A mitad de las vacaciones de invierno viene bien un panorama de posibilidades en el universo de los libros para niños y adolescentes. Y qué mejor, para ofrecer un abanico, que invitar a tres personas vinculadas a la literatura infantil y juvenil (LIJ) desde diversos lugares para que nos ayuden a elegir.

Maite González Vallejo

Es maestra y dirige los clubes de lectura de niños y adolescentes del Centro Cultural de España, lugar desde el que hace promoción de la lectura. Integra el colectivo Migas de Papel y es una entusiasta divulgadora de la LIJ.

“Recomendar libros LIJ es algo que me apasiona y disfruto enormemente, pero debo reconocer que por momentos la selección no es tarea sencilla. Entran en juego muchos aspectos: vivencias, recuerdos, mis años de docencia, el camino de la mediación, los clubes de lectura, entre otras cosas. Decidí traer a la memoria algunos momentos compartidos entre niños y adolescentes”, dice.

» El primer libro que recomiendo es El club de las uruguayas fantásticas, de Verónica Lecomte y publicado por Loqueleo Santillana. Mezclando realidad y fantasía, la autora nos invita a conocer la vida de 15 mujeres reales, uruguayas y relevantes que han marcado de una u otra forma la historia de nuestro país.

Valoro mucho la cocina de esta novela. Hay mucho tiempo, dedicación e investigación previa, que Verónica recopila con amor y respeto. Tuve además la oportunidad de conversar largo y tendido con la autora sobre este proyecto, y me resultó una experiencia sumamente enriquecedora. Es un libro que me llevó a reflexionar sobre la importancia de nuestro legado, el valor de la familia, la necesidad de animarnos, perseguir sueños y ser escuchados.

Olivia, el personaje principal, crece y se transforma. Vence miedos e inseguridades. Me parece interesante lo que la historia logra en los lectores. Por momentos somos, sin darnos cuenta, los protagonistas. Acompañamos a esas mujeres, vivimos y sentimos con ellas.

Foto del artículo 'Un frío de leer al lado de la estufa'

» Otro recomendado es Sucedió en colores, de la argentina Liliana Bodoc, publicado por Penguin Random House. Admiro y respeto la sensibilidad de la autora; su fuerza narrativa es inconfundible. Este libro cobra sentido para mí porque fue uno de los primeros que compartí en un club de lectura infantil. A través de Liliana pude evidenciar la riqueza de colectivizar las lecturas, respetar los diversos puntos de vista y todo lo que los adultos tenemos para aprender de niños y jóvenes.

Cinco cuentos breves. Cada uno lleva el nombre de un color asociado: rojo, verde, amarillo, blanco y negro. En ellos existe poética y sutileza; las emociones que van surgiendo de su lectura, de forma misteriosa, se unen con los colores seleccionados por ella. Una bruja, el diablo, un lobo, el abuelo esquimal, el emperador y el deshollinador son algunos de los personajes que con gran fantasía navegan entre tonos y matices. Es una invitación a pensar en los recuerdos y en los colores que ellos toman de acuerdo a nuestras vivencias. Parecen historias previsibles, pero no lo son. Al leerlos no dejamos de sorprendernos ni de jugar con nuestra imaginación en ningún momento.

Foto del artículo 'Un frío de leer al lado de la estufa'

» Por último, un libro álbum: valoro inmensamente la belleza que esconden. Son verdaderas obras de arte en que la imagen y el texto se complementan y están en permanente diálogo. Cartas en el bosque, de Susanna Isern y Daniel Montero Galán, por Cuento de Luz ediciones, es un canto a la amistad y a la necesidad de ser y estar con otros.

La historia relata la vida de un cartero solitario que lleva y trae cartas a varios animales del bosque. Un buen día, un secreto cambia por completo la situación y el lector logra conocer a este silencioso personaje en profundidad. Las ilustraciones poseen gran armonía y enriquecen, sin duda alguna, la experiencia lectora. Que los personajes se comuniquen mediante cartas le aporta a la historia un toque especial. Rescato el valor de lo escrito, el tiempo y la espera, así como la importancia de fortalecer los vínculos y las relaciones.

Es un cuento que disfruto mucho de leer con niños. Siempre encuentro nuevos elementos que van potenciando la riqueza del relato. Cartas en el bosque engloba valores significativos. Está lleno de emoción y de calidez. Nos invita a repensarnos, a empatizar y a descubrir lo simple en cada cosa que hacemos.

Gabriela Mirza

Su camino con los libros para niños es extenso: Gabriela Mirza estuvo con las bebetecas en la Biblioteca Nacional, es autora de varios títulos (Tomasa, 2012, premio Sigmar Mosca; Javier, Juan y yo, 2014; Las cinco cuadras, Premio Nacional de Literatura 2019, editado por Amanuense en ebook; Pompas, editado por Amanuense en ebook) y, junto con Santiago da Rosa, explora en los vínculos entre libros y música en El Sonido de los Libros, además de llevar adelante una pequeña pero nutrida biblioteca especializada en LIJ en Los Pinos, Colonia.

“Para ignorar los recovecos de mi pensamiento del orden de ¡qué difícil recomendar libros, en especial a lectores desconocidos!, uso de referencia las lecturas con mis hijas. ‘¡Qué viva!’, dirán, pero sí, ¡qué alivio!”, avisa.

