resultó algo extraña, por dos razones: 1) El departamento de Colonia no tiene una tradición literaria importante como la de otras zonas del interior, por ejemplo, Salto y Tacuarembó. 2) Los escritores colonienses son poco conocidos y apreciados por las autoridades y la población departamental. Estas consideraciones hacen que el Día del Escritor Coloniense, desde su creación, tenga un carácter algo forzado.

Para intentar llenar de contenido la fecha y a la par divulgar la modesta historia literaria departamental, todavía en construcción, ofrecemos algunos datos del horizonte local, haciendo foco sobre todo en narradores y poetas.

Una exigua bibliografía crítica

Muy poco se ha historiado el panorama de las letras en este departamento. Algunas referencias existen al respecto en comentarios genéricos sobre la actividad cultural. Al comenzar la década de 1970 desde la colección Los Departamentos, de la editorial “Nuestra Tierra”, en el fascículo dedicado a Colonia, el profesor Omar Moreira escribe sobre los aspectos culturales, dedicando un breve apartado a los escritores. Una actitud similar tuvo el crítico y ensayista Adolfo Rodríguez Mallarini desde las páginas del libro sobre los 300 años de Colonia publicado por Udelar-GERGU (1988). En extremo reducida resultaría la información brindada por la profesora Cristina Betarte en el libro acerca de Colonia, editado por Fin de Siglo (1997).

Recién con la obra póstuma del investigador Aníbal Barrios Pintos, De tierra adentro (Planeta, 2011), sobre los escritores, músicos y artistas del interior uruguayo, se contaría con una información más rica y detallada, ofreciendo biografías y opiniones críticas de muchos escritores de Colonia.

En todos estos textos, sin embargo, falta una jerarquización y valoración analítica de los autores y las obras tratadas. Cabe señalar que ni en la prensa periódica ni formato libro han aparecido reflexiones de peso sobre los escritores departamentales. En la prensa, de manera ocasional, aparecen algunas reseñas de libros, cuya pertinencia y manejo técnico quedan librados al saber y buen criterio del circunstancial crítico.

La excepcional existencia de revistas y grupos literarios

Las publicaciones culturales y/o literarias específicas no abundan en lo departamental. No existe, asimismo, una historia de la prensa de Colonia, la cual resultaría útil para poder calibrar el lugar de las mismas en el escenario general.

Al iniciarse el novecientos apareció en Colonia del Sacramento la revista Prosa y Poesía (1903-1907) dirigida por Clotilde Badín, en donde se planteó un primer feminismo sui generis.

En la misma ciudad se publicó el semanario “festivo, literario y de actualidades” Bric a Brac, cuyo director era Aquilito Bonatardia, seudónimo del poeta y músico Washington J. Torres, alias Pajarito. A Torres se lo recuerda especialmente por sus letras de carnaval, para la comparsa La barra de los Piolas o La Piolita (activa entre las décadas de 1920 y 1930).

En la década de 1970 el profesor y poeta Humberto Benítez Casco editó La Gaceta Bicentenaria, que conmemoraba los 200 años de la ciudad de Rosario (1775-1975) y se proponía difundir las letras uruguayas. Contó con la colaboración de destacados intelectuales y escritores como Carlos Real de Azúa, Roberto Ibáñez, Domingo Bordoli, Jorge Albistur, Roberto Appratto, Tatiana Oroño y Juan Francisco Costa, entre otros. En su número 16 (noviembre de 1974), bajo el título Joven Poesía, se incluyó un poema de Alfredo Fressia, acompañado de un breve comentario.

Al finalizar el siglo XX las revistas literarias se multiplicaron. En Colonia del Sacramento se publicó la Revista U (1998-2002), congregando a escritores del Departamento y a otros de Montevideo y Buenos Aires. La misma tuvo una buena aceptación a nivel de público y crítica; y según palabras del profesor, poeta y editor Leonardo Lesci, “hizo la agenda cultural” del período. Su equipo editor lo integraron los escritores locales Patricia Díaz Garbarino, Elena Lafert, Luis A. Carro y Sebastián Rivero.

Merecen mencionarse además las revistas Contrapunto y Pasaporte, en Juan Lacaze, editadas por Enrique Godoy, Lucas Silva, Marcos Lea y Francisco Abella, y Graffiti, editada en Rosario.

Las agrupaciones literarias y culturales también han sido minoritarias. En 1954 se formó en Colonia del Sacramento la Sociedad Amigos del Arte, compuesta por el pintor César Badín y los poetas Mario Bentancor y Emerson Klappenbach, teniendo una vida efímera.

En la misma ciudad, para 1967, fue creada la Sociedad Nativista Bartolomé Hidalgo, con fines culturales amplios. En la misma se reunieron el poeta y ensayista Juan A. González y los poetas José A. Oroná y Alejandro Germán. El primero, bajo el seudónimo El Deschalador, publicó el libro Charque con poemas de tipo gauchesco, siendo elogiado por Serafín J. García. Germán, por su parte, con una obra cuantiosa y sostenida en el tiempo, maneja una poesía coloquial. Su último libro, Dama de la noche, fue editado por el sello Hurí en 2020.

En los años 80 y en pleno fervor de la salida del proceso dictatorial, se constituyó el equipo de trabajo literario “15 de febrero de 1811”, en el que figuraron artísticas plásticos y poetas como Horacio Faedo, Daniel Barbeito y Luis Carro. Mantuvieron fluidos vínculos con el grupo de “Ediciones de Uno” (Miguel A. Olivera, Agamenón Castrillón, Luis Bravo y Gustavo Maca Wojciechowski, entre otros), publicando dos libros colectivos.

