Juliana Castro fue una pieza fundamental en la obtención del primer Campeonato Uruguayo de Defensor Sporting. La referente del fútbol local, que debutó a los 14 años en el club INAU y jugó con Rampla la primera Copa Libertadores disputada por un equipo uruguayo en esta rama de la disciplina, conoce de sacrificio, esfuerzo y recompensas.

Su oficio es el de goleadora. Esa historia de amor con la red se empezó a hacer grande con su llegada a Nacional, en 2011, temporada en la que marcó el gol 1.000 del club. Tras cinco temporadas con las bolsas, en 2016 se fue a River y explotó: fue la goleadora del uruguayo dos años consecutivos, en 2016 con 30 goles y en 2017 con 26 goles.

Entre 2018 y 2020 Juliana jugó nuevamente en Nacional. La cosecha siguió siendo muy buena, rozando lo excelente: el primer año metió 37 goles (en 18 partidos, o sea dos goles cada 90 minutos), en 2019 bajó el goleo pero siguió siendo la máxima artillera, y en 2020 llegó lo más grande: salir campeona por primera vez con Nacional.

Un día, tocó cambiar de camiseta. Juliana se despidió de Nacional porque no compartía la manera en que la institución se manejaba. Desde su visión y su forma de pensar, no estaba conforme con algunas formas que el tricolor tenía de trabajar con las jugadoras. A eso se sumó lo sucedido con su hermano Gonzalo Chori Castro; la futbolista no compartió la forma en que él salió del club. “Cuando una no se siente feliz y cómoda en un lugar, y más si está ahí por amor, en este caso al deporte, es mejor irse. Decidí irme porque no me sentía bien”, dijo a Garra. Buscando un equipo que le brindara lo que Nacional no, llegó a Defensor.

En el conjunto violeta encontró todo lo que buscaba: infraestructura de trabajo, cuerpo técnico formado y un proyecto por delante muy interesante. Y no se equivocó, porque allí ganó el Campeonato Uruguayo. “Se logró gracias a una estructura firme y sólida que va a ir creciendo año a año, va a ser un equipo fuerte, más de lo que está siendo. Por eso decidí formar parte”, definió Castro, hoy por hoy la máxima goleadora de la Primera División uruguaya, con 304 goles en el torneo de 2021.

Vida nueva

Hacer procesos de transición tiene sus cosas. A veces son fáciles, otras no tanto. Para Juliana Castro se trató de un proceso con “muchos cambios; primero que nada, el horario de entrenamiento: Nacional de mañana, Defensor en la noche. Por otro lado, el grupo humano. Me encontré con gente maravillosa que me hace estar muy cómoda y contenta. Hoy estoy feliz acá”, comentó la goleadora, subrayando que priorizó estar bien y tranquila en un lugar que se juegan otras cosas: “Hay ciertas exigencias por el tema de profesionalizar el deporte que hacen que algunos se olviden de lo humano, que no vean a las futbolistas como personas. A veces pierden el rumbo, se olvidan de las formas, de las maneras, de cómo tratar, solamente por el hecho de ser profesionales, que no pasa sólo por lo económico. Esas cosas te acercan o te alejan de los lugares”.

Estar cerca, bien cerca, fue el sentimiento de Juliana con la viola. La goleadora destacó la unión del grupo, la profesionalidad y la exigencia del cuerpo técnico, y las condiciones que el club aporta para desarrollar el colectivo. “Fue la base de lo que logramos, ahora vamos por más”, definió, como si estuviera en el área.

Consultada sobre las características del grupo, Juliana hizo foco en el mix entre juventud y experiencia, en el buen compañerismo, en la actitud y el sacrificio. “La mayoría no vive de esto, entonces lo valorás más, vas a correr más por la de al lado. Se trazó una meta a principios del año pasado que veíamos lejana, pero a medida que fue pasando el tiempo y que se fue dando el fixture como queríamos, se fueron dando muchas cosas que llevaron a lograr el campeonato”, resumió.

Cuando Juliana acentuó sobre “las condiciones que el club aporta para desarrollar el colectivo”, insistí. No es un hecho menor en el fútbol uruguayo, mucho menos en la rama femenina. La futbolista fue clarísima: “Lo principal es la cancha, tenemos una cancha de césped natural y otra de sintético; el gimnasio, la indumentaria. Tener esto nos ayuda a exigir un poco más a la institución para prepararnos para la Copa Libertadores. Queremos dejar a Defensor bien parado, en lo más alto, porque sabemos que vamos en representación de Uruguay”.

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Opciones y necesidades

Garra estuvo presente cuando Defensor salió campeón. Esa tarde, Juliana Castro dijo “que no todo era plata en esta vida”. No es fácil este tema en el fútbol femenino, fútbol que siempre la corre de atrás en cuanto a inversiones y patrocinios.