Foto del artículo 'Un frío de leer al lado de la estufa'

» Un libro que compramos hace muy poco ha generado un gran impacto. Es Mi lazarilla, mi capitán, con texto de Gonzalo Moure e ilustraciones de María Girón, de la editorial Kalandraka. Hace tiempo que sigo el trabajo de Moure; Lili, libertad y El síndrome de Mozart están entre mis preferidos. Nos encontramos con el amor entre un padre y una hija, con un hombre ciego y con una niña con baja visión, con una realidad imaginada desde los sonidos. Nos encontramos con un mundo medido en pasos hasta llegar a la vereda. “No ve las cosas, pero ve mucho más que yo, que nadie en el mundo”, dice la niña. Una y otra vez leemos esta frase y mi hija pregunta “cómo”, y yo contesto que no sé porque sólo puedo intuir esa realidad, y otra vez pregunta, y otra vez la leemos y ensayamos respuestas, acercamientos inexpertos. El tacto entre sus manos es ancla de sentidos, de pertenencia para ambos. El mundo se constata propio desde esas manos que guían y sostienen. A pura emoción, el texto y las ilustraciones son un deleite. Un libro para compartir abrazados o, claro, de la mano.

Foto del artículo 'Un frío de leer al lado de la estufa'

» Otro de nuestros más leídos es Alejo, de Paula Frankel, de la editorial Amanuense. Un desparpajo de libro, en el que ilustración y texto se alinean a favor de Alejo. El protagonista cumple el sueño que sé que muchos tuvimos de chicos: elegir todos los juguetes que quieras de una juguetería. Recuerdo cómo me quedaba horas en Los Reyes Magos midiendo el mejor recorrido por si sucedía el milagro de ganar. Alejo sí gana, y elige sin restricciones. Creo que la combinación de un personaje con suerte, que disfruta de su premio sin medir ninguna molestia ocasionada, ni a su familia ni a sus vecinos, logra esta maravilla atrevida. Un libro ruidoso para infancias escandalosas: ¡el paraíso!

Foto del artículo 'Un frío de leer al lado de la estufa'

» El último libro de esta serie es una novela muy querida en casa: El libro salvaje, de Juan Villoro, editado por Fondo de Cultura Económica. Una novela que leímos con voracidad, donde casualmente también aparece el tema de la visión, una biblioteca entera de libros escritos en braille. Es una lectura de largo aliento, de esas que te atrapan y te dejan esperando volver. Los condimentos aparecen puestos en sus medidas justas: vínculos familiares, aventura, romance y, nuestro preferido, una casa/biblioteca muy extraña. Dos manos que se guían, el desparpajo de la infancia y una casa/biblioteca: un trío prometedor de lecturas. ¡Adelante!

Alfredo Soderguit

De trayectoria extensa y proficua en la LIJ, es difícil resumir en un par de líneas el trabajo de Alfredo Soderguit. Ilustró la novela Anina Yatay Salas (Sergio López Suárez, 2003) y después dirigió la película animada Anina (2013). En esta selección caprichosa destaco la ilustración del poemario Mirá vos, de Fabio Guerra (aquel libro doble que si se empieza al revés es 21 poemas raritos, de Fernando González ilustrado por Sebastián Santana; Alfaguara, 2006) y un par de los más recientes, ya en plan autor integral: Soy un animal (Libros del Zorro Rojo, 2018) y Carpinchos (Ekaré, 2019).

Foto del artículo 'Un frío de leer al lado de la estufa'

» Cuando mi hija Amelia tenía cuatro años su madrina y padrino le regalaron el libro álbum Olivia en Venecia, escrito e ilustrado por el estadounidense Ian Falconer, editado en español por el Fondo de Cultura Económica. Olivia y su familia son cerdos completamente humanizados y ella es una niña (cerdita) insoportablemente apasionada, singular y atrevida, amante del arte clásico y las ropas elegantes, capaz de provocar el derrumbe de la torre de la plaza de San Marcos por su deseo incontenible de llevarse un recuerdo de la fascinante Venecia. A partir de ese momento comenzamos a coleccionar otros títulos de Olivia; todos son recomendables. Hoy Amelia tiene ocho años, esos libros siguen estando entre sus favoritos, conoce las historias de memoria y se ríe con entusiasmo cada vez que los lee.

Foto del artículo 'Un frío de leer al lado de la estufa'

» Hace algunos años me crucé con la novela El diario ínfimo de Nicolás, escrita por el uruguayo Horacio Cavallo. Conocía algo del trabajo de Horacio como poeta y varios de sus cuentos infantiles, pero nunca había leído una novela juvenil suya. El diario ínfimo de Nicolás es una aventura tan fantasiosa como introspectiva y tan costumbrista como extravagante. Es una de esas historias en las que el lector llega a conocer íntimamente al personaje y así vivir con intensidad sus emociones, algo parecido a lo que me sucedió hace años cuando leí por primera vez Anina Yatay Salas, de Sergio López Suárez.

Foto del artículo 'Un frío de leer al lado de la estufa'

» Abajo es el nuevo libro álbum escrito, ilustrado y diseñado por el uruguayo Sebastián Santana, publicado recientemente por Caligrafix en Chile. Directo, removedor a la vez que finamente realizado, como todas las obras de Santana, diseño, ilustración y texto son de cuidadosa factura y forman parte de una narrativa sólida que expresa una idea concreta. Abajo resume y caricaturiza, con una buena dosis de humor negro, una mirada sobre el sistema de explotación y privilegios.