Trivial Momo

Existe la información importante e indispensable. Y también están los datos que nuestras cabecitas retienen para en un futuro ganar un millón de dólares en un programa de entretenimientos, o rellenar algún silencio incómodo. Durante el carnaval, el consumo voraz de nombres, estadísticas y detalles murgueros aumenta, así que aquí decidimos contribuir con una dosis de cuatro curiosidades. La quinta te cambiará la vida.

1. No culpes a la lluvia

El cielo(en su acepción metereológica) se está portando bien. En lo que va del Carnaval 2018 nadie tuvo que tomarse el día en el laburo, pedirle a su suegro que le cuidara los pibes y ser maquillado durante horas para que luego unas gotitas de mierda cambiaran todos los planes. Lo único que pasó hasta el momento fue que la segunda etapa del concurso oficial tuvo que correrse un día porque se suspendió la segunda jornada de las Llamadas por probabilidad de tormenta. Al final ese viernes 9 de febrero llovió unos minutos, por lo cual sólo se cancelaron unos pocos tablados. En 2014 las cosas fueron bastante distintas: el desfile inaugural tuvo que ser postergado en dos oportunidades y recién el 17 de febrero arrancaba la segunda etapa del concurso, luego de que fueran suspendidas por mal tiempo siete fechas en el Teatro de Verano, hecho que reavivó la discusión sobre la claustrofóbica idea de techar el Ramón Collazo.

2. Bancarse ser segundos también es ser campeón

Es de público conocimiento que La Gaditana que Se Va fue la primera ganadora del concurso allá por 1910 y que Patos Cabreros es la murga que más primeros premios tiene. Pero nadie recuerda nunca a los vicecampeones, esos que hicieron infinitas cuentas la noche de los fallos para finalmente descubrir, ya borrachos y flagelados por la luz solar, que no ganaron porque alguien desafinó o se quedó unos segundos extra arriba del escenario. Curtidores de Hongos parece tener una obsesión con el numero dos. No sólo es la segunda murga con más primeros premios en la historia (12, tres menos que los Patos), sino que además es la segunda murga con más segundos premios en los últimos 25 años: Los Diablos Verdes tienen cinco (2000, 2002, 2004, 2009 y 2013) y los Curtis cuatro (1994, 2006, 2008 y 2012).

3. Esto lo escuché antes

En todos los carnavales hay temas recurrentes, además de chistes repetidos (¿queda alguno para hacer sobre Sendic o Masterchef?). Las murgas de 2018 están marcadas por los debates agitados desde el feminismo, lo que llevó a los letristas a jugar con la idea de lo políticamente correcto. Quizá por eso varias mencionaron la adrenalina que se siente cuando dudamos de si sacar o no el facho o incorrecto que llevamos dentro (La Línea Maginot lo saca de forma muy creíble). No es un año especialmente político-partidario, aunque no falta quien juegue con el elenco de gobierno (La Bohemia, La Gran Muñeca), o alerte sobre los peligros de Macri y el retorno de la derecha en el continente (Patos Cabreros). El vacío político se llena con otros temas, algunos ya desgastados, como nuestra relación con Whatsapp y Facebook, otros un poco más interesantes, como la niñez (Doña Bastarda, La Trasnochada), o el carácter inocuo de nuestras pequeñas revoluciones personales (Metele que son Pasteles, La Mojigata, Cayó la Cabra). Hay temas que generan consenso, como aquellos rebencazos a un peón de estancia, y otros sobre los cuales la crítica resulta confusa, como la inclusión financiera (algunas murgas están enojadas con el fortalecimiento de los bancos, mientras que otras se pusieron medio libertarian y piden menos ojo del Estado sobre nuestros pesitos). Lo que nunca puede faltar es el homenaje a los fallecidos durante el año, así que el repertorio murguero bulle de referencias a Viglietti (Falta y Resto le dedica la retirada) y al Dios Verde Carlos Modernell, celebrado como nadie por La Trasnochada.

4. Y será hasta que ustedes lo dispongan

Adiós, se va la murga como un pájaro por las callecitas a buscar una quimera en la sonrisa de un niño bajo la noche estrellada con sueños de febrero tras la luna arrabalera que ilumina y promete regresar en un nuevo amanecer. No es fácil cantar una retirada sin caer en lugares comunes y palabras que de tan (ab)usadas pierden su significado. Más difícil es resistir la tentación de que la última palabra del espectáculo, esa que llega justo antes de que los murguistas se saquen el sombrero y se queden en silencio mirando al público con cara de circunstancia y gotas de sudor, sea siempre la misma.

Este año, sin embargo, ganó la originalidad. Tres conjuntos optaron por culminar sus actuaciones con otras palabras agudas y con “a”: Falta y Resto eligió “volverá”, La Línea Maginot “se va” y Araca la Cana “encontrar”. Cinco prefirieron cantar su última palabra con “o”: La Mojigata optó por “canción”, La Bohemia por “amor”, La Clave repitió “adiós”, La Margarita te agradeció a “vos” y La venganza de los Utileros dijo que la murga es su refugio “sanador”. Las dos más arriesgadas fueron Metele que son Pasteles, que prescinde de las vocales abiertas y termina su espectáculo con “feliz”, y La Trasnochada que se inclina por una palabra acentuada en la penúltima sílaba: “barrio”. Las siete murgas restantes, sí, adivinaron, terminan cantando “Carnavaaaaaaaaaal”.