Nacional venció en el Gran Parque Central a Metropolitanos de Venezuela y clasificó como segundo a los octavos de final de la Libertadores, dado que en el otro partido Internacional de Porto Alegre derrotó a Independiente de Medellín y terminó primero.

Último hombre

El gol lo hizo Diego Polenta en el primer tiempo. “Por primera vez en su vida López encorvó el cuerpo y se lanzó en velocidad hacia el área. Uno de los centrales le hizo el honor de pretender sacarlo con el cuerpo. Pero López no era uno de esos contrahechos que suelen jugar de 9 para no transpirar ni despeinarse. Se lo sacó de encima con un par de forcejeos del brazo izquierdo. Mientras seguía lanzado en su carrera entendió que había elegido bien a quién lanzar el pelotazo: Carucha, Dios lo bendiga, estaba llegando al banderín y sacudiendo la cabeza buscándolo a él, a López, al 6, al último hombre de toda la vida, para que la mandara a guardar de una buena vez por todas. [...] Lo buscaba a él, a López, al burro de carga, al percherón del lechero, para que tentara el destino de convertir un gol de hazaña. Deslumbrado, como un recién nacido, López cruzó como una exhalación la medialuna del área [...] Termino mi relato aquí, temiendo que algún lector futbolero se sienta defraudado al desconocer el destino final. No voy a rematar la historia apuntando si el balón se colgó de un ángulo, o si salió ocho metros por encima del travesaño”.

Eduardo Sacheri, el brillante escritor argentino, es el autor de este estupendo cuento, “López, último hombre”, en donde expresamente nos esconde el final de la jugada de aquel hombre que desde atrás se soltó y encontró la libertad. En el Gran Parque Central, sin saberlo Sacheri, Polenta develó el final real.

Iban 40 minutos. Allá, cerca de su cueva, Polenta se sacudió y a carpeta intuyó que podría cortar esa pelota. Lo hizo como tiempista veterano, pero con movimientos como si tuviese 15 años cuando se hizo conocer. Robó la pelota, la vio frente a sí, y en vez de darle un sambombazo para que se arreglaran los de arriba, sintió el camino de la libertad, y con sus pesadas caderas arrancó como si fuese Messi en la Play Station, y cuando en la inmensidad se sintió solo vio en Juan Ignacio Ramírez a su Carucha; siguió su pesada carrera hacia la ilusión. Cuando el Colo Ramírez se la devolvió justa a la entrada del área, Polenta, el último hombre, sacó el mejor zurdazo de su vida y explotó las redes y el alma de decenas de miles.

Bien, aunque sea jugando mal

A Nacional le costó muchísimo el partido. Le costó porque no pudo dar ni cerca lo que este colectivo parece poder dar, le costó porque Metropolitanos jugó, suelto y bien, con un 4-2-2 al estilo Brasil 1982, pero siendo Metropolitanos de Venezuela 2023; le costó por el prejuicio que inconscientemente forjamos con el incipiente fútbol venezolano de 50 años atrás.

Había que jugar para clasificar y clasificó. Era la gran meta. Avanzar deportivamente, y económicamente también.

Es casi un problema filosófico saber si eso resuelve las expectativas de una entidad que nuclea a decenas de deportistas y a cientos de miles de hinchas, pero sí sabemos que es bueno, más allá de las falencias que lo obligaron a abrazarse con estas formas.

Clasificó a octavos de final, ¿dónde se ha visto que eso no sea bueno?

Copa Libertadores - Grupo B

Equipo Pts. PJ PG PE PP GF GC DG
Internacional 12 6 3 3 0 10 6 4 clasificado
Nacional 11 6 3 2 1 9 7 2 clasificado
Independiente Medellín 10 6 3 1 2 10 9 1
Metropolitanos 0 6 0 0 6 4 11 -7