El nuevo libro que coedita la Fundación Ceibal, Jóvenes, transformación digital y formas de inclusión en América Latina, recoge 34 artículos y se propuso demostrar que el continente es “una región con muchas voces”, desde donde se puede hacer investigación y plantarse como un actor válido para basar las discusiones en torno a internet. El trabajo llevó más de un año y se presentaron cerca de 400 escritos de 28 países en las seis áreas en que el grupo editor decidió enfocarse. Cristobal Cobo, director de la fundación, destacó en diálogo con la diaria que “sorprende la diversidad de perfiles” reflejados en la obra en la que participaron académicos, docentes, profesionales y estudiantes.
Las seis áreas en las que se divide el libro son: formas de socialización y de construcción de identidad; formas de participación y organización; estrategias para enseñar y aprender; ocupaciones e interrelaciones entre la economía y la cultura; formas de pensar la privacidad y seguridad en línea;y derechos y responsabilidades que surgen a partir de un concepto de ciudadanía en constante cambio.
Hay ciertas líneas que atraviesan a todos los capítulos, por ejemplo, la privacidad y la seguridad, que, más allá de los recientes problemas con Facebook que tomaron estado público, es un tema que preocupa a los académicos desde hace tiempo. Según Cobo: “Es un signo de los tiempos, las comunidades que trabajan en internet están mucho más sensibles ante estos temas, algunos usuarios por formación y otros porque son usuarios intensivos y hay más alertas. Es una suerte de despertar, no sólo de los aspectos positivos de la tecnología sino de la necesidad de tomar más conciencia de las limitaciones, lo que implica cambiar las reglas de juego en términos de comportamientos en línea, nuevas tareas para el Estado y un rol mucho más firme de la escuela”.
En el capítulo que se dedica a la privacidad se resalta: “Ni los jóvenes ni sus responsables tienen control sobre cómo esta información es manejada por terceros, ya que los datos son frecuentemente recopilados, sistematizados, revelados y vendidos sin consentimiento y/o conocimiento. Es necesario replantear muchas cosas. Una de ellas es, precisamente, convertir a los jóvenes en los principales protagonistas de la defensa de sus propios derechos”.
Otro tema transversal es la preocupación por la brecha digital y las desigualdades que se generan a pesar del aumento en el acceso a los dispositivos y a internet. En la introducción al capítulo investigadores chilenos remarcan que por diferentes factores no todos los jóvenes tienen las mismas posibilidades de participar por medio de las tecnologías, pero que en la región se han desarrollado numerosas iniciativas para que puedan acceder, e instancias de aprendizaje y capacitación, y subrayan que “es así como en sociedades democráticas las tecnologías tienen el potencial de funcionar como un medio para facilitar la participación activa de la juventud”.
Rosalía Winocur, una de las editoras del libro, comentó a la diaria que el producto final es fruto de una fuerte coordinación. Ella estuvo a la cabeza de la sección sobre las nuevas identidades y las estrategias de inclusión, y al respecto aseguró que los trabajos demuestran un nuevo punto de vista desde el que pararse para hablar de los jóvenes, además de una búsqueda por rescatar lo que ellos tienen para decir “desde la individualidad y no tanto desde el colectivo”.
Sofía Doccetti, investigadora de la Fundación Ceibal, aseguró a la diaria que el libro, que se presentará mañana, surgió “para que toda la gente lo pudiera leer: padres, educadores, hacedores de políticas, con un tono accesible para cubrir las necesidades de información sobre estos temas, hay una diversidad de tipos de propuesta que muestran desafíos y oportunidades con respecto al uso de internet”.