El seguro tal como lo conocemos está en vías de extinción, o por lo menos eso es lo que nos dicen en cada oportunidad en la que tomamos contacto con los conceptos de insurtech, transformación digital y comercio en línea.

Estos conceptos novedosos, por cierto, llevan años en el mercado; permítanme expresar que para ser una revolución, viene bastante lenta de velocidad. O no. Todo es según cómo se mire, pero si hay algo claro es la tendencia inexorable al cambio en la industria del seguro.

El seguro nació hace mucho tiempo, tanto que hay hasta prehistoria del seguro; en cualquier caso, por lo menos desde mediados del siglo XIV, particularmente en el transporte marítimo, conocido como la Aventura del Mar, con el préstamo a la gruesa, y con hitos como el gran incendio de Londres de 1666, existe el seguro en términos que hoy en día podemos identificar.

Pero lo que tiene de antigua esta noble profesión lo tiene también de dinámica y cambiante; no en sus profundos pilares, emparentados con la solidaridad y la mutualidad, que se mantendrán siempre, sino en todo lo que contribuye a desarrollarla de la mejor manera.

El seguro en tanto exista riesgo y la sociedad lo perciba estará ahí para brindar la fórmula matemática de la solidaridad, esa fórmula que permite transformar riesgos individuales, de acaecimiento y monto desconocido, en cifras de pago periódico y presupuestables, logrando que esos riesgos individuales se diseminen en la mutualidad de asegurados.

Es una tarea titánica, que solamente es posible aplicando la tecnología, proveyendo a los consumidores de seguros soluciones adaptadas a sus necesidades y servicios que nos den la visibilidad más allá de la que se genera cuando ocurren los siniestros.

Por esto son tan relevantes la insurtech y la transformación digital, que nos abren los ojos a la necesidad de poner el foco en el cliente, a considerar el impacto del comercio en línea, y a atender el surgimiento de nuevas capas de generaciones de consumidores.

Esto no es parte del futuro ni sólo de los mercados desarrollados; día a día lo utilizamos y lo vemos en la transformación de los corredores tradicionales y la aparición de nuevos actores digitales ‒bienvenida sea‒.

Estamos hoy en condiciones de ofrecer mejores productos y servicios, pero ojo, también es necesario considerar otros escenarios no tan positivos para el mercado, la supervisión y el sector, considerando todos los operadores, no únicamente las aseguradoras.

Tal vez esta revolución sea un poco lenta, pero está ocurriendo ahora. Lo que es claro es que, en el futuro, salvo que sea un futuro apocalíptico, el seguro continuará existiendo. Mientras tanto, podemos ver cómo esta actividad se desarrolla en el presente, y para eso es buena cosa contar con un Monitor de Seguros de forma periódica.

Mauricio Castellanos es gerente comercial en San Cristóbal Seguros.