Siete países de América Latina fueron seleccionados en el Fondo del Embajador para la Preservación del Patrimonio Cultural de los Estados Unidos; entre ellos, el proyecto del Museo Juan Manuel Blanes obtuvo el tercer monto más importante: 250.000 dólares, detalló este miércoles, en una conferencia de prensa, la directora de Cultura de la Intendencia de Montevideo, María Inés Obaldía. La financiación será destinada a la restauración de una de las cuatro fachadas del edificio ubicado en el Prado.

Este premio tiene una convocatoria anual y el Museo Blanes se presentó en 2020 junto a otros 32 proyectos de Uruguay. Cuando la propuesta resultó seleccionada por el país y al momento de prepararse para concursar internacionalmente, las autoridades de la institución debieron optar entre solicitar el fondo para la casona o para la restauración de obras de arte. “Me pareció más importante la restauración del edificio, del contenedor de las obras, que el contenido, que pasará para otro momento”, dijo a la diaria Cristina Bausero, directora del Museo Blanes. Recordó que el edificio data de 1875, que “ha ido teniendo un proceso de deterioro normalizado y en determinado momento se hace exponencial”. Cuando asumió su cargo, eso ya estaba avanzado, dijo, y describió una fachada que presenta diversas patologías, como hongos y líquenes, aparte de fisuras en basamento, cornisas y ornamentos, y del hecho de que el entrepiso de acceso no es una losa de hormigón: “Es lo que se llama techo a la porteña, armado por elementos de madera y ladrillos, y tiene problemas de agua que han ido socavándolo”. Bausero consignó que “el sector del frente es uno de los más sufridos”, lo que lo torna prioritario.

Agregó que más adelante, si hubiera dinero, continuarían con el sector sur, con la intención de colocar un ascensor para resolver temas de accesibilidad. En ese sentido, señaló el compromiso de la Intendencia en concretarlo.

De todos modos, los arreglos necesarios no terminan allí. “El museo es muy grande”, subrayó Bausero, quien luego de ganar por concurso, asumió la dirección en 2013. El cargo era en principio por dos años pero, ante las sucesivas evaluaciones, se fue renovando. La pandemia provocó que le pidieran que continuara un año más, y luego el nuevo gobierno departamental extendió el pedido.

“No me queda nada. Me voy a quedar a hacer esta obra ya que es una gran experiencia, además, como arquitecta, el arreglo de un edificio histórico”, dijo Bausero, quien aprovechando sus conocimientos profesionales se encargó personalmente de elaborar el anteproyecto que resultó ganador, en base al informe que años atrás había solicitado al arquitecto Daniel de León sobre el estado de deterioro de las fachadas. “Lo armé yo misma sin meterme en el área de los arquitectos de la IM. Mi idea es trabajar en conjunto con ese equipo”, adelantó.

Acervo y proyectos

La encargada de negocios de la Embajada de Estados Unidos, Jennifer Savage, recordó que la casa quinta, “un edificio emblemático donado a la ciudad en 1929”, es desde 1975 monumento histórico nacional. “Sin embargo, el hermoso edificio del Museo Blanes ya no es un lugar seguro; ahora representa una amenaza para las obras que buscaba proteger: hay riesgos de goteras, de caídas de revoque y de desplazamientos por problemas en los cimientos y paredes agrietadas”.

La diplomática relató que ella mismo creció en una casa construida en 1791 y que junto a sus padres le efectuaron reformas continuamente, que así aprendieron sobre cimientos, impermeabilización e instalaciones, y que entonces se inició una fascinación personal con las restauraciones. “Ojalá pudiera ensuciarme las manos y hacerle arreglos al edificio del museo”, agregó.

Tanto la directora de Cultura de la IM como la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, agradecieron a Bausero que haya permanecido en el cargo y que haya sumado actividades culturales al museo. Cosse recalcó la política de relaciones internacionales que la IM mantiene desde hace 30 años y agradeció a Estados Unidos por este programa de cooperación. Subrayó la importancia de haber postulado y ganado este premio promovido por el gobierno de aquel país, aseguró que será bien utilizado y que tendrá consecuencias en toda la ciudad. Cosse también se refirió a otras intervenciones en el museo y no descartó la implementación de una cafetería en el patio.

Cuando comiencen las obras de restauración –que según estimó Bausero demandarán dos años– el ingreso al terreno se hará como siempre por la avenida Millán, aunque el acceso al museo será por una entrada posterior. Ahora comienza un proceso de licitaciones de empresas constructoras especializadas en inmuebles patrimoniales y hay que diseñar el proyecto ejecutivo, que incluye, en el caso de la terraza, desmontar el techo a la porteña, compuesto por vigas de madera, ladrillo y argamasa, para luego volver a montarlo. Los daños mayores corresponden a la estructura portante, como resultado de las vibraciones causadas por el ingreso de autos al predio, antes permitido.

En el tiempo que Bausero lleva al frente del Museo Blanes, aparte de prohibir el estacionamiento, fueron atendidas varias necesidades edilicias: las claraboyas de las dos salas principales, que estaban negras y ahora desaguan adecuadamente, fueron actualizadas con filtros de rayos infrarrojos y ultravioletas, que permiten recuperar la iluminación natural adecuada a un museo; se hicieron además reservas nuevas en el subsuelo, recuperando espacio. Se trata de depósitos, de distintas dimensiones, para escultura, para obra grande, para arte contemporáneo y para archivos de artista. Cuentan con inyección de aire exterior filtrado (para que no ingrese polvo), aire acondicionado y deshumidificadores.

En cuanto al estado del acervo del museo, el pendiente que esta vez no accedió al fondo, Bausero señaló que “la colección de [Pedro] Figari no está mal, pero habría que ir pensando en intervenir”, y se refirió a las obras de gran tamaño, que son costosas de restaurar, como se hizo con El juramento de los 33 orientales, de Juan Manuel Blanes, años atrás.

“Son 4.500 piezas, o sea que hay obra para restaurar”, dijo Bausero, y contó que actualmente dos restauradores del museo están haciendo su trabajo a la vista del público en la galería que conduce a la sala Blanes, que por tener mosaico en lugar de madera es más práctica para esa tarea. “Me parece sumamente didáctica, formativa”, agregó sobre esta actividad, que probablemente continúe en un espacio fijo.

Bausero dijo que además de las exposiciones previstas para este segundo semestre, entre ellas una sobre desaparecidos y un remontaje de una muestra de Ricardo Pascale, el cronograma 2022 pretende retomar el ritmo de inauguraciones cada dos meses.