Mens sana in corpore sano. Cuando el poeta romano Décimo Junio Juvenal escribió esta frase entre los siglos I y II después de Cristo, el contexto era una sociedad que le daba gran valor a la formación integral del intelecto y del físico de cada individuo en virtud del desarrollo.

Varios siglos más tarde, ¿es posible sostener que un cuerpo ejercitado permite tener una mente más sana? Diversos estudios vinculan al ejercicio con la mejora de capacidades cognitivas como la memoria y con la reducción de los riesgos de desarrollar patologías como la demencia o el Alzheimer. Por ejemplo, un estudio que aborda la relación entre la actividad física y el ejercicio sobre el volumen de materia gris concluye que “los niveles más altos de aptitud cardiorrespiratoria se asocian rutinariamente con un mayor volumen de materia gris en la corteza prefrontal y el hipocampo”. Otro artículo, publicado en la revista Brain Plasticity, afirma que el ejercicio “mejora la neuroplasticidad y retrasa la enfermedad de Alzheimer”.

¿Qué es lo que sucede en el cerebro cuando hacemos ejercicio? Primero, es importante comprender que no da igual la intensidad del entrenamiento al momento de analizar los efectos a nivel cognitivo. Como explicó a la diaria el preparador físico argentino Claudio Galasso, “con una caminata lenta no se obtienen los mismos beneficios a nivel cerebral que cuando alcanzamos una intensidad que permite una elevación del metabolismo”.

En el último caso, “se activan procesos musculares que generan una serie de compuestos químicos como el ácido láctico, que se suele relacionar con la fatiga. Esta sustancia se transforma en una sal (lactato) que es detectada por el cerebro como un indicador de que algo está pasando en tu cuerpo”, agregó el consultado. En efecto, un análisis de 2019 realizado en ratones advirtió que la memoria de esos animales mejoró con el ejercicio y que esto se debía a la liberación de lactato.

Sucede que el lactato generado por el ejercicio es metabolizado por las neuronas y favorece al factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés). Se trata de una proteína que estimula la producción de nuevas células cerebrales y potencia el aprendizaje y la memoria.

¿El cerebro de las personas activas funciona distinto que el de las sedentarias? Un estudio de 2010, realizado sobre una población de 49 niños de nueve y diez años, mostró que quienes contaban con una mejor condición física (asociada al entrenamiento aeróbico) presentaban un hipocampo 10% mayor y tuvieron mejor rendimiento en pruebas de memoria.

Por otro lado, un análisis realizado sobre más de 400 adolescentes halló que “la aptitud cardiorrespiratoria, la fuerza muscular y la flexibilidad se asociaron positivamente con el rendimiento académico”.

Reprogramación

Así como el cerebro puede ser favorecido por los efectos del ejercicio físico, el rendimiento deportivo puede potenciarse mediante el entrenamiento de la mente. Así lo entiende Galasso, quien desde hace más de diez años incorpora las neurociencias aplicadas en la preparación de atletas de alto rendimiento, principalmente del ámbito del tenis.

Con tres décadas de trayectoria como entrenador, Galasso explicó: “Toda transformación, toma de decisión, conducta humana -desde leer hasta moverse-, está determinada previamente por procesos y estados mentales en el cerebro, que es un órgano de aprendizaje. Pegarle mejor o peor a la pelota tiene que ver con un proceso de aprendizaje previo. Y entrenar también es reeducarse”.

Un deportista puede quedarse paralizado ante el miedo. Lo que abordan las neurociencias aplicadas, según señaló Galasso, son los procesos cognitivos y lo que precede a una acción motriz que lleva a ese atleta a enfrentarse a una situación estresante. Allí intervienen también disciplinas como la psicología cognitiva.

Cuando un futbolista reconocido a nivel mundial escupe antes de salir a la cancha, o cuando un tenista profesional sacude la cabeza antes de comenzar un partido, no es casualidad. Galasso explicó que estos son ritos pensados que llevan al deportista a un lugar que le da paz y confianza. “Está estudiado que repetir palabras en positivo aumenta la posibilidad de éxito y cuando vas a patear un penal, tenés que sentir que sos el mejor, además de que tenés que tener un plan”, afirmó el también coordinador académico de la Diplomatura en Neurociencias del deporte de la Universidad del Gran Rosario, en Argentina.

