Cintas de tela violeta ondean en los postes de luz de las calles del centro de Nueva Helvecia. Al mismo tiempo un grupo de mujeres están reunidas pintando pancartas con frases como “Eduquemos a no violar, no a cómo protegerse de una violación”, que luego levantarán en alto este 8 marzo. El Colectivo de Feministas de Nueva Helvecia marchó por primera vez en 2021, ahora van por su tercera marcha sin las restricciones de la pandemia.
En el Día Internacional de la Mujer, la consigna del colectivo este año es “Lucha feminista contra el hambre y la opresión”. Delfina, vocera de Feministas Nueva Helvecia, señala a la diaria que hay que “poder visibilizar que efectivamente existe pobreza en Nueva Helvecia y que existen personas en situación de pobreza en el departamento de Colonia”. Y considera que eso representa el “primer eje cardinal” para entender la situación laboral de las mujeres en el departamento.
Según el informe de la estimación de la pobreza del primer semestre de 2022 publicado por el Instituto Nacional de Estadística, de 1.000 personas, 107 de ellas no obtienen el ingreso mínimo para cubrir las necesidades básicas tanto alimentarias como no alimentarias. También indica que las mujeres son las más afectadas por la situación de pobreza: en total, hay 9,4% de mujeres pobres mientras que en los hombres el número desciende a 5,1%.
Estos datos también indican que en el interior del país hay un número más alto de mujeres pobres que de hombres. Específicamente en Colonia, la pobreza alcanza a un 3,4% de la población, según un informe de 2021 del INE. Si bien este departamento posee uno de los índices de pobreza más bajos del país, no deja de ser una cifra que alarma a las integrantes del colectivo de Nueva Helvecia. “Al movimiento feminista le compete pensar cómo vamos a relacionarnos con los diferentes actores para lograr soluciones”, expresa Delfina. Es así como hace unas semanas la colectiva llevó propuestas al municipio de Nueva Helvecia para mitigar la situación económica de las mujeres.
Sin embargo, dicen que no ven respuesta de la intendencia departamental de Colonia ni del municipio de Nueva Helvecia para combatir la situación. Las integrantes de esa colectiva esperan que, con estas propuestas que llevaron al municipio, puedan ayudar a diferentes actores públicos que trabajan en materias que tengan que ver con la situación de mujeres más diversas. “Para eso precisamos que respondan los informes y que se escuche a las propuestas que tuvo la colectiva”, comentan.
En estos reclamos coinciden Dámaris y Sthefany, integrantes de la Colectiva Feminista Sabalera (Juan Lacaze). En diálogo con la diaria, las militantes lacazinas también hablaron sobre la feminización de la pobreza. Eso, en resumidas cuentas, es un fenómeno que cuestiona barreras y mecanismos sociales, económicos, judiciales y culturales, que hacen que las mujeres se vean más expuestas al empobrecimiento de la calidad de vida. Esto comprende el trabajo doméstico no remunerado, así como el trabajo informal, tareas de cuidados, entre otras actividades, donde se profundiza la brecha salarial entre hombres y mujeres.
Este fenómeno “es algo que se viene arrastrando y se acentúa con estas prácticas”, dice Sthefany. Destaca que las consecuencias que dejó la pandemia siguen siendo visibles en la situación económica de las personas, pero que la “inmensa” mayoría son mujeres y jefas de hogar. “Seguimos viendo miles de personas que siguen asistiendo a ollas populares porque ni siquiera pueden satisfacer su derecho más básico a la alimentación”, expresa.
Precarización laboral en mujeres
“Si a los sectores populares que entramos dentro de los que percibimos un salario para la sobrevivencia se nos hace cuesta arriba, ¿qué pasa con las mujeres que no acceden a un salario y están más sumergidas aún?”, cuestiona María, también vocera del colectivo de Nueva Helvecia. El trabajo es un tema que preocupa a las mujeres feministas de esa localidad. Es por eso que entienden que, como segundo punto para repensar el tema del desempleo de las mujeres en Colonia, hay que poder ver si se está “pensando en generar puestos para mujeres que estén en una situación de precarización laboral”. Consideran ideas como brindar distintos cursos de capacitación y talleres para emprendedoras.
Esto no es lejano a Nueva Helvecia. Desde 2021 se hace la feria vecinal “Mi casa, la tuya” en la Plaza de los Fundadores, donde emprendedores de la ciudad exhiben y venden sus productos. Surge en medio de la situación económica que dejó la pandemia. Este proyecto se enmarca en los proyectos seleccionados por el Fondo para el Desarrollo de Infraestructuras Culturales en el interior del país. Según el municipio de Nueva Helvecia, la feria está basada en “una perspectiva de construcción comunitaria”, generando espacios donde se “valoriza el quehacer” de la ciudad “en el día a día como forma de desarrollo sostenible y valorización de la cultura no tradicional”.
Sin embargo, las voceras del colectivo feminista explican que hay mujeres que no pueden hacer feria porque tienen que cumplir con determinados requisitos. Uno de ellos es tener que gestionar una empresa unipersonal, y que si bien se cuenta con el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), “es más complejo que eso”, señalan.
Según ellas, la mayoría de la gente que quiere hacer feria son mujeres y algunas de ellas contactaron a la colectiva para informar de la situación. “Sabemos que con lo que venden no van a cubrir un salario mínimo, ya que es una vez por semana, y si tenés que tener movilidad para otras ciudades es bastante complejo cuando estás en una situación de pobreza”, indican. También expresan que el Municipio de Nueva Helvecia “les niega la posibilidad de empezar a generar los trámites”, y tampoco “se escucha cuál es el producto que tienen para vender”. El artículo 3° del decreto de ferias vecinales del departamento de Colonia dicta que “todo productor agropecuario, artesano o comerciante de productos alimenticios con domicilio en el Departamento de Colonia interesado en ocupar un puesto de venta deberá solicitar un permiso ante la Intendencia Municipal de Colonia”. Por lo que, al no escuchar qué productos tienen para vender los emprendedores, según las voceras, se está “incumpliendo el decreto departamental de ferias vecinales”.
