Nacional y Defensor Sporting jugaron en el Gran Parque Central por la tabla más rasa. La de los puntos que te polentean o te dejan flaco. Jugaron por puntos que permitan, sin embargo, cosas distintas: Nacional, una especie de reivindicación con su hinchada, llegar como un grande roto a la Copa Libertadores y no tener que atravesar las ventanas de los que entran por la ventana.

Defensor, en cambio, más allá de tener mucho por ganar, jugó además con la emotividad de la despedida de su técnico, Marcelo Méndez, que anunció la retirada del equipo cuando el campeonato cante flor. El violeta osciló en el rendimiento, pero cosechó lo suficiente para festejar otra participación en la Copa. Méndez puso lo mejor que todavía tiene, la gurisada de oro, las estampitas del banco de los suplentes.

Pero Nacional madrugó a Defensor y el VAR madrugó a Nacional. El goleador bolso, Juan Ignacio Ramírez, empujó según el VAR con la mano el balón que terminó en las redes. El árbitro Christian Ferreyra, a instancias de las pantallas, anuló el tanto. Todo un movimiento de las pulsaciones, la emoción previa por jugar, la emoción del juego que corona el lunes, el gol y el grito y el sentimiento de que todo va a estar mejor; la frialdad del VAR y la confirmación por las pantallas de que el gol no vale. El fin de la protesta, llorar en el cuartito de las manos. El partido empezó de nuevo.

La fórmula era esa, desborde y el brillo de los goleadores. A los ocho minutos vino de los pies de Leandro Lozano, que encontró a Gonzalo Carneiro que está en un momento que merece. Hay algo que quiere parecerse a una fórmula Recoba, apoyada en la historia tortuosa del año, y en la pasión del hincha de querer y querer.

La violeta contestó con esa joyita que es Anderson Duarte, que encaró y pudo. Juan de Dios Pintado hizo dos chilenas, la primera defectuosa, la segunda, también. Ensayó un gol para el recuerdo que se perdió por centímetros. El recuerdo se pierde en centímetros.

Recoba movió el banco desde el arranque del segundo tiempo. Méndez resolvió no especular con lo puesto, y mandó a Fernando Elizari que ha sido la manija todo el campeonato. Kevin Ramírez lo quiso siempre. Casi lo encuentra entrado el segundo tiempo en dos oportunidades. Defensor fue un rival difícil para un Nacional golpeado que empujó más con sangre que con ideas. Con Fagúndez encontró verticalidad, a los tumbos como un beatnik.

La hinchada tronó. Defensor estuvo mejor parado. Nacional empujando, Defensor que llegó de contra con Duarte como con Joaquín Valiente cuando estuvo en cancha. Con Didí Zabala en cancha Nacional siempre es otro. Acarició el palo con un intento. Cuando Marcelo Méndez mandó al Chino Navarro a la cancha, Yona Rodríguez abrió la cuenta en un córner. Cabeceó en la puerta del área chica, solo, tras un buen centro, es cierto, pero ante la pasividad de la defensa. Lo expulsaron por sacarse la camiseta, tirarla al aire y ganarse así la segunda amarilla.

Ignacio Suárez nuevamente tuvo que ser figura en los tricolores y apareció cuando tuvo que hacerlo, incluso cuando Defensor contestó viendo que el tercer puesto se le escapaba. Se le terminó por escapar, ganó Nacional con un gol anímico, Defensor bailará la más difícil en el baile más lindo. Nacional, apenas más cómodo y acorde al aliento de su gente que exigió al menos el premio consuelo.

En la lucha

Cerro empató como local ante Plaza Colonia y no pudo zafar de la lucha del descenso. Los villeros empezaron ganando con gol de Mariano Peralta Bauer, pero en el segundo tiempo lo igualó (cuándo no) el nigeriano Osinachi Ebere. Con este resultado, Cerro tendrá que jugar mirando a Montevideo City Torque y Fénix, quienes, cada uno por su lado, buscarán puntos para quedarse en Primera.

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