La Licenciatura en Danza Contemporánea de la Universidad de la República (Udelar) es la tercera opción de estudios superiores públicos en esa materia; se suma al profesorado del Consejo de Formación en Educación y a la Escuela Nacional de Danza del SODRE, pero se diferencia de esas carreras por el perfil de investigación desde el que fue gestada. El trámite, que comenzó en 2008 y tiene antecedentes que se remontan a 2004, indica que esta licenciatura es una conquista del sector artístico. Según comentó la coordinadora de la carrera, Paula Giuria, se busca formar profesionales que “puedan desarrollar todas las tareas que están vinculadas al campo de la danza”: el licenciado, después de cuatro años, podrá desempeñarse en la creación, asesoría, docencia e investigación, tanto académica como artística, relacionada a esta disciplina. Giuria (PG) y Vera Garat (VG), docente de la licenciatura, conversaron con la diaria sobre el proyecto que está a meses de convertirse en realidad, cuando en febrero se abran las inscripciones del Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes (IENBA); además explicaron el proceso de creación de la licenciatura y lo que espera a los estudiantes que lleguen al remodelado cuarto piso del ex Liceo Francés.
–¿En qué se diferencia la Licenciatura en Danza de la Udelar de las otras carreras que existen, como el profesorado o la Escuela Nacional de Danza del SODRE?
PG: –La Licenciatura en Danza está pensada con un perfil de investigación propio de una carrera universitaria; no es el objetivo la formación de intérpretes, como en la Escuela Nacional de Danza, que forma bailarines, ni es el objetivo la formación de docentes, porque ese foco lo tiene el IPA [Instituto de Profesores Artigas], más allá de que seguramente un egresado de la licenciatura cuente con conocimientos que le permitan desarrollar docencia. El perfil es de investigación, y con esto entramos en la discusión de qué es investigar en arte, cómo es el diálogo entre lo artístico y lo académico. Pensamos la danza como un campo complejo, que debe ser mirado desde lo multidisciplinario: está incluida la creación artística, pero también los estudios del cuerpo, la danza y la sociedad, entre otros. Creemos que nuestro plan de estudios muestra esta complejidad con la que queremos abarcar el campo.
–¿En qué estado se encuentra la investigación en danza?
PG: –Creemos que la licenciatura apunta a acompañar y a potenciar el desarrollo de la investigación que se ha impulsado en los últimos años. La Escuela Nacional de Danza se amplió hacia lo contemporáneo, surgió el IPA en danza, se creó el Instituto Nacional de Artes Escénicas, que se dedica a la formación profesional y a la investigación, y hay una mesa de danza en las jornadas académicas de [la Facultad de] Humanidades [y Ciencias de la Educación]. Hubo un desarrollo de la danza en relación con las políticas culturales de los últimos gobiernos, que apoyaron con fondos concursables y becas. Hay investigación en el campo artístico, pero nos está haciendo falta potenciarla y hacerla crecer desde el punto de vista académico.
VG: –Hay que tener en cuenta que los trabajadores de la danza están formados en otras áreas, tienen otras formaciones, con perfiles bien distintos. Además, hay un montón de gente que viene investigando artísticamente, a la que hay que darle un impulso más académico.
–¿En la licenciatura van a estar presentes ambos tipos de investigación?
PG: –Dentro de la licenciatura vamos a apuntar a los dos tipos de investigación, y fuerte. Está pensada en seis ejes: creación artística, investigación, estudios históricos de la danza, estudios del cuerpo, mediación, y las materias optativas [dentro del mismo servicio] y electivas [en otros servicios]. Si bien todos son cursos teórico-prácticos, con muchas zonas de intersección, la investigación atraviesa todos los ejes. La carrera plantea qué es la investigación artística y desarrolla la investigación académica.
–¿Dónde va a trabajar el licenciado en danza?
