En abril las grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos comenzaron a hacer públicos sus resultados financieros de 2020. En el año que tuvo a más de 3.000 millones de personas confinadas por meses a raíz de la covid-19, el sector fue uno de los más beneficiados. Microsoft, Facebook, Google, Apple, Amazon y Netflix lograron capitalizar los efectos de la pandemia y registraron ganancias millonarias, superando las expectativas del mercado en el primer trimestre de 2021. Sin embargo, hubo una compañía que desentonó con este clima: Twitter.

Si bien reportó ganancias por 68 millones de dólares, en parte debido a un crecimiento explosivo a causa de la pandemia y las elecciones en Estados Unidos, y registró un aumento de 17% en el crecimiento de nuevos usuarios, la red social de microblogging advirtió que desde principios de año hubo una rápida desaceleración en este rubro. Reportando un total de 199 millones de usuarios activos monetizables (personas que pueden ser público objetivo para las marcas que pagan por publicidad online en la plataforma), un aumento de 20% en los últimos cinco trimestres, esto podía alcanzar “dos dígitos bajos”, es decir, en el entorno de 10%, en el segundo trimestre del año.

La compañía creada en 2006 por Jack Dorsey, Noah Glass, Biz Stone, Evan Henshaw-Plath y Evan Williams llegó a un pico de crecimiento en 2014 y desde entonces ha venido en baja. En 2020 puso fin a años de estancamiento, pero todo indica que se trató de una excepción que, al menos en el corto plazo, no ha logrado capitalizar. Sin embargo, es justamente desde el año pasado que comenzaron una serie de cambios con los que Dorsey espera retomar el crecimiento.

La última novedad fue Spaces; tras su anuncio en diciembre comenzó a funcionar regularmente en mayo de este año. La plataforma funciona de una manera similar a la aplicación Clubhouse, con audio en vivo. Varios usuarios se conectan a un Space desde sus celulares para escuchar a otros hablar o, si así lo quieren, para unirse a la conversación.

Spaces funciona de manera gratuita, pero también se incluirá la posibilidad de cobrar entrada a los usuarios para participar en las conversaciones, y Twitter recibirá un porcentaje de los ingresos del anfitrión.

Estética y dinero

El 11 de noviembre de 2020 se anunciaron cambios para mejorar la experiencia de las empresas que realizan campañas publicitarias en Twitter. Seis días después se presentó Fleets, la versión tuitera de las historias de Instagram.

A fines de enero de 2021 se hizo oficial la compra de Revue, un servicio de newsletters para que los usuarios puedan crear sus propias publicaciones y cobrar por suscripciones por medio de la red social. En mayo sumaron el servicio Tip Jar, que permite incluir en el perfil un ícono que los usuarios puedan seleccionar para hacer una transferencia monetaria al tuitero.

A estos cambios se sumó el nuevo diseño, presentado a principios de febrero, que incluyó la creación de la tipografía Chirp. “Queríamos que nuestra identidad de marca tuviera un enfoque artístico que a primera vista transmitiera emoción y mucha expresividad. Así que en lugar de construir, partiendo de un elemento en específico, nos arriesgamos a crear un sistema de diseño creativo, que es intencionalmente imperfecto”, señalaron en un comunicado publicado en el blog de la empresa.

Participación

Entre fines de 2020 y principios de 2021, Twitter habilitó un formulario para que los usuarios respondieran preguntas e hicieran propuestas sobre los cambios a implementar para determinar su política de verificación de cuentas. El cambio se hizo oficial el 20 de mayo, con un relanzamiento de la verificación y una nueva política de elegibilidad, mediante una aplicación de verificación que desde ese día comenzó a ser incluida en la configuración de la cuenta.

Luego, en marzo, lanzaron una consulta para recibir comentarios sobre el enfoque que la red social debía tener sobre líderes globales. “La forma en que políticos y funcionarios públicos usan nuestro servicio está en constante evolución, y queremos que nuestras políticas continúen siendo relevantes frente a la naturaleza cambiante del discurso político en Twitter y que protejan la salud de la conversación pública. Es por eso que estamos revisando nuestro enfoque hacia los líderes mundiales y solicitando tu opinión”, decía la convocatoria publicada el 18 de marzo, 69 días después de suspender permanentemente al expresidente de Estados Unidos Donald Trump por el “riesgo de mayor incitación a la violencia” tras el ataque al Capitolio del 6 de enero.

En conjunto con estos cambios, en Estados Unidos comenzó a implementarse Birdwatch, un servicio para que la comunidad pueda hacer denuncias sobre por qué un determinado contenido publicado allí puede ser falso o engañoso y dejar notas con sus correspondientes argumentos, para que los demás usuarios puedan leerlas y comprobarlas.

En 2016, cuando el estancamiento de la red social se hizo más notorio, uno de sus fundadores, Biz Stone, dijo a The Wall Street Journal que Jack Dorsey, director ejecutivo de la compañía, “es el tipo de persona que piensa en décadas y no en trimestres, por lo que ha estado haciendo los movimientos que tiene que hacer para obtener los resultados que desea mucho más tarde”. Habrá que esperar a ver si el tiempo le da la razón.