“5G Zombies realmente puso mi nombre en el mapa”, se sorprende Dustin Ferguson, cineasta estadounidense independiente que entró en la historia por haber hecho el primer largometraje filmado durante la pandemia. “Mucha gente tenía curiosidad acerca de la película, a muchos no les gustó el enfoque y otros quedaron impresionados con la innovadora forma en que la hicimos”, continúa Ferguson que, se anota otro poroto en la historia tras finalizar Angry Asian Murder Hornets, segundo largometraje filmado durante la emergencia sanitaria por el coronavirus, también de su autoría. “Son películas rápidas y baratas, con un título llamativo, destinado a llamar la atención”, reconoce.
La historia del rodaje de 5G Zombies comienza con unos diez minutos de metraje filmado antes de la pandemia y sigue con otros 95 minutos rodados durante el pico del problema. “Hicimos todo en aproximadamente dos semanas”, dice Ferguson.
La situación es similar a la de Corona, del director y guionista Mostafa Keshvari, que empezó a filmarse a principios de año, antes de que la Organización Mundial de la Salud calificara a la covid-19 de una pandemia global. Sin embargo, a diferencia de estas y de Corona Zombies (de la que ya nos habíamos ocupado), que en su confección remixa metrajes previos y les agrega material, Angry Asian Murder Hornets se filmó por completo durante la última pandemia.
Chips, antenas
En la ficción, 5G Zombies trata de unas señales telefónicas novedosas que mutan el coronavirus y convierten a las personas en zombis. Contada como una antología, 5G Zombies tiene distintos segmentos filmados por diferentes realizadores. Lo explica Ferguson: “Representa una línea de tiempo de aproximadamente un año desde el brote inicial, siguiendo a los sobrevivientes mientras luchan contra la invasión de varias maneras”.
Por su parte, Angry Asian Murder Hornets, que también contó con dos semanas de rodaje, es un cuento ficticio sobre la reciente llegada en la vida real de las avispas asesinas a las costas de Estados Unidos. La historia sigue a un antropólogo y a sus colegas mientras investiga una posible invasión en el sur de California.
“Hicimos que sea como un throwback a las películas clásicas de insectos gigantes de los años 50 y 60, es decir, a películas como Them! y The Beginning of The End, con un poco de inspiración extraída de la moda de Killer Bee, de mediados de los años 90”, dice Ferguson.
Para filmar estas películas Ferguson coordinó a la mayoría de los actores de forma remota, desde su casa en Murriete, condado de Riverside, California. Y, luego, en la posproducción, colocó distintas amenazas, efectos y retoques con CGI digital.
Curiosamente, Riverside fue uno de los primeros lugares de Estados Unidos en hacer cuarentena, por lo que pudieron controlar la curva de contagio. “Actualmente estamos en la fase tres de cuatro para estar completamente abiertos de nuevo”, apunta. Sin embargo, por ahí se alienta el uso de máscaras en público y el distanciamiento social en muchas áreas. “Las cosas comienzan a sentirse normales nuevamente aquí”, se ilusiona.
El rollo paranoide
Ferguson descree de las teorías conspirativas, pero le resultan inspiradoras para crear ficciones: “Es muy divertido imaginar escenarios locos como forraje para las películas de terror. La vida real siempre inspira el arte, y nuestra situación actual en el mundo hizo exactamente eso”, comenta.
No teme a las críticas que podría recibir, y las afronta: “Cuando comencé la producción sabía que habría algunas personas que podrían encontrarlo de mal gusto, pero es lo que es. No estoy tratando de aclarar la situación o menospreciar el hecho de que muchas personas han perdido la vida durante esta crisis de ninguna manera. Sólo soy un artista. Hago lo que hago para entretener y, con suerte, proporcionar algún tipo de escape durante estos tiempos difíciles”.
Rápido y tranquilo
El cineasta tiene 37 años y ya filmó unas 85 películas. Lleva cerca de 15 años haciendo films de terror y exploitaition. Maestro del multitasking, al igual que sus antecesores Roger Corman Studios y Full Moon Features, dirige su compañía SCS Entertainment y se encarga de los diferentes aspectos de las filmaciones.
En estos días, para tener la película lista en tiempo récord articuló a los directores de la segunda y la tercera unidad, editó el metraje que grabó durante las horas de luz y envió cosas por adelantado a su mezclador de sonido. “SCS Entertainment se convirtió en una máquina bien engrasada y tenemos un promedio de más de diez largometrajes al año”, señala orgulloso.
Muchas personas conocen su obra por Nemesis 5, continuación oficial de una de las obras de culto de Albert Pyun. ¿El dato? Nemesis 5 fue su producción número 50. “Fue la película que llevó mi carrera a otro nivel”, señala. Así las cosas, Ferguson irrumpió en la escena cinematográfica como editor en Sleepaway Camp IV: The Survivor, que es parte de la popular franquicia cinematográfica slasher.
Crecido en las décadas de 1980 y 1990, época en que las películas de terror iban directamente a video, Ferguson se confiesa como un fanático del cine de género. “Esas épocas fueron las que más me inspiraron”, reconoce. Y ahí desfilan nombres clásicos como Roger Corman y Charles Band, y otros de culto como Jim Wynorski y Fred Olen Ray. Además, por supuesto, encontró inspiración en leyendas como John Carpenter y Dario Argento.
“Algunas personas han dicho que soy similar a Rob Zombie y a Quentin Tarantino en mi enfoque de fan-boy que hace películas, algo que no discutiré, ya que ambos son una gran inspiración para mí”, bromea Ferguson.
Como no para jamás, ya está craneando una nueva película directa para televisión (para el canal WGUD-LD), llamada The Beast Beneath, sobre una bestia subterránea prehistórica que se despierta durante un terremoto. De su boca: “Una gran razón por la que hago esto es por la experiencia en sí, porque mis sets siempre son muy divertidos”.
Asimismo, abrió una convocatoria para sumar productores para sus películas. Cualquiera puede sumarse a sus films con una donación de 100 dólares a cambio de un crédito de productor asociado. Esto le permite cierta elasticidad, le otorga combustible para sus producciones y le permite financiar sus largometrajes bajo la completa independencia. “Es una win/win situation”, desliza.
Apelando a tu sinceridad, ¿cantidad es calidad?
No para todos. No estoy en esto sólo para “hacer películas rápido”, es que se ha convertido en mi forma natural de hacer las cosas después de años de experiencia y trabajo duro. Este es mi trabajo a tiempo completo, lo que hago los siete días de la semana. Cuando trabajás en eso constantemente, hacer una película al mes no es tan difícil. Entiendo que desde afuera parezca mucho, y eso probablemente se deba a que muchos cineastas independientes necesitan otro trabajo para subsistir, por lo que no tienen la misma cantidad de tiempo que yo para invertir en la fabricación de un producto de calidad. Compañías como Universal y Lionsgate hacen aún más películas al año que eso, y nadie cuestiona la calidad de esas películas. No soy diferente, sólo que mis presupuestos son más pequeños y tengo que usar más creatividad para lograr una buena película, eso es todo.