Sí, Peñarol reaccionó en las finales de la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB). Y de qué manera: siendo sólido en defensa y con mucho acierto en el juego ofensivo, sobre todo gracias a la mano de Salvador Zanotta: el salteño cerró sus números con 31 puntos y, además, dio diez asistencias. Lee Roberts fue el otro destacado en el carbonero. El extranjero metió 24 unidades y bajó 17 rebotes.

Pero no fue sólo individualidades Peñarol. Los de Pablo López hicieron un juego colectivo redondo. En defensa se fajaron en los cambios de hombre, no le dieron libertad a Donald Sims, pero también fueron fuertes cargando el rebote, dándole pocas segundas chances a Biguá.

Otra fortaleza del carbonero fue saber sostener cada embate del rival. Porque la tónica del partido fue Peñarol arriba, mandando y con rentas que oscilaron entre los 13 y 15 puntos, y Biguá tratando de ponerse a tiro, bajando la diferencia entre siete y cinco puntos. No fueron pocos los momentos en que se sospechó la remontada definitiva de Biguá, más con lo visto en la final anterior, cuando fue perdiendo durante todo el partido y lo ganó en el cierre. Pero no, Peñarol no se dejó pasar por arriba esta vez, fue competitivo como lo había sido en las finales una y tres, y esta vez le agregó el primer punto en su haber. Si no hubiera sido así, el torneo ya era historia y festejo en Villa Biarritz.

Ahora habrá que esperar al lunes de la semana que viene. Biguá está adelante en la serie 3-1 y ganar un partido le da el bicampeonato de la LUB. Para Peñarol no hay mañana, porque sabe que sólo le sirve ganar para seguir en carrera por el título.

Será larga la espera, pero servirá para recuperar físicamente a los jugadores. No fueron pocos quienes demostraron agotamiento o dolencias físicas. Esta casi semana de distancia con el quinto juego, más allá de que se use para ajustar cosas propias o en referencia al básquet del rival, también rendirá para que todos lleguen en la mejor forma posible.