La vez que un equipo perdió y quedó eliminado, pero ganó. Eso fue lo que le pasó a Boston River en Salvador.
Si me das a elegir cómo quedar satisfecho con un equipo que no tiene éxito en su objetivo, elijo esta eliminación del Boston en Brasil, jugando, defendiendo y queriendo como pudieron ante un equipo brasileño, millonario en técnica y en euros, que no en reales, porque el Bahía es del City Group. Así, metiendo como caballos, trancando con la cabeza, de costa a costa, remándola hasta quedar sin fuerzas.
Bahía ganó el partido y la llave 1-0 con el gol de Jean Lucas en el segundo tiempo, pero Boston River ganó en reconocimiento, honra y dignidad, con el juego de nuestros sueños de todos los días.
En el juego
El tráiler del partido presentado al inicio del juego proyectó lo que seguramente podría pasar. De esa manera, jugando todos metidos de la portera para atrás en la fazenda del Bahía, era casi imposible poder mantener el cero y soportar la presión de los brasileños. No había forma de aguantar si todo el partido era como en los primeros cinco minutos, con Boston River metido en campo propio y diez de los bahianos metidos en el suelo que defendían los uruguayos.
El arquero Antúnez anduvo a los revolcones en jugadas de extremo peligro de los brasileños, que en los primeros diez minutos por lo menos tres veces estuvieron a punto de abrir el marcador con Luciano Rodríguez siempre ahí.
El Boston defendía bien la mayoría de los ataques, pero sucedía que, casi de inmediato, perdía la pelota y otra vez empezaba el ataque del Bahía, con jugadores de extremo peligro y calidad que aprovechaban el frontón y volvían a apuntarle al arco de Antúnez.
A los 24', en medio de la asfixia en campo propio, pero después de haber tomado aire en cuatro o cinco oportunidades, Boston River, haciéndola simple con Joyita Juan Acosta metiendo un centro desde la derecha, Valentín Adamo intentando llegar por el medio pero viéndola pasar y Guillermo López, metiendo la diagonal por izquierda, definió cerca y casi llega el gol del equipo uruguayo.
Así, dale que te dale, con un despliegue infernal para defender al sastre, se pudo mantener el cero en la parte inicial y llevarlo como en un camión de Juncadella a los vestuarios para protegerlo hasta la segunda parte.
El comienzo del segundo tiempo fue una réplica del modelo de arranque del partido, y otra vez fue ataque tras ataque del elenco tricolor bahiano, y otra vez los músculos tensos y los rostros desencajados de los defensas y de quienes estaban detrás de la pantalla en cualquier lugar, pugnando por el elenco oriental.
Aunque se quiera, aunque no se pueda hacer otra cosa —que la hizo y en dos contras ajustadísimas estuvo a punto Boston de anotar—, no hay forma de aguantar en Brasil a un equipo local, y así fue como desde la insistencia de Ramos Mingo, que habilitó a Luciano Juba por izquierda para que este metiera un centro para la llegada de Jean Lucas, que cabeceó limpio y puso el 1-0.
El partido siguió siendo el mismo, pero ya se empezaron a alejar los sueños y a revelarse la inmensa diferencia de presupuestos, de equipos. Jadson Viera generó modificaciones de a parejas para buscar la lejana pero viva posibilidad de mantenerse a tiro cuanto se pudiera, y como pudieron se plantaron ante la pizarra brasileña.
Lo buscó y casi se inventa el empate con enorme esfuerzo Boston River, pero no pudo, ya no podría. Perdió, pero ganó. Perdió el partido y la clasificación a la Libertadores. Ganó honrando el juego y llegando entero y enhiesto a la fase de grupos de la Sudamericana.