“Mientras la compositora avanza un casillero, la intérprete avanza 50, porque siento que puedo cantar cualquier cosa, porque tengo el derecho como cantante popular”, había dicho Laura Canoura en una entrevista con la diaria hace pocos meses. Y una formidable manera de comprobar esa afirmación es escuchando el último lanzamiento discográfico de la cantante: 40 años en vivo.
Como su nombre lo indica, se trata de un disco ‒editado en formato físico y en Spotify por Montevideo Music Group‒ que recoge el concierto que Canoura dio el 16 de octubre de 2019 en el Auditorio del Sodre para festejar sus cuatro décadas de carrera. En el espectáculo estuvo acompañada por los músicos Andrés Bedó (piano, acordeón y coros), Andrés Pigatto (contrabajo y bajo eléctrico), Pablo Pelao Meneses (batería y coros), Matías Romero (guitarras y coros) y las cuerdas del Cuarteto Aramís, además de varios invitados especiales ‒entre los que se destaca Malena Muyala, que acompaña a Canoura en dos temas‒.
La mayoría de las 16 canciones que integran los 65 minutos del disco ‒12, más precisamente‒ no fueron compuestas por Canoura, por lo que despliega a sus anchas las aptitudes de la intérprete, haciendo gala de que puede cantar cualquier cosa. Aunque, claro, el repertorio está lejos de ser “cualquier cosa” y Canoura logra apoderarse de él de manera natural, se trate de canciones que interpreta desde hace décadas o desde anteayer. El disco no podía abrir con otra que no fuera de Rumbo, el primer grupo que integró. La canción elegida fue “Lugar de mí”, compuesta por Mauricio Ubal, que apareció en el segundo disco de Rumbo, Sosteniendo la pared (1982), y demuestra de primera que la voz de Canoura sigue intacta.
La tercera del álbum es una de las que más valen la pena destacar, ya que se trata de “Mincho Bar”, himno tardío de Buitres, del álbum Mientras (2003), porque abre mucho más el abanico de estilos del repertorio. De todas maneras, si bien no deja de ser una canción de una banda de rock hecha y derecha, ya la original tiene una estructura armónica ‒con una bajadita a acorde menor‒ y una melodía que se prestan para “suavizarla” y encararla en un formato más tranquilo.
La versión de Canoura es una balada bien pianera, más lenta que la original, y así la cantante aprovecha para dotar de expresividad a cada palabra, estirando alguna que otra vocal, nostalgiando la melodía. “Después... / qué importa del después, / si aquí están mis labios que no sienten”. Entre los arreglos agregados hay un prolijo solo de guitarra que le da aires de power ballad, con unos armónicos finales que dan paso a unos últimos versos casi a capela, que Canoura parece sentir como nunca. O como siempre.
Tangos, Las Tres y El Darno
Una canción que tiene varias versiones y muy buenas es “Andenes”, compuesta por Estela Magnone, que apareció por primera vez en el disco que grabó junto con Jaime Roos, Mujer de sal junto a un hombre vuelto carbón (1985). En 1989 la canción abrió el álbum homónimo de Las Tres, grupo que integraron Canoura, Magnone y Flavia Ripa. La versión del concierto de los 40 años tiene el famoso leitmotiv de acordes repetitivos, pero en vez de estar a cargo de un teclado o sintetizador lo hace la guitarra, y con nada menos que Magnone y Ripa como invitadas. La abordan con un enfoque bastante similar a aquella grabada por Las Tres, como si jugaran de memoria, incluso 30 años después.
Entre los compositores elegidos para interpretar se destaca Eduardo Darnauchans, del que Canoura seleccionó dos canciones: “Flash” y “Como los desconsolados”, que es uno de los puntos altos del disco desde que ataca la primera media nota. Por momentos logra lo que incluso parecía imposible: dotar de más melancolía a la canción ‒quizás no sea sólo por la interpretación vocal, sino también por la yunta con el piano, un instrumento que no hay en la original de Darnauchans‒.
En estos 40 años Canoura supo cultivar bastante y muy bien a la intérprete de tango. Vale recordar el álbum en vivo Locas pasiones, junto al piano de Hugo Fattoruso, grabado en el Teatro Solís y editado en 1994 ‒un espectáculo que volvieron a hacer 20 años después en el mismo recinto‒. “No debí pensar jamás / en lograr tu corazón, / y sin embargo te busqué / hasta que un día te encontré, / y con mis besos te aturdí, / sin importarme que eras buena. / Tu ilusión fue de cristal, / se rompió cuando partí, / pues nunca, nunca más volví / ¡Qué amarga fue tu pena!”. Es la primera estrofa de “Gricel”, tangazo con música de Mariano Mores y letra de José María Contursi, compuesto en 1942. Y de Contursi también es “Como dos extraños”, que demuestra que a la cantante y a su banda el género del 2x4 no les resulta para nada extraño.
Canoura se da el lujo de dejar afuera canciones emblemáticas que contaron con su voz, empezando por “Detrás del miedo” ‒de la que no es sólo la intérprete, sino también la autora, porque que compuso la canción junto con Fernando Cabrera‒, pero es parte de la gracia de este recorrido por su carrera: eludir lo muy obvio y quedarse con ganas de más.
40 años en vivo, de Laura Canoura. Montevideo Music Group, 2020. Disponible en plataformas.