El 30 de agosto se cumplieron 11 meses del cierre del frigorífico Rondatel de Rosario, provocado por el envío de mercadería irregular a China, principal mercado de la industria cárnica uruguaya. Desde entonces, la gerencia y sus trabajadores, junto con actores políticos colonienses y del gobierno nacional, llevan a cabo gestiones para lograr la reapertura de esa unidad productiva, donde trabajan cerca de 400 personas.
En junio, una delegación del país asiático hizo una auditoría a ese establecimiento. Posteriormente, el 25 de julio se llevó a cabo una inspección de una faena de 15 animales en el sector menudencias del matadero, según informó a la diaria el presidente de la Federación de Obreros de la Industria Cárnica, Martín Cardozo.
“A sugerencia de la auditoría, esta inspección se detuvo a analizar el proceso de frío en ese sector, porque había cosas para mejorar”, explicó el dirigente cárnico. La filmación de la faena realizada esta semana será enviada a China, donde será analizada. “Si llega a estar todo bien en esa filmación, somos optimistas en que en breve se dará la autorización para que este frigorífico retome el trabajo”, dijo Cardozo en una entrevista con la diaria en aquel momento. Sin embargo, aún no han aparecido noticias alentadoras en esa localidad sobre la reapertura de la planta industrial.
En los últimos días, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, efectuó declaraciones al respecto que provocaron molestias a la gerencia de la empresa. En efecto, según consignó Radio del Oeste, el 15 de agosto, Mattos dijo que el frigorífico Rosario podía comercializar a otros destinos, más allá de la imposibilidad de negociar productos con China.
El gerente de Rondatel, Julio Ortiz, considera que “no fueron acertados esos comentarios”. “Mattos tiene conocimientos del mercado cárnico, fue presidente del INAC [Instituto Nacional de Carnes] y sabe que es imposible que la ecuación económica cierre sin el mercado chino, cuando 80% de la producción uruguaya va a ese mercado”.
Según Ortiz, el ministro de Ganadería “no tuvo empatía con los 300 trabajadores que están en su casa, sin pasar como merecen”, y “no estuvo acertado al salir con tanta altanería a decir cosas ante los micrófonos; no estuvo bien, hizo un daño”, porque “todos estamos haciendo lo imposible para volver a abrir”, consideró.