En contrapartida, cuando a una persona desde la niñez se la educa a partir de los no -no hagas esto, no hagas aquello-, sin un porqué que justifique esa indicación, “le queda un sentido de la negación, que es demasiado trascendente y a futuro la puede llevar al bloqueo”, agregó Galasso. Por eso, uno de los desafíos de las neurociencias aplicadas al deporte puede ser intentar cambiar el chip de quien está seteado para la negación.

“Las investigaciones realizadas desde las neurociencias indican que cuando te empieza a ir mal, tu cerebro entra en una vorágine de que te va a ir peor y tu cabeza imagina el peor escenario. Esto se da por cuestiones de supervivencia, para que vos te retraigas y vuelvas a la caverna”, agregó el docente.

Hay zonas del cerebro que se encienden y se relacionan con los miedos y las inseguridades con la que batallan incluso los mejores deportistas del mundo. Por eso, el preparador físico defendió el valor de la educación emocional en todos los niveles: “Consiste en entender que todo ser humano tiene emociones y que van a aparecer sí o sí, porque son mecanismos de defensa para la supervivencia; lo que tenemos que hacer es aprender a gestionarlos”.

Desde el punto de vista de las neurociencias aplicadas al ejercicio, Galasso considera fundamental que, en paralelo con el entrenamiento de las aptitudes físicas, se ejerciten capacidades mentales asociadas a mejorar la resistencia al dolor, tolerar la frustración, saber abordar el éxito y los malos momentos, y aumentar la capacidad de resiliencia. En ese sentido, el preparador físico indicó que en deportes individuales como el tenis y el golf se apunta cada vez más a desarrollar este tipo de aptitudes desde edades tempranas.

Por otro lado, Galasso contó que en Argentina hay gimnasios que apuntan al entrenamiento integral de las habilidades físicas y cognitivas, sobre todo para adultos mayores. Entonces, por ejemplo, mientras la persona descansa después de realizar una serie de determinado ejercicio, se le da un sudoku para que intente resolverlo durante ese tiempo.

Las neurociencias permiten reforzar la preparación física de quien se ejercita y comprender el vínculo que se da entre el cerebro y las capacidades motrices del atleta.

Encontrar el sentido

¿Qué sucede con aquellas personas que no hacen ejercicio? ¿Es posible encontrar en las neurociencias estrategias para adherir a un plan de entrenamiento? Sí y no. Lo que explicó Galasso es que, a priori, comenzar a hacer ejercicio cuando no tenés un contexto favorable o una historia familiar vinculada a la actividad física no es sencillo, y desde las neurociencias no existe una fórmula mágica para adquirir ese hábito.

De todas formas, desde el aprendizaje y el entendimiento es posible darles sentido a nuestras acciones y aplicarlas con mayor motivación. Es decir, si lográs comenzar a entrenar y a partir de ahí aprendés a ejecutar de forma correcta cada ejercicio, con el tiempo vas a ver resultados y podrás encontrarle un sentido que te permita continuar.

A su vez, Galasso entiende que los entrenadores tienen un rol clave en esa dinámica. Y son quienes deben hacerles notar a sus alumnos cuánto progresaron. “Después de una clase o un entrenamiento, es importante que el profesor te deje reflexionando y que te destaque lo que hiciste bien durante esa sesión y te diga cómo estás logrando objetivos que antes no te hubieras imaginado cumplir. Cuando vos lograste un cambio, es importante que alguien te ayude a pensar dónde estabas hace seis meses”, ejemplificó.

Galasso contó que tiene alumnos que empezaron a jugar a los 40 años al tenis y que, aunque le dicen que nunca van a poder ser “los mejores”, siempre podrán ser una mejor versión de sí mismos. “En definitiva, tu pelea siempre es con vos: intentar ser mejor y dar tu mejor potencial”, expresó.