Antes de viajar a Colombia, donde el jueves por la tercera fecha de las eliminatorias mundialistas para Estados Unidos, México y Canadá 2026, Uruguay habrá de enfrentar en Barranquilla a la selección colombiana, Marcelo Bielsa brindó una conferencia de prensa en el estadio Centenario y respondió algunas inquietudes relativas a su proceso de trabajo, los resultados y hasta su idea del desempeño de algunos futbolistas. También, como es su característica, aportó ideas y pensamientos que ayudan a entender este recién iniciado proceso.
Esta vez no estuvieron ni Luis Suárez ni Edinson Cavani como eje de las interrogantes y del único futbolista que se habló con nombre propio fue del jacintense Matías Vecino, de quien expresó que contra Chile había pensado tenerlo como defensa. “Él no jugó nunca de zaguero, ese es un dato que hay que tener en cuenta; para mí tiene muchos recursos que permiten imaginar que puede ser zaguero. Es un jugador con buen juego aéreo, sentido claro de la ubicación, que juega en el eje central de la cancha, pase muy bueno, intuitivo, buen lector del juego, jugador experimentado, pero no únicamente por acumular partidos y minutos, sino porque es un futbolista que sabe lo que pasa durante un partido. En su momento fue una posibilidad que en este momento no la estoy considerando. Lo que no quiere decir que no la vuelva a considerar a futuro”, comentó.
El motivo
A partir de una interrogante y de su declaración después de la derrota en Quito, Bielsa habló mucho de aquella circunstancia, sus conclusiones y cómo resolver el problema de “un partido ganable, que no ganamos y que merecimos perder”.
“En el partido con Ecuador me sentí responsable de una derrota que fue justa y lo que me preocupó de esa actuación fue que estábamos claramente en condiciones de ganarlo y no lo hicimos. Después del partido me pareció que era un partido que estábamos en condiciones de ganar, que no ganamos y no merecimos ganar. Pero también tengo la obligación de encontrar los motivos partiendo de la base de que siempre veo si los motivos son de mi responsabilidad o no, y lo justifico”.
Explicó que desde su punto de vista “Uruguay es un equipo que tiene un aporte muy grande en aspectos de dinámica, movilidad, ritmo, asociación colectiva. Para la construcción del juego depende mucho del movimiento y a partir del movimiento tiene jugadores técnicamente muy aptos para aspirar a protagonizar y ganar los partidos alrededor de esa estructura o idea”.
“En el partido con Ecuador el rendimiento físico estuvo un 30% más bajo de lo que había sido el partido con Chile, y esa parte del rendimiento fue lo que más precisamos en potencia y dinámica. Ese rendimiento físico más bajo se vio alrededor de las cualidades de las que más depende el juego que yo imagino para el equipo. Me refiero a lo que sea explosividad, potencia, todos esos factores que son claves para el equipo, que fueron los que más debilitados estuvieron”.
Comento que optó “por jugar el partido de igual a igual, creo que lo conseguimos, y eso aumenta la sensación de culpa, porque era ganable, aun admitiendo que debería considerarse una posible merma en la respuesta física, me pareció que el partido seguía siendo ganable. La entrega de los jugadores fue al límite, entonces ese es el desarrollo que yo hago para interpretar la derrota del último partido”, desarrolló el entrenador rosarino de la selección uruguaya.
Lo que vendrá
Ecuador fue un punto de partida también para pensar el partido con Colombia. “Las dificultades que vamos a encontrar van a ser muy parecidas a las que tuvimos ante Ecuador, y vamos a tratar de jugar a atacar. Si no saliera bien, el responsable soy yo, porque estoy diciendo que jugaremos de la misma manera que lo hicimos ante Ecuador”.
Explicó que tiene la idea de que cuando hay un problema “es muy importante aprender a resolverlo. Tal vez hay otras teorías, hay gente que opina, dentro del fútbol, que los problemas que no se pueden resolver hay que evitarlos. Mi idea es que los problemas que no se pueden resolver hay que aprender a resolverlos. Evitar que pasen con Colombia cosas que pasaron con Ecuador sería jugar en propio campo, en nuestra área, cediendo la pelota, el protagonismo; todas esas cosas son exactamente lo contrario de lo que yo imagino”. Volvió sobre la derrota en Quito y evaluó que “cada partido de la eliminatoria tiene un peso muy, muy grande, y por eso es que me culpabilizo mucho del partido con Ecuador, el que deberíamos haber ganado y merecimos perder”.
Tengo un plan
Ante la consulta de cuál era el plan B o alternativa, Bielsa fue concreto y rotundo: no lo tiene. “Hay entrenadores que tienen plan B y otros no. Los especialistas creen que el plan A y el B se resume en dos cosas, el protagonismo o la especulación, lo demás es secundario. Todos dicen, los que analizan, que el cambio de la distribución de los jugadores en el campo es lo que constituye un plan alternativo. Cuando usted ve que un equipo tiene una distribución determinada y la cambia por otra se entiende que es el alternativo”.
Pero insistió en que “el estilo, la forma de jugar, es lo que no se puede cambiar, y la forma de jugar contempla protagonismo o especulación, predominio del desarrollo creativo o predominio del desarrollo de la recuperación de la pelota, las dos son indispensables, y por tanto no se trata de defender o atacar, sino de que el estilo tiene otros componentes que están vinculados a los riesgos que un equipo quiere tomar”.
