Carboneros y racinguistas empataron 1-1 en el inicio del Torneo Clausura.

Las dos caras de la moneda se vieron bien identificadas, tanto en juego como en resultado. De arranque nomás, castigó el mirasol. En un saque de banda Racing se durmió, Estoyanoff recibió de espaldas, se acomodó y mandó un precioso centro. En el área, como cuando jugaba en Sayago, Gabriel Fernández ganó en las alturas y fusiló de cabeza. Golazo para abrir la fría noche. Con ese ritmo Peñarol siguió, llegó varias veces y pudo ampliar diferencias. Primero quedó solo Canobbio para definir, casi con el arco libre, pero Jesús Trindade le bloqueó el tiro. Luego fue el propio Fernández que entró en diagonal y su disparo lo atajó Diego Melián. Nada mal para el comienzo.

Los cerveceros tuvieron una buena noche con una presión alta que complicó a Peñarol. Se replegaron rápido, cuando pudieron, y cuando pasaban a la fase ofensiva iniciaban transiciones muy rápidas, sobre todo por afuera, que complicaron a Peñarol. Así cayó el empate. En pocos toques Michel Araújo entró al área con campo fértil, se frenó en la carrera y el argentino Carlos Matheu le hizo penal que el propio delantero coloniense cambió por gol con un bombazo al medio.

A los del Diego López el empate los complicó. La superioridad que tenía en ataque comenzó a mermar. Con un marcado 4-4-2, los carboneros tuvieron la guinda, la movieron, pero con un toque estéril que no generó peligro.

Para el complemento la tónica mutó. Peñarol salió decidido a seguir de largo y otra vez Racing se le plantó firme. El cervecero, que seguía presionando y jugando con dos líneas de cuatro muy cercanas, se pasó de rosca y cometió muchas faltas que, de a poco, comenzaron a ser tarjetas amarillas. De hecho, Facundo Bonifazi en pocos minutos recibió dos y dejó a su equipo con diez para todo el segundo tiempo. Eso Peñarol lo aprovechó. Sumó hombres en ataque y con la presencia de Maximiliano Rodríguez tuvo otro tipo de juego. El argentino dio una pausa que era necesaria, buscó conectarse en ataque y las chances comenzaron a aparecer. La tuvo el pibe Darwin Núñez, pero su remate pasó rozando el palo. Con el paso de los minutos los mirasoles comenzaron a impacientarse y eso les jugó en contra. Arrancaron los centros y al equipo, ya con la vuelta de Lucas Viatri y la presencia de Rodrigo Piñeiro, le costó entrarle a un Racing que estaba muy bien cerrado y hacía su negocio.

El mérito fue para los de Sayago, que pudieron aguantar firmes en el fondo y sacaron un punto que les viene bárbaro para el descenso.