La Copa Nacional de Clubes de OFI comenzó el sábado

Viene la Copa. En su andar renaciente, desplazará la generalizada incertidumbre que se desplegó por cada ciudad, pueblo, localidad, villa. Productora de daños irreparables, la etapa pandémica del fútbol no montevideano emprenderá su paulatina retirada cuando surja el humo del primer chorizo mediotanquero. Sin subjetividades.

El vasto cúmulo de tradiciones impregnadas en la identidad futbolera y popular de Uruguay ya rebrotó. Desde el inicio de una cuenta regresiva concreta y con rumbos, el olvido comenzó a sumergirse con proporcionalidad directa al crecimiento de la expectativa. Ahora sí hay certezas. Las divisionales A y B de la Copa Nacional de Clubes de la Organización del Fútbol del Interior (OFI) comenzarán el sábado.

Así se juega

Habrá 34 partidos repartidos entre 28 ciudades, localidades y pueblos. Serán 42 comunidades representadas sobre un total de 68 equipos. Eso será este fin de semana y se proyectará por varios más con la fase de grupos, antes de dar sitio y tiempo a las instancias de eliminación directa.

La cosa es simple: la Copa A la jugarán los mejores 24 conjuntos del país de acuerdo a la edición 2019, último capítulo del fútbol clubista nacional hasta este sábado. Estarán divididos en seis series de cuatro integrantes cada una. Bajo esa distribución largará la brega por 16 cupos en los cuartos de final, etapa designada para los dos mejores de cada grupo y los cuatro mejores terceros de esa primera fase. Y entonces, derecho a la final, con cruces de ida y vuelta mediante.

La B, que no es de participación obligatoria, implica un entramado más complejo. El título de la segunda categoría del torneo interdepartamental de OFI será disputado por 44 equipos que atravesaron con el requerido éxito sus competencias locales, que descendieron desde la A o que cumplen 100 años en 2021. Sí: todas las instituciones que se tornan centenarias son invitadas a formar parte de la Copa. Es una regla general que tendrá como excepción adherida la cesión de cupos para aquellos clubes que cumplieron diez décadas en 2020, asumiendo en consideración que no hubo torneo durante ese año. De acuerdo a un agudo relevamiento del portal Fútbol Florida y del Grupo de Investigación y Estadísticas del Fútbol del Interior, un total de 84 entidades estaban habilitadas para participar en el campeonato. El impactante número no se trasladó a la cifra de inscriptos, puestas las erogaciones económicas imprescindibles para financiar la intervención en el evento y pese a la omnipresente ilusión de cruzar los carteles limítrofes. Es moneda corriente que se desarrollen actividades de recaudación para alcanzar los números precisos. Ver a un jugador repartiendo pollos, cocinando tortas fritas, ofreciendo números de rifa u organizando torneos de truco es parte del paisaje. Así se escribe la historia. Por esos senderos han transitado múltiples colectivos campeones.

Tras dividirse en 11 grupos de cuatro componentes cada uno, en la Copa B clasificarán los tres mejores de las series, a excepción de la K, que brindará sólo dos cupos para los dieciseisavos de final. En adelante, duelos de eliminación directa hasta definir al mejor.

Los dos torneos se vinculan a través de un sistema de ascensos y descensos. El reglamento establece que los seis últimos de cada grupo de la A perderán la categoría; desde la B subirán los cuatro semifinalistas más los dos mejores perdedores de cuartos de final.

14 patrias

El trayecto más largo que se puede recorrer dentro de Uruguay es de 571 kilómetros. Va desde la Punta de la Salina de Punta del Este hasta el río Cuareim. Bajo una lógica centralista distintiva, generalizada y particularmente acentuada en la jerga futbolera profesional, resulta complejo concebir el tránsito de lo más austral a su opuesto septentrional dentro de los márgenes nacionales.

