El diagnóstico de las autoridades es unánime: “un país chico” como Uruguay tiene que “mirar al mundo”, y en la provisión de servicios centrados en la tecnología hay una oportunidad de desarrollo. Esto porque ven “diferenciales” para atraer empresas del exterior y potenciar proyectos locales. A los ya clásicos atributos de Uruguay como país estable y con seguridad jurídica, en este caso se suman los buenos niveles de conectividad, recursos humanos con perfil tecnológico, un ecosistema emprendedor que entiende que asociarse es clave para potenciar negocios y que cuenta con casos de rotundo éxito, además de un sistema de apoyos por parte del sector público para impulsar nuevas ideas.

Así lo remarcaron distintos jerarcas del gobierno al participar el jueves en la cuarta edición del Montevideo Fintech Forum, en un panel que se tituló “Uruguay, hub de innovación en servicios financieros”. Palabras y expresiones similares de otras autoridades confirman una intención de promover la masificación de empresas y emprendimientos con foco en la tecnología que brinden servicios al mundo instalados en Uruguay. De hecho, comentaron que los negocios de la economía digital tienen potencial para impulsar una recuperación de la actividad pospandemia.

“El país tiene fundamentos sólidos para este tipo de negocios. Vemos en el _fintech_ una oportunidad para Uruguay”.

Uno de los expositores fue el director ejecutivo de la agencia de promoción de inversiones Uruguay XXI, Jaime Miller, quien dijo que el fintech combina dos rubros (tecnología y finanzas) en los que “Uruguay es fuerte y tiene tradición”. Por un lado, la industria del software fue pionera en los años 90 en la exportación de servicios al exterior y recientemente alcanzó el hito de tener a la primera empresa unicornio local –en setiembre dLocal fue valuada en más de 1.000 millones de dólares–, y por otro lado Uruguay se ha especializado históricamente, por diversas condiciones, como un proveedor de servicios financieros. “El país tiene fundamentos sólidos para este tipo de negocios. Vemos en el fintech una oportunidad para Uruguay”, sostuvo.

En esa línea, el presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), Flavio Caiafa, dijo que hay que trazarse el objetivo de “que la ciencia y la innovación sean factores claves para el crecimiento económico y el desarrollo sostenible del país”. Para eso, repasó que Uruguay parte de una posición privilegiada en áreas como “el nivel de conectividad, la calidad de los recursos humanos, el estatus de país serio y estable históricamente –en lo más reciente eso se extienda a la buena gestión del tema sanitario–, y buen acceso a capital e inversión gracias a la mala coyuntura regional”.

En lo que hay que trabajar, según Caiafa, es en definir un marco regulatorio “que sea amigable con la innovación”, sin cometer el error de por un lado fomentar proyectos que incorporen tecnología de manera disruptiva y por otro ponerles trabas que los frenen. Al respecto, dijo que puede haber “barreras que son fuertes” hoy día para el sector, pero lo positivo es que “no se requiere ninguna inversión millonaria” para cambiar la situación. “En épocas de crisis tenemos la enorme oportunidad de tomar medidas que sólo requieren un importante liderazgo, y así sentar las bases para un desarrollo mucho más acelerado del sector fintech y de la tecnología en todo el país”, afirmó.

Desde la óptica de los reguladores, hablaron Diego Labat, presidente del Banco Central (BCU), que tiene bajo su control la operativa de las fintech, y Mercedes Aramendía, presidenta de la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec), que juega “un rol clave” en la conectividad, el primer eslabón de la cadena de estos negocios y “la base sobre la cual toda economía digital se desarrolla”.

Labat explicó que en el área de fintech el trabajo del BCU pasa por “generar reglas de juego que faciliten el acceso al mercado de nuevos jugadores que hagan intermediación financiera, de otros que presten servicios, o infraestructura”. La apuesta es generar condiciones regulatorias que propicien la aparición de nuevas empresas, atraídas “por lo que Uruguay tiene para ofrecer”. Aramendía dijo que al ya existir un “ecosistema” emprendedor consolidado en el sector tecnológico, el gobierno se debe sumar a ese “trabajo conjunto” para impulsar los negocios.

Los “diferenciales” de Uruguay para ser un hub de fintech

La presidenta de la Ursec mencionó que Uruguay cuenta “con un camino recorrido que nos da ventaja” para el desarrollo de la economía digital en relación a otros países. Mencionó los efectos positivos de programas como el Plan Ceibal para los niños o el Plan Ibirapitá para los adultos mayores, e iniciativas que corroboran que la incorporación de tecnología agrega valor, como la trazabilidad del ganado –100% de los vacunos uruguayos está identificado y registrado mediante una caravana electrónica–.

Los números también son elocuentes sobre el punto de partida privilegiado de Uruguay: “En 2019 la conexión a internet llegó a 88% de los hogares, más de 70% con banda ancha fija. Este acceso está extendido tanto en hogares de nivel socioeconómico alto como bajo, y tanto en Montevideo como en el interior. Además, 79% dice usar internet de forma diaria y de esos, 98% lo hace desde un celular”. En términos de infraestructura, destacó que las redes de telecomunicación “respondieron” ante el aumento de tráfico que provocó la pandemia, y analizó que el aislamiento “aceleró la transformación digital, muchas personas cambiaron sus prácticas, por ejemplo, haciendo compras online”.

Al referirse a las ventajas del país para albergar proyectos de tecnología, Miller, de Uruguay XXI, enumeró “varios elementos que ayudarán a posicionarnos como un hub (centro de referencia para una actividad) de fintech”. Resaltó que hay “un regulador que impulsa la innovación”, un arco emprendedor “que tiene historia”, un sistema financiero con espalda, políticas de Estado “que no se discuten” y un “set de herramientas de incentivo” para potenciar los proyectos que surjan.

