“Al final, creo que depende un poco de todo”: el combustible llamado motivación

Ir a la UTU para mí, como para cualquiera, depende de tener una motivación y contención familiar, profesional, personal y monetaria. Podríamos llamarlo “el combustible” para arrancar y permanecer en el camino, sin detenernos y lograr llegar al destino. Si careciéramos de alguna de ellas, se haría muy dificultoso mantener el rumbo. Dicha contención es un componente fundamental al que muchas veces no se le da la importancia o subestimamos.

Se me ocurrió hacer una serie de cuatro preguntas a distintos compañeros de la UTU respecto de su motivación y contención a la hora de permanecer en un curso.

1) ¿Tenés alguna motivación personal? ¿Cuál?

Carolina, 23 años: -Mi mamá y mi pareja son mi motivación.

Catalina, 17 años: - Mi motivación personal sería dejar una marca, así sea un dibujito o una rayita, superar mis metas en la vida, y vivir de lo que me gusta.

Juan Pablo, 20 años: -Sí, mi determinación es que quiero terminar educación media superior, haciendo algo que me gusta.

Antonella, 23 años: -Después de venir trabajando desde los 17 años, noté que lo que más quiero es vivir de lo que me gusta: cuando uno trabaja de lo que le gusta, eso deja de ser un trabajo. Para mí, vivir de lo que estudio es mi motivación, sumado a la cara de felicidad de mi madre al verme estudiar, que me hace feliz, ya que ella no pudo estudiar luego de la escuela.

Martín, 19 años: -Mi motivación es querer aprender técnicas para mejorar en mis obras.

2) ¿Cuán importante creés que es la motivación del docente hacia el alumno?

Carolina, 23 años: -La motivación del docente es imprescindible, no tendría ganas de ir obligada, pensando que la voy a pasar mal. No estaría bueno.

Catalina, 17 años: -Es muy importante, porque la motivación no viene sólo de la casa. Hay muchas personas que en la casa no son motivadas, y si encima no te motivan en la clase, vas perdiendo el interés.

Juan Pablo, 20 años: -Mucha, tiene todo que ver; un profesor que no sabe expresarse o no aporta de manera positiva a sus estudiantes es responsable de que, a futuro, esos estudiantes ya profesionales no tengan un buen desempeño.

Antonella, 23 años: -La motivación y apoyo del docente es importante. Estamos siendo formados y necesitamos que, ante la duda, se nos ayude a sentirnos capaces de lograr lo que queremos. A veces te tiran abajo o te dicen que lo que querés expresar no se puede, o que te dediques a otra cosa (lo he escuchado), y no está bueno. Hacemos lo que queremos hacer y a veces necesitamos un empujoncito para animarnos a eso.

Martín, 19 años: -Muy importante, ya que uno por lo general al docente lo toma como ejemplo, el que te guía, por así decirlo; un docente puede inspirar y hacer que el alumno saque lo mejor de sí.

3) Si tuvieras que priorizar una de las contenciones: familiar, docente o monetaria, ¿cuál creés más importante?

Carolina, 23 años: -Familiar en primer lugar, y docente en segundo, la monetaria se puede arreglar.

Catalina, 17 años: -La contención familiar; si la familia te contiene, el resto viene solo, porque tenés un gran apoyo para seguir adelante.

Juan Pablo, 20 años: -Las tres están en el mismo lugar; si te falta una, es difícil.

Antonella, 23 años: -La contención más importante para mí es la familiar. Mi familia es mi cuna, y soy lo que soy gracias a los valores que me fueron inculcados y a los caminos recorridos en base a estos. Creo que la parte emocional es la más importante para sostener la cabeza de una persona. Si bien soy una persona que disfruta de hacer todo sola, necesito el apoyo de las personas que más me importan.

El apoyo monetario es importante, ya que también hay que sumarle el boleto, además de los gastos del curso. Al final creo que todo depende un poco de todo... Martín, 19 años: -Para mí, la familia.

4) ¿Alguna vez, dejaste algún curso por falta de motivación o contención? ¿Cuál?

Carolina, 23 años: -Sí, dejé lencería porque la profesora nos trataba muy mal, éramos 30 alumnos a principio de año y terminó una sola. Yo abandoné un mes antes de terminar el curso.

Catalina, 17 años: -Dejé la agraria, mis compañeros no eran buenos y los profesores sólo te daban atención si eras ‘hijo de’ o si tenías campo, era todo muy materialista; no tenían interés en si estudiabas o no, o en si te sentías a gusto.

Juan Pablo, 20 años: -No, nunca deje ningún curso, aunque tuve tentaciones de hacerlo.

Antonella, 23 años: -Dejé de estudiar técnico en vestimenta, porque una profesora de taller me llamó frente a toda la clase y rompió la pollera que yo había hecho. Tenía 17 años recién cumplidos, dejé y volví cuatro años más tarde, y dos años después confirmé que no era lo que realmente me gustaba.

Martín, 19 años: -No, pero sí bajó mi desempeño por problemas de índole personal.

Previo a estas breves entrevistas, habíamos debatido con un compañero y una profesora sobre si el docente era influyente en la motivación del alumno. En este debate se llegó a la conclusión de que el docente no era esencial en la contención del alumno. Como estudiante quedé contrariada con este resultado. Cuando finalicé estas entrevistas de cuatro preguntas iguales a cuatro estudiantes distintos de UTU, me sorprendí al ver cierta generalidad en las respuestas, que mostró que la familia es el principal sostén y el docente repercute y es influyente en el alumno. También quedé afligida y sorprendida con las respuestas a la pregunta cuatro: la mayoría de los abandonos fueron por una mala experiencia con el docente o el entorno. Concluyo que la motivación es el combustible infaltable para cualquier estudiante.

Artículo escrito en el marco de un ejercicio de los talleres de periodismo que estudiantes de distintos liceos y escuelas de UTU están realizando en la diaria.

Pilar Méndez, estudiante de la Escuela de UTU Dr. Pedro Figari.