Pues bien: entre el sábado y el domingo, los 68 clubes de las 42 ciudades, localidades, pueblos y villas representadas en la Copa Nacional de Clubes sumarán unos 7.820 kilómetros de recorrido. La cifra, que asume idas y vueltas, equivale a viajar casi 14 veces entre los dos puntos más distantes del país. El torneo de la A incluirá 3.932 kilómetros y el de la B, 3.888.

El trajinar sería aún más pronunciado si la diagramación de la Copa no incluyera una regulación arbitraria de sus distancias. Entre los clubes y OFI configuran los grupos de modo tal que los participantes recorran la menor cantidad de kilómetros posible, por la mera razón de preservar la economía de instituciones que se exigen al máximo para poder competir.

Durante la primera fecha, que incluirá cinco partidos entre elencos del mismo sitio, habrá 29 viajes. Ceibal de Salto encabezará la tabla del kilometraje tras viajar a Rivera para enfrentar a Huracán; entre la ida y el retorno, andará por 658 kilómetros. Wanderers deberá recorrer 642 en pos de unir –al ir y venir– Artigas y Paysandú, donde visitará a Huracán. Porongos, por su parte, irá por la ruta 3 hasta Salto, donde enfrentará al vicecampeón nacional, Universitario, luego de 298 kilómetros trazados y antes de completar 596 en la vuelta a su sede trinitaria, frente a la plaza Constitución.

El campeón

Lavalleja Fútbol Club, de Minas, es el vigente campeón de la Copa A. Su entrenador es Gerardo Cano, histórico, ágil y veloz puntero multicampeón del interior con las selecciones de Lavalleja y Maldonado y el Club Punta del Este, con especial destaque en la década de 1990. Tras el título de 2019, su equipo emprenderá el camino pretendidamente orientado a la revalidación de la corona.

“La pandemia, en general, a todos en el fútbol del interior nos trajo muy abajo. Somos equipos amateurs, de gente que trabaja todo el día. La mejor forma que podíamos tener de mantenerlos [a los jugadores] como atletas para desarrollar un juego era haciéndolos entrenar todos los días, y eso no lo pudimos hacer por un año y tres meses. Si no entrenan para jugar al fútbol, en el interior es muy difícil que salgan a trotar, porque no son deportistas, son gente de laburo a la que le gusta el fútbol y entrena para jugar al fútbol, si no hay fútbol no entrena”, dice Cano, y añade: “A muchos equipos les habrá pasado lo mismo. A nosotros eso nos afectó, pero no es excusa para representar al departamento y la ciudad y defender la copa”.

El vigente campeón del país tendrá “a 99% de los que ganaron la copa en 2019”, y sumó a “algunos chiquilines” que su entrenador espera que “den una mano”, con la certeza de que afrontarán “una serie dificilísima en la que para nada estará dicha la última palabra hasta el final”.

Un tricampeón

El último campeonato de la divisional B lo ganó Ferro Carril, multicampeón salteño. Bajo un estridente sol de oeste, el Dickinson albergó el tercer triunfo interdepartamental carbonero, consumado tras un sólido 2-1 ante Barrio Olímpico de Minas y continuador del legado nacional que fijó con los títulos de 2009 y 2011.

“La preparación la desarrollamos de manera normal, como siempre sucede acá, que es un club que cuenta con todas las comodidades. Este año, para todos los clubes del interior va a ser un poco experimental con el tema de la pandemia, ya que hay jugadores que pasaron casi dos años sin actividad, jugadores que cursaron la enfermedad [covid-19], que les dejó alguna secuela, sobre todo en la capacidad pulmonar. A muchos les va a costar”. Lo dice Richard Usuca, entrenador, campeón salteño en 2017, cursor de su tercer ciclo en la dirección técnica de Ferro Carril. La Franja, que ascendió por el título en la B, integrará su serie de la A con Huracán de Paysandú, Wanderers Juvenil de Tacuarembó y San Eugenio de Artigas, su primer rival.

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