El cervecero necesitaba una victoria, pero Nacional la necesitaba aún más. Aunque hay cosas que se necesitan siempre y nadie las precisa más que nadie. Ganar es una necesidad al mismo tiempo que es una obligación que probablemente no se cumpla. Siempre gana uno solo. Los empates son peleas en las que ambos tienen razón pero ninguno la tiene. La razón es un punto para cada uno. El punto que está desde el inicio. El que hay que cuidar si sos humilde. El que ya tenés, el que te sacan.
Por eso, antes del minuto, el equipo paraguayo pateó de lejos; fue Gustavo Caballero que culpó al cielo, una vez que Rodrigo Odriozola bailó al piso con la esfera que se iba. Blas Cáceres quiso en un tiro libre que resultó frío como la noche montevideana. Racing contestó y fue casi lo único que se le ocurrió en el primer tiempo, una jugada que recibió Dylan Nandín, pero en offside. Después el partido volvió a ser de Nacional, aunque fue de trámite errático y las imprecisiones gobernaron la estancia entre las áreas.
Uno de los Alfaro del equipo paraguayo probó después de hacer una finta. Nacional quiso, aunque a Racing tampoco le servía perder. A nadie nunca le sirve eso, salvo para aprender algo nuevo, nada menor de todas formas. La chance de Nacional era más remota, pero no por remota, algo parecido al orgullo. El Rulo Varela tiró un caño hermoso contra la banderita que valió un ciento en el primer tiempo. Racing pareció acordarse del protagonismo. Hubo un par de pelotazos para cualquier lado. Todo era resbaloso en el Centenario. A los 28 pidieron penal, tres hombres de Racing fueron por un único juguete que terminó haciendo carambola. Los jugadores paraguayos hicieron el gesto de dibujar una tele con los dedos en el aire como una coreografía.
Fue un partido de ideas que se fueron desactivando y regenerando y así. Como las luces rotas de una cuadra. A los cinco del segundo tiempo aquello del penal fue un hecho. El árbitro cobró en este caso y el argentino Ignacio Bialone cambió por gol. A pesar del chamuyo del Chupete Odriozola, que es un sabio del oficio, Nacional conseguía lo que había estado buscando. Lo que había venido a buscar, una esperanza oriental.
El agua fría despertó a Racing. Nandín tiró una diagonal que Varela leyó como si fueran palabras. El muchacho del Cerro recibió y, sin mediar pensamiento, remató cruzado. El arquero Antony Silva saltó y cayó en el mismo lugar, la pelota entró allá lejos. 1-1 y Racing se acordó de ser Racing, entonces. Fueron los uruguayos los que pidieron penal al rato.
Gastón Bueno, otro del oficio aprendido, también el oficio del área rival, fue finalmente el autor del gol para que Racing se quede con el partido. Bueno entró en el área chica colgado del rival para convertir. Festejó Alejandro y el Tito, Marcio, Luis, y el padre de Gastón, y una troja de cerveceros en el Centenario.
Racing se dedicó a cuidar y a festejar de a poquito. Nacional a despedirse, a pensar en la cena del hotel. Histórico lo de Racing que hace gozar a propios y ajenos. Costoso el partido, pero al final hay recompensa, dijo Gustavo, y lo escribió para siempre. Racing ganó en el Centenario. Confirmó ese gran momento y buscará la clasificación en la última fecha.
Grupo F | PTS | PJ | PG | PE | PP | GF | GC | DG | |
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Racing | 11 | 5 | 3 | 2 | 0 | 10 | 5 | 5 | |
Corinthians | 10 | 5 | 3 | 1 | 1 | 11 | 2 | 9 | |
Argentinos Jrs. | 6 | 5 | 2 | 0 | 3 | 5 | 11 | -6 | |
Nacional (Par.) | 1 | 5 | 0 | 1 | 4 | 5 | 13 | -8 |