El 27 de junio vivimos una jornada que, sin dudas, constituye un momento institucional trascendente para el Consejo de Formación en Educación (CFE), en tanto renueva la representación estudiantil, en un acto sencillo en la ciudad de Paysandú, altamente significativo para el movimiento estudiantil uruguayo. Este hecho sin dudas nos fortalece en tanto proporciona la mirada de quienes transitan la formación, tanto para estudiantes así como para los docentes que nos integramos a espacios de participación a partir del 1º de agosto de 2013.
La integración del consejero estudiantil, así como la del consejero docente, son una decisión tomada luego de tres años de creado el CFE (2010), y responden a la necesidad de construir un escenario institucional en el que se concreta la participación en ámbitos de decisión política para la formación de educadores.
En este sentido, hoy Uruguay necesita seguir profundizando estos procesos, que permitan concretar una institución que, además de formar en el grado, esté habilitada para la formación posterior de un educador. Para atender a las demandas que implican los actuales requerimientos sociales, educativos y culturales de la sociedad uruguaya, se requiere una mejor formación para el ejercicio de la profesión en el ámbito educativo que corresponda a cada carrera. Trascender institucionalmente la formación de grado es poner de manifiesto la atención de las diferentes dimensiones que hoy conforman la profesionalización de los educadores y a la vez las múltiples variables que requiere el acto de educar.
Asimismo, en el transcurso de la formación inicial, es preciso institucionalizar espacios para la toma de decisiones, así como sistematizar el análisis del conocimiento producido en múltiples investigaciones. Tanto la reproducción como la creación de conocimiento, debe contemplar las variables del contexto social, histórico cultural y político que inciden en el campo educativo.
En cuanto a la toma de decisiones y participación, se han creado a nivel local y nacional las Comisiones de Carrera, espacios aún en construcción, que permiten trabajar en igualdad de número a los docentes, estudiantes y egresados; así como la Comisión de Enseñanza y Desarrollo Curricular a nivel nacional. Se trata de espacios que habilitan el desarrollo de ámbitos de discusión y atención de las necesidades que provoca la implementación de las carreras existentes y las que se creen.
En este mismo sentido, el CFE ha trabajado sobre una propuesta de gobierno de centros, propuesta que recientemente ha sido trabajada en el encuentro de directores de los Centros de Formación en Educación de todo el país, denominados Consejos Integrados de Centro.
Concretar una universidad autónoma y cogobernada es el desafío que hoy tenemos por delante; la forma de organizarnos y la toma de decisiones deberá ser expresada mediante el cogobierno y la autonomía. Hace más de diez años, los docentes del país, reunidos en la Asamblea Técnico Docente Nacional (ATD), proclamaron como prioridad trabajar para alcanzar la Universidad Nacional de Educación. Esta convicción nos convocó en la ardua tarea de transitar hacia una institución en la que el saber, el poder y la construcción de posibilidades para el desarrollo de la educación de los sujetos se conviertan en el foco de estudio. Así, se define como horizonte profundizar cada vez más en los campos de conocimiento que caracterizan esta institución.
Es, desde la necesidad del desarrollo de la investigación referida al conocimiento y desde los factores que confluyen para que esto acontezca, que se define la importancia de crear una institución particular que forme los educadores que el país requiera.
Un educador es también reflejo de las matrices institucionales en las que se desarrollan sus aprendizajes como formador. Estas transformaciones hacia la toma de decisiones de manera autónoma, la asunción de compromisos, la selección de una parte de su recorrido formativo, son particularidades que es necesario desarrollar en una institución formadora superior. Venimos transitando un recorrido deliberado, gradual en este sentido, hacia una institucionalidad universitaria para la formación de los educadores del país, por lo que no es un mero cambio de denominación.
La participación en distintos niveles de la estructura de los tres órdenes es uno de los múltiples factores que nos permiten avanzar hacia una Universidad de Educación, con el pleno convencimiento de que con mayor frecuencia tenemos que trabajar en forma conjunta con estudiantes, docentes y egresados en la toma de decisiones, tanto a nivel local como nacional. En este momento en particular, el desarrollo de una propuesta curricular es el pretexto para avanzar también en cambios organizacionales, académicos y políticos en la institución formadora de educadores.
No debemos olvidar que el desafío y compromiso con el sujeto que aprende constituye uno de los diversos atributos que un profesional de la educación debe asumir. Educar, en sentido ético y político, es ayudar a conquistar la libertad y la justicia en el ejercicio pleno de la ciudadanía para la vida democrática.
Depende de todos y cada uno de nosotros asumir el desafío, redoblar esfuerzos para transitar hacia una Universidad de Educación que contenga en su estructura una organización política cogobernada y desarrolle las funciones de investigación, enseñanza y extensión. La educación actual demanda la generación de conocimiento para afrontar los desafíos en la cimentación de una sociedad más justa, equitativa y constructora de ciudadanía para todos los uruguayos.