El reglamento de la Primera División de fútbol femenino impide que los partidos se jueguen en complejos: deben ser en estadios. A comienzo de temporada, Danubio aceptó, como excepción, disputar un encuentro en su Complejo Deportivo Ingeniero Héctor del Campo porque el estadio de Danubio, el María Mincheff de Lazaroff, estaba en proceso de ser sembrado. Sin embargo, luego volvieron a fijar el Héctor del Campo –que está en malas condiciones–, por lo que las jugadores decidieron hacer pública la situación: “En ese momento el plantel aceptó jugar allí de forma excepcional, tomando en consideración que nuestro estadio María Mincheff de Lazaroff estaba en proceso de siembra, y por la prontitud de la fecha no se logró encontrar un estadio alternativo, quedó establecido con el club y la mesa de fijaciones de la AUF [Asociación Uruguaya de Fútbol] que se trataría de una única y última vez, ya que implicaría retrocesos en los avances conquistados en los últimos años en cuanto al desarrollo en la búsqueda de profesionalismo”, dijeron sobre la situación.
Para sorpresa de las futbolistas, el encuentro de esta sexta etapa con Nacional volvió a fijarse para el mismo complejo. Las jugadoras de Danubio, vista la decisión, no salieron a disputar el partido.
Mientras tanto, en el encuentro entre Peñarol y Wanderers, ambos planteles sostuvieron una pancarta con la leyenda “No más complejos en Primera División”, dando cuenta de que la lucha es colectiva independientemente de los colores.
La fecha, más allá del partido suspendido entre danubianas y tricolores, se sigue jugando con normalidad.