Sobre esto último, mencionó la posibilidad para las empresas de instalarse en zonas francas y operar con ventajas impositivas, tener una ley específica para software y postular a distintos programas de apoyo económico en proyectos de innovación, investigación y desarrollo. También el titular de la ANII mencionó que hay un menú variado de apoyo a emprendedores, que va desde un “capital semilla” que puede llegar a 25.000 dólares para comenzar un proyecto a subsidios de hasta 150.000 dólares para expandir alguna idea innovadora e incluso montos mayores de garantía para acceder a créditos. “Todos estos elementos son diferenciales que no son fáciles de conseguir en otros lados”, señaló Miller.

Labat habló de la solidez del sistema financiero tanto en términos de solvencia como de liquidez, y dijo que sobre esa base “debemos empezar a dar pasos para tener un sistema más innovador”. En pos de ello el BCU presentó días atrás su hoja de ruta para este período, con medidas para concretar transferencias inmediatas y la adopción de cheques digitales, así como la reglamentación del sistema de crowfunding –redes de financiamiento colectiva a través de la tecnología–, que entiende “puede colaborar mucho en el financiamiento a emprendedores”.

Todas estas medidas buscan, según Labat, “que los uruguayos encuentren un sector en el que invertir e innovar, pero también los jugadores de la región y de otras partes del mundo”. Añadió que el objetivo del BCU es propiciar “el marco general para que eso suceda”.

Dentro de este panorama favorable, la presidenta de la Agencia Nacional de Desarrollo, Carmen Sánchez, hizo notar que hay falencias a corregir en los temas de acceso e incorporación de tecnología a nivel de las pymes (pequeñas y medianas empresas): seis de cada diez no tienen ningún programa informático que utilicen para tareas administrativas o contables.

Asimismo, la presidenta de la Ursec también mostró algunos números que muestran dónde “falta trabajar”, para evitar posibles “frenos al desarrollo” de la economía digital. Hay 51% de uruguayos que no compra a través de internet, en general por desconfianza ligada a temas de seguridad informática.

Una oportunidad para la productividad y la atracción de extranjeros

“Si hay algo que hoy precisa Uruguay es una mejora notoria de su productividad, y parte del camino pasa” por la incorporación de tecnología e innovación, sostuvo el presidente del BCU. Aclaró que no es “un camino lineal” que a más tecnología mayor productividad, pero sí puede lograrse ese objetivo alineando al Estado con los privados “para ir levantando obstáculos”. Señaló que “los sectores de la economía digital van a propiciar un aumento de la productividad y tienen que derramar” la innovación hacia el resto de los rubros de actividad.

Varios de los panelistas también ligaron el tema productividad a la mayor incorporación de la tecnología en los planes educativos, y Aramendía destacó la visión de las instituciones de enseñanza terciaria de impulsar “cada vez más planes para que las personas desarrollen habilidades digitales y se adapten a los nuevos requerimientos” del mundo tecnológico.

Por otra parte, Miller dijo que el desarrollo del sector de servicios tecnológicos es también “una gran oportunidad para atraer a gente que quiera vivir y trabajar desde Uruguay”. Esto asociado a uno de los tópicos más repetidos por la industria del software y afines, que es el desempleo negativo, es decir la necesidad que tienen de incorporar personal y no sólo programadores. Comentó que hoy el déficit estimado de personal en la industria es de unas 2.500 personas.

“El país tiene fundamentos sólidos para este tipo de negocios. Vemos en el _fintech_ una oportunidad para Uruguay”.

“Esas personas podrían venir con el pan debajo del brazo. Porque el conocimiento tecnológico no compite con el mercado, sino que suple una necesidad de recursos humanos que tiene la industria y el correlato se ve en las exportaciones. Unos 5.000 trabajadores más implicaría por lo menos 200 millones de dólares más de exportación de servicios tecnológicos”, subrayó el director ejecutivo de Uruguay XXI.

A modo de corolario tras el diagnóstico y los planes que trazaron las autoridades, Labat expresó que “Uruguay debe aprovechar las ventajas que tiene hoy y sobre eso construir las bases; luego aparecerán los resultados”. Pero no hay que confiarse, según Aramendía, porque la economía digital es un negocio “que se acelera cada día y obliga a transformarse; estamos bien posicionados, pero debemos seguir siendo flexibles como país para adaptarnos”.

Un evento que derivó en la formación de la Cámara de Fintech

La edición 2020 del Montevideo Fintech Forum mutó de un evento físico de dos días a una plataforma de contenido, que continuará con webinars y actividades hasta octubre de 2021. “El nuevo formato permite reforzar aún más los lazos globales con Uruguay”, contó Sebastián Olivera a la diaria, quien ideó el evento junto a Liliana Fried. Surgió para difundir el mundo del fintech, del que aun hoy poco se conoce en Uruguay, según Olivera, pero derivó en algo más grande: lo inicial para realizar la primera edición fue “mapear las empresas locales que pudieran ser consideradas como fintech y contactarlas”, pero al ver que eran una cantidad considerable también generó otro proyecto. Olivera fue fundador y presidente de la Cámara Uruguaya de Fintech, así como de la Alianza de Fintech Iberoamericana, que vieron luz en junio de 2017, en la primera edición del evento sectorial. Esta actividad, que sigue a otras similares, como París Fintech Forum, “pone a Uruguay en el mapa fintech global, a la par de otros países con más desarrollo” en esta área, señaló Olivera.

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