PG: –Lo discutimos mucho al principio, cuando pensábamos los contenidos de un plan de estudios y nos preguntábamos en qué campo se va a poder desarrollar. Estamos hablando de un campo artístico; sabemos que la inserción laboral no es alta. La idea es que un licenciado pueda desarrollar todas las tareas que están vinculadas al campo de la danza: serán creadores, críticos de danza, asesores en la programación de teatro, curadores, docentes; la idea es que puedan llevar adelante proyectos de creación en todas sus etapas. También es interesante pensar que la formación artística se pueda usar para el desarrollo de las personas; creo que la apertura de esta licenciatura es la democratización de un conocimiento para que la gente haga con eso lo que quiera.
VG: –Tiene que ver con el estudio del cuerpo y cómo lo ponemos en distintas situaciones. El cuerpo en relación con el arte y con la vida; cuando trabajamos en prácticas de danza estamos poniendo el cuerpo en situación. Tiene que ver con cómo el cuerpo existe en relación con el otro; ese es conocimiento que la danza está desarrollando, y puede desarrollarlo mucho más. Ese es un aporte desde la danza a la universidad y a otras disciplinas, porque son pocos los contextos en donde se estudia esto. A su vez, la discusión de cuál es el rol del trabajador de la danza está incluida en el desarrollo de conocimiento de la licenciatura: hay que ver qué tipo de desarrollo pueden llegar a tener los estudiantes cuando egresen. Tienen muchas posibilidades; una puede ser la educación, pero también hay un eje que es la danza y la sociedad, con muchos proyectos que se pueden relacionar.
–¿Qué antecedentes tiene la licenciatura?
PG: –Es una historia desarrollada en varias etapas. El gran antecedente es el plan piloto de danza contemporánea que se llevó adelante durante 2004 y 2005, en la Escuela Universitaria de Música [EUM]. Años después, Marita Fornaro, la directora de la EUM, convocó a ex alumnos del plan piloto y se armó el grupo de danza en la Udelar, que trabajó mucho en relación con la licenciatura. En 2008 se aprobó un plan de estudios común para las licenciaturas en Medios Audiovisuales, Danza Contemporánea y Educación Artística, pero quedó en eso.
–¿Cómo llegaron ustedes a integrar el plantel docente?
PG: –El año pasado Bellas Artes, en colaboración con el Ministerio de Educación y Cultura, hizo un llamado para dos cargos docentes para la gestión e implementación de la licenciatura. Ahí entré yo junto con Melisa García, y empezamos a trabajar. A principios de este año se hizo otro llamado, en el que entraron Vera Garat y Lucía Naser como grado dos, y ahora van a entrar dos docentes más, otro grado tres y otro grado uno. De todas formas, tenemos convenios con docentes de otras carreras, como el IENBA, la EUM y el ISEF [Instituto Superior de Educación Física].
VG: –Nuestro trabajo con la malla curricular fue llenarla de contenido; se tuvo en cuenta, por un lado, la ordenanza de grado y, por otro, que tuviera un diálogo con Bellas Artes y con la EUM, porque es una nueva propuesta que se pone en diálogo con lo que ya está.
No sólo contemporánea | Oficialmente, la licenciatura es en Danza Contemporánea; sin embargo, la coordinadora considera que lo ideal “es que fuera en Danza, porque el objeto de estudio es la danza, mucho más allá de lo artístico”, pero aclaró que el nombre deviene del plan de estudios, que se llamaba de Danza Contemporánea. De todas formas, consideró que “seguramente haya que cambiarle el nombre luego, porque no hay un énfasis en ese tipo de danza, estamos tratando de que los contenidos de la licenciatura no sean de un tipo o un aspecto en particular, estamos tratando de entender la danza desde la complejidad que tiene”.
Facultad de Artes | La licenciatura se crea como parte del proyecto de la Facultad de Artes, que se está gestando desde el año 2000 y que parecería estar próximo a concretarse; la fecha que las autoridades de la Udelar manejan es 2020 como año de cierre. La idea es concretar la unión de la EUM, el IENBA (con todas sus carreras, incluida la Licenciatura en Danza) y probablemente la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático, que depende de la Intendencia de Montevideo.