La notoria deriva ejecutivista que ha tenido en este período de gobierno la enseñanza pública no ha ocupado el lugar que se merece en el debate público.
Es la acreditación de un título universitario no otorgado por una universidad, sin acercarse siquiera a las prácticas universitarias. Parece un absurdo, pero es lo que está sucediendo.
No se cumplieron las profecías apocalípticas sobre la regulación, no tuvimos hordas de zombis fumando marihuana, el consumo se mantuvo estable, se blanqueó gran parte del mercado y se generaron ingresos.
Este gobierno redujo las inversiones de UTE y la población empezó a revivir los apagones, que aparecen como una rémora del pasado, como consecuencia natural de la desinversión.
La radicalización del discurso del gobierno, que pone todos los problemas de la educación en el accionar sindical, no ayuda a generar un ambiente de diálogo necesario.
Las medidas que ha tomado el Poder Ejecutivo en materia de ciencia y tecnología erosionan los logros alcanzados hasta el momento en esta área y ponen en peligro el mantenimiento del sistema actual.
¿Los problemas que presenta la educación pública (que los hay) se explican por su autonomía, la administración colegiada y su representación docente? No conozco ninguna investigación que confirme esto.