“¿Cuánto saben los chicos de tecnología?” se titula una encuesta que hizo la empresa Microsoft a 650 estudiantes de 15 a 17 años de liceos públicos y privados de Montevideo y Maldonado, en agosto y setiembre de 2016. El mismo estudio se aplicó en Argentina y los resultados fueron exactamente los mismos, dijo ayer el argentino José Cella, director nacional de Tecnología y Filantropía de Microsoft para Argentina y Uruguay, durante la presentación de los datos, en las oficinas de la empresa en Montevideo.

“Siete de cada diez adolescentes se sienten expertos en computación”, dice el estudio. Cella comentó que “no es una novedad” y que todos los jóvenes se creen expertos. Lo catalogó de “gravísimo, porque si me siento experto, ¿para qué quiero aprender?”, preguntó. “La definición sobre saber computación es limitada”, establece la síntesis de la encuesta, porque 30% respondió que “el que sabe” es quien usa Word para una tarea, sabe mover rápido el mouse o puede ayudar a sus padres, o el que sabe qué hacer cuando se cuelga la computadora. En cambio, “casi nadie eligió 'crear, anticipar, inferir y tomar decisiones' para definir 'saber de computación'”; las asociaciones de los adolescentes fueron “siempre a temas de uso, no de creación”, dijo Cella. Cuatro de cada diez no saben cómo funciona una computadora: le preguntaron “¿cómo hace una computadora para funcionar?” y 60% respondió “porque alguien le puso programas”, 20% contestó “porque yo le digo qué tiene que hacer” y otro 20% respondió “porque tiene Word y Excel”. La mitad no sabe que la computadora tiene un lenguaje propio. Cuatro de cada diez dijeron que no sabía qué significaba programar; 60% respondió que sabía pero, de ellos, la mitad dijo que era usar Word o Excel y cuatro de cada diez respondieron que era saber hacer la tarea con internet. “¿Sabés qué es programar?”, fue otra de las preguntas: “sólo uno de cada diez elige la creatividad, uno de cada diez la capacidad de anticipar y dos de cada diez tomar decisiones”, porcentajes que son “muy bajos”, dijo Cella.

En cuanto a la utilidad de saber programar, 50% respondió: “para tener un mejor trabajo”, 30% respondió que le era útil porque estudiaría computación y 20% “porque enseña a pensar y resolver problemas”. “La utilidad se debe sólo a motivos prácticos y no a competencias esenciales para la vida”, subrayó el estudio, dando cuenta de otras utilidades: pensamiento crítico, resolución de problemas, espíritu de colaboración, adaptabilidad, iniciativa, comunicación, curiosidad, imaginación, creatividad.

Desafíos para la enseñanza

Microsoft está preocupada por la falta de programadores. “Hay muchas oportunidades alrededor de programar en el mundo. Para que tengan una idea, acá en Uruguay hay cantidad de puestos abiertos que no están cubiertos. En Argentina pasa lo mismo, en Estados Unidos hay alrededor de 1.000.000 de puestos abiertos de tecnología. Sólo Microsoft tiene en Estados Unidos 10.000 puestos abiertos y no consigue gente; lo mismo les pasa a Google, Amazon, Yahoo, a todas las empresas de tecnología nos pasa lo mismo. En India tampoco hay gente, en Europa tampoco. No es una moda, el año que viene va a haber más trabajo”, aseguró Cella. Recordó que “el presidente uruguayo” firmó la Agenda de Juventud Post 2015, de Microsoft y la Organización Iberoamericana de Juventud, que dispuso que haya una materia de programación computacional durante un semestre dentro del currículum en el equivalente a segundo año de enseñanza media. Cella comentó que Microsoft, en conjunto con la Fundación a Ganar y el Club Nacional de Football desarrollan un programa para que 30.000 jóvenes aprendan a programar (puede descargarse del sitio www.yopuedoprogramar.com), y lamentó que no esté incorporado a la currícula liceal. Plan Ceibal comenzó a desarrollar este año el proyecto Jóvenes a Programar, pero en la charla comentaron que “la escala es el problema” (durante este año apuntó a 1.000 jóvenes y en 2018 pretende incorporar 2.000). “Tampoco podemos esperar a que el Estado haga todo”, dijo Cella, que sostuvo que “estos temas sociales” no los va a resolver ni el Estado solo ni los privados ni las organizaciones del tercer sector solas”.

La encuesta fue coordinada por Roxana Morduchowicz, especialista en cultura juvenil; la gacetilla de prensa recoge su opinión sobre el estudio. “Los chicos (...) pueden saber cómo resolver un problema puntual de la herramienta, pero están lejos del saber reflexivo que queremos que construyan e incorporen. Un ejemplo de ello es que cuando la computadora les ofrece dos alternativas, muy pocos reflexionan y anticipan lo que podría suceder ante cada una. Simplemente ensayan, y muchos de ellos ni siquiera prueban. El gran desafío hoy es enseñar desde la escuela las competencias tecnológicas que acompañarán a los chicos en toda la vida”, señaló.