La respuesta del municipio de Nueva Helvecia frente a esto, según lo manifestado por las personas que solicitan un puesto, es que la feria ya tiene demasiados puestos, “cuando en realidad sabemos que no llega a cubrir una cuadra de la feria, y en comparación con otras ciudades, la cantidad de puestos es mínima”, dice Delfina.
La precarización laboral también es uno de los reclamos principales de las feministas de Juan Lacaze. Sin embargo, según explican las integrantes de la colectiva, este reclamo, particularmente en la ciudad en la que habitan, quedó dentro de los reclamos generales de la clase obrera, y no únicamente de las mujeres, por lo que “a veces no se visualizan específicamente algunas situaciones que hemos estado viviendo las mujeres”.
“Es increíble cómo las mujeres se rebuscan para sobrevivir con dos mangos”, dice Dámaris y agrega: “pero no hagamos que quede como fabuloso, es terrible que un país no le dé a sus ciudadanos la posibilidad de trabajar, la posibilidad de una vivienda, de salud, de educación”.
Carencias de Colonia en políticas de género
Hace dos semanas la edila del Partido Nacional de Colonia, Norma Espinosa, reclamó que la Intendencia abriera y pusiera en funcionamiento la Oficina de Género y Generaciones aprobada en el presupuesto quinquenal para el período 2021-2025 del intendente Carlos Moreira. En su momento, la diaria dialogó con la edila y dijo que envió una carta al Ejecutivo departamental donde expresa la inquietud ante la no apertura de la dependencia.
Este también es uno de los reclamos de las feministas de Nueva Helvecia y Juan Lacaze. La colectiva neohelvética cree que son los actores sociales quienes pueden articular para generar una “transformación real” y que no quede “simplemente en una norma, en una ley o decreto”. Una preocupación que también comparten es la inexistencia de refugios en el departamento a los que las mujeres en situación de violencia de género y vulnerables económicamente puedan acudir.
Las integrantes de esa colectiva explican que el único refugio con el que cuentan las mujeres colonienses es uno del Mides que está en Montevideo. Por lo tanto, aparte de no ser viable económicamente, las mujeres que deban concurrir a ese establecimiento capitalino pierden todo arraigo territorial, vínculos, empleo en caso de tenerlo. Por lo tanto, “la posibilidad de generar refugios o espacios temporales en Colonia podría facilitar a todo el departamento”. Por otra parte, en Nueva Helvecia hay un refugio llamado Refugio Helvético cuyos estatutos no aceptan víctimas de violencia de género ni personas en situación de calle. Esta situación fue planteada por la colectiva al municipio.
“Colonia es un departamento con recursos importantes, pero no hay para las mujeres”, dice Sthefany, y lamenta que “lo único que ofrece la intendencia en cuanto a apoyo a aquellas mujeres que necesitan trasladarse a Rosario a alguno de los servicios de atención social, son los pasajes”.
Esto, según Dámaris, no sería necesario si hubiera más espacios de atención para las mujeres, ya que de ese modo ellas no tendrían que ir a otras ciudades y podrían concurrir a espacios disponibles en sus propias localidades.
Concluyen que el tema de los refugios es “complejo” porque implica muchos recursos y no es tan sencillo, pero que de todas maneras ven que hay “intenciones” de los partidos políticos de hacerlo, aunque nadie lo concrete. “Es realmente una necesidad y por lo menos, si no es el refugio, que haya algún recurso puntual que pueda dar albergue a esa mujer por unos cuantos días en algún lugar mientras se va resolviendo alguna situación”.
Historia y presente
En Juan Lacaze en 1913, un grupo de mujeres trabajadoras de una fábrica textil lideraron una huelga donde reivindicaron la reducción del horario de trabajo, la higiene del ambiente de trabajo y denunciar la sobreexplotación. Esta huelga no era exclusiva de mujeres, sino que comprendía a todos los trabajadores. Sin embargo, en este liderazgo que llevaron a cabo, también reivindicaron la diferencia de remuneración entre hombres y mujeres por el mismo trabajo. Esta huelga desencadenó la segunda huelga general que se haría en el país.
Consultadas sobre la importancia de este hecho en el imaginario de la colectiva sabalera, dijeron que saber que Juan Lacaze haya tenido la primera huelga liderada por mujeres, les da una “fortaleza especial”, y que sus propias identidades están atravesadas por ser mujeres obreras. Expresan que Juan Lacaze, como pueblo obrero, también está marcado por la historia de mujeres que lucharon por sus derechos, por lo que es importante “rescatar eso, no dejarlo morir y volver a reivindicar lo que haya pasado históricamente”.
Expresaron que las “atraviesa” un “espíritu de esperanza” de creer que juntas pueden transformar la realidad que denuncian, por lo tanto “rescatar” lo que otras han hecho antes desdibuja un poco la línea del tiempo. “Creo que estamos todas, las que estuvieron, las que estamos ahora, y pensamos en todas las que van a venir”, dice Sthefany, y finaliza diciendo que sienten “mucho orgullo” de aquellas que las precedieron, y que tratan de seguir sus propios pasos y dejar una impronta generando ideas nuevas, así como las que vendrán más adelante tendrás nuevas formas y también “saldrán a denunciar, luchar y a tratar de cambiar un poco la cosa.