Dillom se une a la llamada por Zoom de la entrevista con la diaria el mismo día en que se pusieron a la venta las entradas para los shows que va a dar en México en setiembre. La venta de entradas siempre supone una complicación; los fans se quejan -sin importar el país- porque las páginas no funcionan o se saturan y hay gente que no puede comprar. Entre risas, dice que debe tener una “maldición”.
Pero esta “maldición” está vinculada a algo positivo, y es que en cuestión de seis años, desde que lanzó su primera canción, “Drippin”, Dylan Masa creció de forma exponencial y pasó del rap a hacer un género que ya se puede definir gracias a un sonido propio, que le permitió llegar adonde está hoy y consolidarse como uno de los grandes referentes de la escena alternativa de Argentina. El mismo día de la entrevista recibió la noticia de que su segundo álbum, Por cesárea, estaba entre los diez más escuchados de Argentina.
Sin embargo, a pesar de haber llegado a esta posición en cuestión de tres meses, de haber llenado dos Luna Park y de haberse presentado en el Primavera Sound de Barcelona, dice que todavía sigue en el “limbo” entre el mainstream y el under y que se siente un “colado” en el ecosistema comercial. “Hago música un poco más alternativa, distinta a lo que suele figurar en las listas de los top 10, entonces considero que para la deformidad que yo hago, que tampoco estoy haciendo sonidos ambient de cuatro horas, y las temáticas fuertes que trata [el disco], a veces digo ‘¿qué mierda hago yo acá?’”. De todos modos, se siente “muy agradecido”.
Aunque suene obvio, agotar fechas y llenar lugares cada vez más grandes es posible porque son más quienes aprecian su música y quieren verlo en vivo. Dillom les corresponde: dice que está “manija” y “entusiasmado” de tocar en Uruguay. “Cada vez somos más gente allá, entonces cada vez también se va poniendo más lindo”, anota. Se refiere a la cita del viernes 16 en Sitio, un centro de espectáculos en el Velódromo Municipal de Montevideo.
Hasta ahora, no había podido traer a Montevideo todo lo que ofrecía en los shows que da en Buenos Aires cuando presentaba su disco anterior, Post mortem. En cambio, este año, él y su equipo están pensando en “trasladar ciertos elementos de la estructura” porque quieren que el recital “tenga un poco más de detalle para transmitir la experiencia que se vive en Buenos Aires y poder llevarla itinerantemente por ahí”, explica.
El segundo álbum implicó “un riesgo”
Desde componer y producir un álbum sobre un personaje que comete un femicidio hasta no sacar sencillos y largarlo con tres días de antelación, todo supone un riesgo para este artista. Antes de publicar Por cesárea, él y su equipo se cuestionaron si estaban seguros de salir así, pero ahora, “con el diario del lunes”, dice que hubiera hecho lo mismo: “Es más divertido tomando riesgos; si vas a lo seguro te puede salir bien, pero es menos divertido”.
El disco conceptual de 12 canciones cuenta la historia de un tipo con un trauma familiar y con malas decisiones que lo llevan a matar a su novia. En “Muñecas”, Dillom se mete en la cabeza de un femicida, y el resultado es una canción difícil de escuchar, tal como lo era “Kim”, de Eminem, un tema que, en los hechos, le ayudó a escribir la letra. “Cuando escuché ese tema por primera vez no podía creer que alguien haya hecho esto; es un tema horrible, difícil de escuchar, pero como músico y como cantante lo aprecio mucho porque escucho la interpretación y la forma de contar la historia, y para mí es una obra de arte”, dice, aunque considera que es “bastante cuestionable”, y que el “exceso” en la canción “fue ponerle el nombre de la mujer”, y que “eso está un poco de más”. En “Kim”, el estadounidense fantaseaba con matar a su esposa.
Por tomar el riesgo de querer contar este tipo de historia, Dillom creyó que lo iban a cancelar, pero fue “todo lo contrario”. “No sé si será buen timing, por el contexto histórico, quizás si este álbum salía hace tres años hubiese sido otra cosa, pero, la verdad, yo pensaba que me iban a cancelar mucho más”.
Dillom ha protagonizado varios episodios en los que la opinión pública lo destrozó. La primera y la más obvia fue cuando el productor argentino Bizarrap publicó la sesión #9, que hasta hoy es la que tiene mayor cantidad de “no me gusta” en Youtube. En el video, los primeros planos muestran una definición del apodo del artista: “Ser disruptivo considerado responsable de la última ola de pandemonio moral del trap argentino”. Lo que en ese momento le valió un montón de críticas, por el lenguaje que utilizaba y por cómo desafiaba los límites de lo que está bien y lo que está mal, terminó definiendo gran parte de su esencia.
