¿Qué es más difícil en Uruguay, calcular el acero necesario para la construcción de un puente colgante, o hacer la segunda temporada televisiva de un programa de divulgación de ciencia y tecnología? Probablemente lo segundo, porque cómo calcular las cargas y resistencias de los materiales es algo que se enseña –y bien–, mientras que lo otro depende pura y exclusivamente de la tenacidad, entusiasmo e inspiración de sus realizadores. Por eso, causa alegría que hoy, a las 22.00, se estrene la segunda temporada de la serie Sobre hombros de gigantes.
El nombre del programa se inspira en una frase que el físico Isaac Newton le escribió a un colega, en la que decía que sus logros habían sido posibles porque se había “sentado sobre los hombros de gigantes”. La expresión, que hoy se utiliza para mostrar el carácter colaborativo de la ciencia, también podría aplicarse al programa en sí: la serie se para sobre los hombros de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, uno de los lugares donde la ciencia y la investigación buscan las fronteras del conocimiento en Uruguay. Es que la casa de estudios es una de las tres patas involucradas en la realización del programa, siendo las otras dos la productora Magenta y la propia TNU.
Este segundo ciclo, que consta de diez episodios, abordará temas como la biotecnología, el tratamiento de efluentes, la inteligencia artificial, los implantes cocleares, los genes y el futuro de la evolución, y también divulgará la ingeniería que hay detrás de las construcciones del maravilloso Eladio Dieste y de la represa de Rincón del Bonete, que según los realizadores de la serie constituye un hito de la ingeniería mundial. Cada episodio es introducido por Juan Grompone, ingeniero conocido tanto por sus obras de reflexión tecnológica como de ficción, y cuenta con entrevistas a expertos e investigadores referentes de los temas abordados.
Para que este esfuerzo de gigantes fuera posible, se requirió el apoyo de la Fundación Julio Ricaldoni y el aporte monetario de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, ya que Sobre hombros de gigantes fue uno de los proyectos ganadores del fondo que esta agencia tiene para la popularización de la ciencia y la tecnología. La dirección del programa está a cargo de Miguel Grompone, quien cuenta que el proyecto nació de las ganas que tenía de hacer algo junto con su padre. “Cuando terminamos el primer ciclo ya sabía que teníamos ganas de hacer otro. Y que lo íbamos a hacer como fuera”, afirma.
Miguel no duda a la hora de encontrar las causas que lo llevaron a hacer un programa de divulgación de ciencia: “La culpa la tiene mi viejo. Desde que nací, el ambiente familiar fue el de que todo se pregunta y todo se investiga. Éramos tres hermanos, y haber tenido a Google en casa, porque mi viejo te daba respuestas sobre todo cuando internet todavía no había llegado, nos marcó. Por ejemplo, cuando tenía 16 tuve una banda de rock, y mi viejo me dijo que no me iba a comprar la guitarra, sino que me iba a mostrar cómo se hacía una. Y con mi hermano tuvimos que aprender de física para hacer los micrófonos, los imanes, y nos terminamos armando una... la ciencia siempre estuvo en mi vida”.
Esta segunda temporada es más ambiciosa: “Agregamos una capa más, que el año pasado no teníamos, que es el sitio web y las redes, donde hay más contenido para ver además de lo que sale en el programa. Porque vimos que 25 minutos, para cualquiera de los temas de ciencia que toques, no es nada” dice. Lejos de quedarse de brazos cruzados, Miguel no oculta que es un tipo inquieto: “En este momento, mientras estoy feliz porque estrenamos el jueves, al mismo tiempo estoy pensando cómo hacemos para tener una tercera temporada. Tendemos a pensar que en Uruguay no hay ciencia, que sólo hay música, literatura y jugadores de fútbol. Pero en realidad hay una cantidad de Suárez en nuestra ciencia. Hay muchas investigaciones y nos parece que está bueno seguir con el ciclo. No sé cómo vamos a hacer la tercera temporada, pero seguro la vamos a hacer”, sentencia, y uno agradece su confianza inspiradora.