Enorme victoria de Liverpool en el Campeón del Siglo para mantener la punta del Apertura en la séptima fecha, extender su invicto en el torneo –es el único imbatido– y tomar enorme ventaja sobre su vencido, que siempre es un potencial candidato a pelear los torneos.
El elenco de Joaquín Papa, que ahora suma diez partidos sin perder entre los tres últimos del Clausura 2024 y estos siete del Apertura 2025, se plantó sin ningún complejo en la difícil situación de enfrentar a un necesitado Peñarol en su campo. Los dos tiempos fueron claramente para los de Belvedere con un gol en cada tiempo del siempre determinante crack Abel Hernández y un golazo de remate en el complemento del paraguayo Hugo Quintana.
Un momento estupendo de Liverpool, recuperado del enorme bache de la temporada pasada, y un inesperado pero ya sostenido desajuste de Peñarol, que no sólo suma tres derrotas en fila y sin goles convertidos, sino que no logra ni aun con cambios y modificaciones de juego recuperar su nivel de la temporada pasada.
Para aquí y para allá
El inicio del partido fue interesantísimo por la dinámica que pudieron imponer los contendientes, y además porque tal vez sorprendió el dominio inicial de Liverpool ante un Peñarol al que le costó entrar en partido por unos diez minutos, y que tuvo en el ramonense Juan Martín Rodríguez un baluarte defensivo, parando todo lo mucho que llegaba por su lado.
Después de los diez minutos iniciales el equipo de Diego Aguirre se empezó a instalar en campo contrario en dos instancias determinantes, primero para tratar de robar la pelota en el intento de salida jugada de Liverpool y luego para permanecer en ataque con el floridense Javier Cabrera muy punzante por derecha y Leo Fernández buscando encontrar lo que le ha faltado en el inicio de temporada.
A los 27 minutos, cuando el partido empezaba a navegar en una paridad bien establecida, Liverpool logró abrir el marcador a través de la Joya Hernández, que a un metro de la línea definió de cabeza con calidad tras una gran atajada de Martín Campaña.
La Joya había iniciado la jugada del gol con una exquisitez técnica de un pase colocado en profundidad que ya no se verá en las repeticiones, pero que debería quedar en la esencia del gol de los de Belvedere.
De allí para adelante, por más que hubo buenos intentos, con Javier Cabrera como motor de los ataques de peligro carboneros, Liverpool manejó bien el resultado y el juego. Hubo un par de jugadas de Peñarol que pusieron peligro, pero por más de 20 minutos los de Belvedere manejaron la situación defendiendo bien, capitalizando los errores del local y buscando encadenar alguna contra a sabiendas de que ahí estaba Abel, una verdadera joya capaz de generar alquimia entre sus piernas la pelota y su equipo.
Liquidado
Inmediatamente después del arranque del segundo tiempo, Peñarol volcó a su equipo absolutamente contra el arco de Emiliano Márquez, que una y otra vez debió extremarse en un lapso de cinco minutos para evitar el empate aurinegro.
La línea de cuatro de los de la cuchilla estuvo impecable y el despliegue impresionante de Martín Rabuñal en el centro del campo fue el seguro contra todo que galvanizó a Liverpool.
Hubo una media docena de tiros de esquina para los aurinegros, pero la pelota no pudo llegar a la red y, sin embargo, con contragolpes bien ejecutados pudo Liverpool otra vez con Abel Hernández duplicar la diferencia y a los 14 del segundo tiempo ponerse 2-0. Fue una jugada bien concatenada en velocidad, que fue de derecha a izquierda, el centro de Agustín Cayetano tocó a uno de los defensas carboneros, que terminó habilitando en el segundo caño a Abel, que otra vez puso la cabeza y anotó el segundo de Liverpool.
Apenas tres minutos después llegaría el tercero de Liverpool, una anotación que ponía una diferencia extraordinaria, pero que además por la factura del gol dejaba una sensación de exquisitez y contundencia que remataba la exposición del visitante. Fue otro ataque nacido en una pelota quieta que corrió de izquierda a derecha en la profundidad del área, que en el intento de despeje de la zaga mirasol llevó la pelota afuera del área sobre el vértice derecho, donde estaba el internacional paraguayo Quintana, que controló hacia arriba y de aire metió un derechazo impresionante que se incrustó en el ángulo superior derecho de Campaña.
Esos minutos sentenciaron definitivamente el partido y potenciaron aún más las situaciones de los antagonistas, porque Liverpool fue dominador casi absoluto del juego y estuvo cerca del cuarto, y a Peñarol se le vio desconectado, muy frustrado y con una caída anímica que parecía trasuntar el colectivo.
Hablar de los goles y los goleadores es justo y necesario, pero no dejar registrado el cierre de Agustín Cayetano en la línea defendiendo la entrada de Maxi Silvera sería injusto con el partido.
Peñarol nunca dejó de atacar ni de frustrarse. Liverpool dio ingreso a varios de sus jóvenes valores y pudo haber llegado al cuarto.
Un partidazo de los negros.