Por cesárea implicó que escuchara “más música que nunca en su vida”, según contó. Depeche Mode, B-52’s, The Stooges, soul, jazz fueron algunas de las influencias que buscó para el disco, mezcladas con sus “referencias de siempre”, esas que lo han “moldeado” y lo inspiran como Kanye West, Tyler the Creator, el ya mencionado Eminem y los Ramones; la banda neoyorquina tiene “un gen muy fuerte” para él a la hora de escribir y hacer melodías. Además, el interludio “Mentiras piadosas”, interpretado por Broke Carrey, su amigo y compañero del grupo RIP Gang, tiene influencias del soul y del jazz.
Las colaboraciones del disco son cuatro: la ya mencionada, “La novia de mi amigo”, que incluye la voz del emergente cantante argentino Juan López, Andrés Calamaro en “Mi peor enemigo”, y la multifacética Lali Espósito en “La carie”.
La única colaboración “pensada” fue la de Calamaro, según recordó, porque quería que estuviera “de una forma u otra”. Las demás se hicieron en función de lo que le “pedía cada momento”. En “La carie” pensó que “estaría buenísimo” un estribillo de una voz femenina, así que buscaron un sample y encontraron la canción de María Elena Walsh, “Plegaria desvelada”, que es lo que canta Lali.
En un principio, según dijo, la letra de “Mentiras piadosas” era de Broke Carrey y Dillom la empezó a probar. Por eso no estaba seguro en el momento de si a él mismo le iba a quedar bien. “Le dije: ‘a ver, cantalo’, y lo cantó él, le quedó bien y dije listo, que quede la voz de él”, recuerda.
“Yo quería que todos los elementos fueran en función del disco, su historia y la narración, no por una cuestión de nombres o de ego de ponerme yo adelante y decir esto lo tengo que cantar yo porque es mi disco”, dice.
“Me gusta que me amen o me odien”
En su canción “Drippin”, publicada en 2018, Dillom rapeaba “yo no soy rockstar, yo soy medio punky”. Y es cierto que se lo ha vinculado con una actitud punk, aunque no cultive específicamente ese género. En todo caso, el argentino explica que cada vez que va a algún lugar a tocar o hacer algo con la música, siempre trata de evitar la “indiferencia”.
“A mí me gusta gustar o no gustar, que me amen o me odien”, dice, y continúa: “Lo que más miedo me da es ir a un lugar y no generar nada, no moverle un pelo a nadie, no sé qué adjetivo sería ese”.
Un ejemplo de esto, aunque no el único, es cuando en el festival Cosquín Rock de febrero de este año, en el comienzo de un tenso clima social y político que había comenzado a transitar Argentina, decidió hacer una versión de “Sr. Cobranza”, canción de Las Manos de Filippi popularizada por Bersuit Vergarabat, y cambiar la parte que dice “Norma Plá a Cavallo lo tiene que matar” por “A Caputo en la plaza lo tienen que matar”, una referencia al ministro de Economía del gobierno de Javier Milei. Ahora dice que, ante un público que en su mayoría no superaba los 25 años, “se sintió muy bien tocarlo” porque percibió “cómo toda la gente estaba descargando su frustración y su bronca al mismo tiempo que sonaba la canción”. “Se generó algo bastante loco”, razona.
Dillom no sólo genera cosas en la gente con este tipo de decisiones –esa en concreto le valió una denuncia penal que en junio fue desestimada por la Justicia Federal de Córdoba–, sino también con todo lo que ha hecho con su música pre Por cesárea y Post mortem, cuando recién empezaba su carrera.
Post mortem, su primer álbum, aparecido en 2021, llegó para consolidar a un artista que era constantemente cuestionado. Sencillos como “Dudade”, “Kelly”, “A$AP”, “Casipegado”, “Draco”, “Superglue” y “Drippin” representan un pasado que hoy en día el artista respeta. Le tiene “cierto grado de aprecio” a esa época, porque lo ha llevado adonde está hoy, y no es de los músicos que borran canciones viejas sólo porque ya no lo representan: “Hay cosas que hasta un poco de vergüenza me dan, pero lo entiendo como necesario en la carrera de uno”.
“También me considero una persona bastante cambiante, no soy ese tipo de gente que se queda en la misma siempre y no le molesta”, reflexiona. En cualquier caso, su cabeza siempre se está adelantando: “Yo terminé este disco y ya estoy pensando en algo completamente distinto”.
Por cesárea Tour, de Dillom. Viernes 16 de agosto a las 20.00 en Sitio (carpa del Velódromo Municipal, Parque Batlle). Entradas en entraste.com a $ 1.700.