Varios de los escritores mencionados siguen activos y en contacto, aunque no han vuelto a formarse grupos organizados.

Los narradores

Acorde con lo ya expuesto, el número de narradores de calidad no es muy alto. Varios incluso, aunque nacidos en el Departamento de Colonia, desarrollaron su obra fuera del mismo.

Es el caso de Carlos Martínez Moreno (1917-1986), uno de los mayores narradores uruguayos. Abogado, periodista y crítico teatral, estuvo vinculado a la Generación del 45, siendo un asiduo colaborador de Marcha. Una de sus mejores novelas es El color que el infierno me escondiera, con un logrado lenguaje algo barroco y temática política.

El profesor de Literatura Omar Moreira (1932-2017) sobresalió en la novela histórica. En su juventud fue partícipe del grupo Asir, publicando cuentos en su revista. Su principal interés narrativo se centró en las guerras civiles de Aparicio Saravia, según queda evidenciado en las novelas Fuego Rebelde y La espera del coronel. Tiene también libros de cuentos y una destacada labor histórica, con producciones de corte antropológico.

En la actualidad destaca por sus dotes de buen narrador José Arenas. Su novela Papeles Suizos, con una gran imaginación verbal, desató diversas polémicas en Nueva Helvecia, debido a su tema lugareño. En el cuento pueden encontrarse los nombres de Adolfo González González, Roberto Bertolino, Beatriz Dávila y Sonia Calcagno.

La poesía y los poetas

El mejor poeta del departamento de Colonia fue el rosarino Humberto Benítez Casco (1946-2004), lamentablemente poco reconocido. Su obra poética, merecedora de diversos premios públicos, transita por la poesía pura, teniendo como referencias a Juan Ramón Jiménez y Sara de Ibáñez. Desde las columnas de El Día y Opinar (1978,1981), Alejandro Paternain menciona que su universo poético se mueve en “la problemática interior, la experiencia de la soledad, la angustia de quien se siente en un mundo hostil, y a la vez desierto”. Con un dominio extremo de las formas clásicas y un marcado despojo en la enunciación lírica, su poesía merece mayor atención y estudio.

En Colonia del Sacramento destaca la obra poética de Emerson Klappenbach (1926-1987) y Gregorio Rivero Iturralde (1929-2014). El primero es sobre todo conocido por su poemario Antología (1959), en el que figura el famoso texto “El Sol se va a Buenos Aires”. La soledad interior proyectada al paisaje y la circunstancia coloniense marcan la intensidad poética del autor, aspecto algo obviado por sus seguidores y que da un sello propio a su registro lírico.

Rivero Iturralde tiene una obra profusa y varias veces premiada. Resalta por sus formas clásicas y un fino aparato metafórico. Los colonienses recuerdan sobre todo sus primeros libros Ritual de mi Sangre (1955) y Árbol Mío (1959). En este último figura su conocido poema “Adiós a Colonia” (“Para decirte adiós, jardín de piedra,/añeja residencia del suspiro,/ levanto el corazón como una mano/ junto al último árbol del camino.”) Por sus opciones vitales y políticas, su poesía cayó en un injusto olvido.

Dos poetas importantes y contemporáneos son Luis Carro y Elena Lafert. El primero domina las estructuras clásicas, como el soneto, volcándolas en una enunciación coloquial de concentrado lirismo. Su libro Diario del Sitio de Ur (2018), en el cual maneja la poesía con temática histórica, obtuvo en 2020 el tercer premio en categoría édita del MEC.

Lafert, argentina radicada en Colonia del Sacramento, posee una obra poética marcada por el intimismo, inusual en el entorno uruguayo. Su repertorio poético se despliega desde la memoria familiar a una sutil denuncia ecológica.

Al despuntar el siglo XXI la poesía en Colonia tuvo una proliferación inusitada, colocándola en un lugar de destaque a nivel nacional. Editoriales de renombre publicaron a los poetas locales, siendo los mismos incluidos en antologías.

Acerca de las publicaciones cabe aludir a las editoriales Yaugurú, que publicó a Malena González y Elena Lafert, Civiles Iletrados (Lafert y Leonardo Lesci), Solazul (Daniel Abelenda) y Artefato, Vintén Editor, Estuario y La Coqueta (Sebastián Rivero).

Leonardo Lesci, desde lo local, fundó la editorial Hurí, desde donde ha editado la obra poética de Dora Nusspaumer, Alejandro Germán y Luis Carro, entre otros.

En las antologías nacionales e internacionales figuran varios poetas colonienses, a saber: Poesía del Litoral (Rosario Carbajal, Luis Carro, Patricia Díaz, Leonardo Lesci, Adriana Rivero, Sebastián Rivero y Alfredo Zaldúa), Los hijos del fuego (Leonardo Lesci, Magalí Jorajuría y Sebastián Rivero), América Invertida. An Anthology of Emerging Uruguayan Poets (Leonardo Lesci y Sebastián Rivero), y Confiado a un amplio aire (Luis Carro, Elena Lafert y Sebastián Rivero).

Esta nueva actividad literaria, sobre todo en el campo de la poesía, ha hecho que críticos y estudiosos como Gerardo Ciancio y la estadounidense Jesse Lee Kercheval, posicionen al departamento de Colonia como un ámbito de referencia en el paisaje letrado nacional.

En vista de las iniciativas literarias desplegadas en el siglo XXI, el Día del Escritor Coloniense comienza a cargarse de mayor sentido, superando de esta manera la desvalida tradición escrituraria de décadas pasadas.