“Tenemos compañeras que se han ido a otro club por temas económicos. Son elecciones de vida, cada una elige, yo priorizo lo humano, otras lo económico. En mi caso me formé para no depender del fútbol, vengo de otra escuela, de otra vivencia, lo hacíamos por el disfrute. Hay que ser conscientes de que hoy se hace un poco más por lo económico. Una se potencia si el ambiente te ayuda. Si está lo económico, también, pero si no hay un buen ambiente es difícil crecer en ese ámbito”, es la visión de la delantera.

Entonces, ¿el tema económico es un arma de doble filo para el juego? “Sí, va en la elección de la jugadora y lo que necesite. Yo sé que del fútbol no voy a vivir, capaz que en diez años sí se puede. Entonces prioricé siempre el estar bien conmigo misma y con las personas con las que trabajo en el día a día, porque si no, es inviable. Es un esfuerzo grande venir todos los días a las ocho de la noche con este frío. Si no estás en un ambiente que te gusta, es muy duro soportarlo”, comenta Castro.

Se necesita otro fútbol femenino

Al fútbol femenino se lo maltrata. Es cierto, ha avanzado en algunas cosas, pero de momento parecen ser pasos tímidos; surgen espónsores que hacen soñar con un mejor reparto, pero cuesta verlo cristalizado. Habrá un tiempo mejor. Tendrá que venir. Juliana Castro define así la situación: “Pienso que falta más seriedad, te das cuenta en la organización del campeonato. Yo sacaba las cuentas del tiempo que estuvimos entrenando y era una barbaridad; para los 14 partidos que jugamos en todo ese período se entrenó más de 500 días, y los podés jugar en tres meses. Entonces falta efectividad en la organización, hay que brindar cantidad y calidad de partidos si realmente se busca crecer, hay que dar un buen espectáculo. El año pasado se hizo muy espeso, ojalá este año se encare desde otro lugar. Las jugadoras tenemos constantes reuniones, y además vinieron de la Mutual a darnos charlas informativas. Para nosotras es un apoyo importante. Las que estamos hace tiempo peleamos y luchamos, pero debemos hacer conscientes a las más jóvenes, que están pasando por una etapa nueva, porque antes no existía nada de esto. Ahora podemos pelear por nuestros derechos y por mejores condiciones. Nos va a ser de gran apoyo la Mutual, es una puerta fuerte para nosotras. Ojalá que todas podamos ser conscientes de lo que vamos logrando”.

Los prejuicios para el fútbol femenino también juegan roles clave. Haciendo un paralelismo con el fútbol, son defensores a los que hay que encararlos y sacárselos de encima. Ganar también es derribar prejuicios. No es fácil. Juliana recuerda las compañeras que no tuvieron experiencia en el fútbol infantil porque los padres no las apoyaban. Algunas igual llegaron a primera, pero el camino fue difícil. Hoy la situación parece ser otra: “Se ve un cambio rotundo. En las canchas de baby hay fútbol de niñas y mixto. Es algo que me enorgullece, y cuantos más seamos, después la competencia va a ser mejor; al haber más cantidad, va a haber más calidad”, analiza Castro.

Hay que volver

El campeonato 2022 está al caer. Tras el sorteo del fixture el comienzo aparece en el horizonte cercano: el 2 de julio arranca la Primera División A, fecha que se resolvió así para no entorpecer el partido despedida de la selección absoluta que se va a disputar la Copa América.

Juliana está saliendo de una lesión. La goleadora histórica del fútbol local se desgarró el solio en la final. “Dije que lo iba a dar todo y lo di todo. Me enteré a la semana de que estaba desgarrada, pero igual cumplí la promesa de hacer los 15 kilómetros caminando rota. Imaginate la euforia que teníamos cuando hicimos esas cosas”, dice con orgullo. A falta de casi diez días para el partido debut, Castro se apronta para llegar de la mejor forma posible.

Otro torneo, los mismos objetivos para Juliana. “Ir partido a partido, como el año pasado, y cuando se vaya acercando la fecha de la Copa [Libertadores] prepararnos para ese gran reto para nosotras. Nos vamos a preparar de otra forma para esa competencia, siendo conscientes de lo que nos vamos a jugar”. Para afuera con todo y para adentro por la historia grande: “Vamos a ir por el bicampeonato”.

¿Cómo es el día a día de Juliana Castro cuando no está jugando al fútbol?

Soy licenciada en Educación Física, estudié kinesiología deportiva y prevención de lesiones. Trabajo en una clínica de rehabilitación y prevención de lesiones. Me encanta el rubro y por eso me formé para estar en esta rama. Trabajo con Daniel Calimares hace seis años, aporto mi granito de conocimiento abocado a ayudar a otras personas.