Algo por el estilo
Es muy interesante pensar y desarmar las convicciones del técnico de la selección celeste. Él no tiene un plan B, pero si tiene un estilo. “Si un equipo no ataca, defiende mal, y si no defiende, ataca mal. No se trata de defender o atacar, sino que el estilo tiene otros componentes que están vinculados a los riesgos que un equipo de fútbol está dispuesto a correr según quiera acertar o provocar que el rival se equivoque. Acertar presupone tomar riesgos y está asociado con el protagonismo, apostar a que el rival se equivoque es especular y apunta a eso”.
“Lo que no puede hacer el entrenador es cambiar un estilo rápidamente. Creer que un estilo se cambia de un partido a otro es imposible. La consolidación de una forma de jugar tiene un proceso. En la medida que usted no lo respete al proceso, tardará más en definir que el estilo se instale y tal vez tampoco lo logre. Entrenar exige convencer, y es muy difícil convencer a alguien relatándole un proceso en el que el jugador no cree. Nadie está dispuesto a valorar pasos paulatinos que te acerquen progresivamente a conseguir la imagen que querés construir”.
El entrenador insistió: “Yo nunca tuve ni tengo plan B. Tal vez el plan B es cambiar el perfil del jugador que va a tener que resolver una situación determinada. El destino es muy difícil de conseguir, y si uno lo cambia para cada partido es peor todavía”.
“Yo digo lo que pienso en vez de esconderlo y los que escuchan lo que yo digo y están en mi contra tienen argumentos para decir que estoy equivocado”, prosiguió. “Yo siempre comparo mis ideas con las antagónicas para revisar si hay alguna idea de esas antagónicas que la pueda tomar para mi plan”.
Bielsa aseguró que sabe “que este ciclo mío acá en Uruguay no va a ser sencillo, porque Uruguay se desprende de cinco, seis, siete, ocho jugadores enormes y tiene que sustituir o encontrar el mismo número de futbolistas que den un rendimiento parecido o con cierta dosis de acierto, y todo eso sin entrenar”.
La batuta
Bielsa es el director de una orquesta que no ensaya. El problema es insoluble y el entrenador lo sabe, pero busca cómo paliar la situación: “Se convence con la práctica. Usted convence con la palabra, el ejemplo, la imagen y el entrenamiento. ¿Cuánto tiempo ensaya una orquesta para sonar bien?, decía Menotti. Que un equipo suene bien con poco ensayo es una fantasía. Hay un camino para que un equipo funcione bien sin ensayar, pero es mucho más fácil la especulación”.
“Uruguay tiene muchos jugadores en la élite. Algo que unifica a los jugadores de élite es que no pierden la pelota, y eso que parece un infantilismo o una reducción exagerada es el principio del fútbol: no perder la pelota. El fútbol es a partir de tener la pelota. Uruguay tiene muchos de esos jugadores que no pierden la pelota. No es difícil hacer que interactúen jugadores que tienen como sello identificatorio el no perder la pelota. Luego hay características de los jugadores uruguayos, competitividad, combatividad, coraje, valentía, lucha, en las que no hay que intervenir. Yo no creo que la construcción de un equipo alrededor de estas características, que los jugadores uruguayos poseen, sea difícil”.
El técnico dijo que, en paralelo, “hay que encontrar titulares y buenos suplentes. Hay posiciones donde Uruguay tiene seis jugadores, pero todavía no titulares; hay posiciones que están muy bien resueltas, pero no tienen suplentes. En ese sentido trato de aportar. No crean que soy romántico, cada partido son tres puntos indispensables, urgentes, y muy probablemente si me dijeran '¿qué preferís: jugar mal y ganar tres puntos o jugar bien y perder?', en Colombia diría jugar mal y ganar, pero esas ecuaciones con el tiempo se sabe que no funcionan. Es difícil ganar con regularidad pensando que el camino es jugar mal”.
Criterios
Cuando todo arrancó, empezó contestando los criterios de cada convocatoria de jugadores: “Son muchos los criterios para tomar decisiones. Los mejores, eso es lo primero. El estado de forma de cada uno de los jugadores, hay jugadores que están en momentos mejores y otros que están en momentos peores u oscilantes. A partir de seleccionar a los que yo considero que son los mejores y que están en un rendimiento positivo vincular, construir un sistema colectivo para armonizar los aportes de cada jugador con la idea del equipo. Todo eso se hace sin entrenar. Si bien es una realidad, es algo a tener en cuenta”.
Como en los primeros partidos, Bielsa explicó que dará a conocer los nombres seleccionados cuando termine el último partido previo a la convocatoria. “Aunque admito que pueda no responder a legítimas aspiraciones que tienen los medios de comunicación, prefiero expresar los jugadores convocados cuando han jugado el último partido previo a la convocatoria, y no hay ningún motivo que me impida a mí decidir la participación”.
¿Quién no ha tenido una media ilusión?
Tal vez la idea más fuerte y de rápida absorción positiva por parte de la afición futbolera uruguaya esté tan fundada como su ilusión, y su explicación de esta: “Hay cinco o seis jugadores uruguayos que pueden competir con la misma cantidad de brasileños y según quien los evalúe podrá decir este es mejor o este peor. Entonces, si la mitad del equipo es discutible, ya es un potenciador de la ilusión y la ilusión es un potenciador de los recursos. La ilusión es una simbiosis entre el público y el jugador, y generan una fuerza que se alimenta”.
“Yo sueño con que ganemos en Colombia y que podamos ser mejores que Brasil. Siempre me pregunto si esa ilusión tiene respaldo en el diseño del equipo, y creo que sí”, finalizó.