Peñarol y Botafogo juegan la revancha de la semifinal de la Libertadores en Montevideo a las 21.30. Hasta este martes era lo que se podía afirmar, dado que no existía certeza de cómo iba a ser este espectáculo, desde hace semanas pactado y vendido para el Campeón del Siglo con entradas para los locales y los visitantes, pero que desde una semana atrás, y como consecuencia de la lamentable situación de violencia física y moral que debió vivir buena parte de los uruguayos que habían ido a Río de Janeiro con la expectativa de seguir el partido más importante en la carrera internacional de Peñarol en los últimos 13 años.

De la situación del Campeón del Siglo lleno más 4.000 visitantes pasamos a la resolución del Estado uruguayo, a través del Ministerio del Interior, de que el partido no podía tener público visitante, a la tensión Peñarol-Conmebol dado que esta entidad organizadora exigía a los mirasoles que pudieran entrar los cariocas, dándole como opción que el partido se hiciera a puertas cerradas.

La cuestión es que el partido -un trámite a cumplir en la expectativa del 99% del mundo fútbol por la espectacular goleada de Botafogo 5-0 en Río de Janeiro- se jugará en el estadio Centenario a las 21.30. Victoria, empate o derrota por hasta cuatro goles de diferencia dará el pase a la final a Botafogo, mientras que si Peñarol gana por cinco goles de diferencia hay penales, y si lo hace por seis o más pasa a la final y se va al Monumental de Núñez.

Dignidad futbolística

Casi nadie en el mundo piensa que es levantable un 5-0 en contra. Menos aún si esa hipótesis se traza desde el segundo tiempo del partido en Brasil, cuando los brasucas hicieron trizas futbolísticamente a los aurinegros y los dejaron públicamente sin ilusiones. Fue muy fuerte el temblor y sacudón de los tres goles de corrido y la exhibición carioca como para poder encarrilar la esperanza, y la desesperación y la inexperiencia llevaron a ese casi ilevantable resultado de visita.

Eso pasó en el cerno de Peñarol, con Diego Aguirre y algunos deportistas señalando la imposibilidad de dar vuelta ese 5-0: “Tenemos que jugar el partido de Montevideo de forma digna, intentar ganarlo y después veremos. No puedo decir otra cosa que tratar de asumir el golpe y salir con toda la fuerza posible para hacer un buen partido en casa, porque la gente nos va a acompañar y tenemos que darle un triunfo”, dijo el técnico.

En la historia de Peñarol hay quienes creen que se puede intentar alcanzar una buena diferencia, por ejemplo cerrando el primer tiempo ganando y tirando el todo o nada para el complemento. Sin embargo, el carbonero en su historial ha lidiado con situaciones como esta y no tiene antecedentes que le permitan revertir goleadas así, y es recordada la llave de 1989 ante Inter de Porto Alegre -donde jugaban Diego Aguirre y el Vasco Aguirregaray-, que empezó con una goleada 6-2 en Beira Río y en la revancha en el Centenario volvieron a ganar los gaúchos, e hinchas incendiaron un ómnibus portoalegrense.

Una situación parecida fue la de la final de vuelta de la Conmebol de 1994, cuando Peñarol llegó al Centenario con la esperanza de dar vuelta un 6-1 en Morumbí. Ese día Peñarol le ganó y bien a los paulistas 3-0, pero nunca estuvo cerca de la hazaña de dar vuelta la diferencia.

Entra Sequeira

La expectativa real y alcanzable es ganar. Si además de ganar la coyuntura permite sumar una diferencia, se verá cómo se da el partido, pero el foco está en intentar ganar.

Aguirre seguramente repita a diez de los 11 que jugaron en el Nilton Santos, con el cambio de Leonardo Sequeira por Jaime Báez, lo que llevaría a que la formación inicial fuera con Washington Aguerre; Pedro Milans, Javier Méndez, Guzmán Rodríguez, Maximiliano Olivera; Rodrigo Pérez, Damián García, Eduardo Darias, Leonardo Fernández, Sequeira y Maximiliano Silvera. También es válida la posibilidad de que jueguen con tres puntas, sumando a Báez, y que Darias pase al medio con García. Lo que es seguro es que no estará el floridense Javier Cabrera, la gran ausencia en los últimos partidos.

¿Jugar con suplentes?

Botafogo no anunció el equipo. La potente prensa deportiva carioca especula con la situación de que no jueguen los futbolistas que tienen dos amarillas para no correr riesgos y llegar a la final, pero el técnico portugués Artur Jorge ha dicho que es un partido importante: “Sé de nuestra ventaja, pero es un partido importante. Antes de estar en la final debemos jugar este partido para llegar. No puedo hacer algo contrario a aquello que digo. Vamos a pensar en la parte física, en la cantidad de partidos seguidos que cada jugador ha tenido, y otros factores que tenemos que evaluar; lo que digo es que vamos con todas las armas a disposición; después veremos quién va a jugar y quién no lo hará”.

Hay cinco futbolistas de Botafogo que, en caso de ser amonestados, no podrían jugar la final. El reglamento de la Copa Libertadores limpió las tarjetas en fase de grupos y comenzaron a acumularse nuevamente a partir de octavos de final. Si alguno recibe tres amarillas en las fases posteriores se perderá el juego siguiente, final inclusive. El equipo brasileño tiene en capilla al arquero John y a los jugadores de campo Igor Jesús, Gregore, Luiz Henrique y Alexander Barboza; tres de ellos convirtieron en la goleada en el estadio Olímpico Nilton Santos.

Parecería un riesgo muy grande, emparentado con la responsabilidad -y una infravaloración del rival-, aun con toda la ventaja, que Botafogo juegue el pase a la final con la mitad del equipo con suplentes, y definitivamente si fuese así será otro partido.

En fin, parece un trámite y es casi segura la clasificación de Botafogo, pero Peñarol intentará dejar en claro por qué llegó a esta instancia y querrá ofrendar a su público una victoria. Desde la reunión en la taberna londinense Freemason's el 26 de octubre de 1863, donde se sentaron las bases de este deporte, se sabe que el fútbol es fútbol y los partidos hay que jugarlos.

Los jueces que arbitrarán Peñarol-Botafogo

El equipo arbitral para el partido de vuelta entre Peñarol y Botafogo será chileno. Lo integrarán Piero Maza como juez principal, Claudio Urrutia y Miguel Rocha en las líneas, Francisco Vejar cuarto árbitro y en el VAR José Cabero, Francisco Gilabert y Alejandro Molina.

Maza arbitró a Peñarol en la presente edición de la Copa Libertadores; fue en el triunfo 2-1 ante Rosario Central en el Campeón del Siglo por la fase de grupos.