Según una consultoría realizada por el sociólogo Guillermo Pérez Gomar, entre las debilidades del desarrollo de la investigación en el Consejo de Formación en Educación (CFE) está la “enorme dispersión y heterogeneidad de temáticas y esfuerzos”, sumada a los “escasos o relativos vínculos entre los departamentos académicos y los institutos de formación”. En suma, el informe establece que en la institución responsable de la formación de educadores para Uruguay hay “pocas líneas de investigación que agrupen la producción de conocimiento”, además de que son pocos los equipos de investigación consolidados y que “hay dificultades para realizar una evaluación de la ‘calidad’ de las investigaciones”. Por el contrario, como fortalezas el sociólogo nombró al “desarrollo de la formación de posgrado de los docentes, su interés y motivación, la existencia de algunas áreas de conocimiento que cuentan con relativa acumulación y con algunos equipos con cierta consolidación y el desarrollo de los departamentos académicos”.

Así lo recoge un “documento estratégico” aprobado por el CFE en agosto de este año para fundamentar la creación de un Programa de Apoyo al Desarrollo de la Investigación en Educación en dicha institución. Además, en el texto se argumenta que “la promoción de una cultura institucional universitaria para la formación en educación debería sustentarse en la investigación con carácter trifronte”. En un primera dimensión, debería ser parte del proceso formativo del futuro profesional de la educación, pero al mismo tiempo se debería tratar de una “actividad generadora de conocimientos específicos en el campo de la formación en educación y el de las prácticas profesionales, integrada indisolublemente a la enseñanza y a la extensión”. Finalmente, se plantea que la tercera dimensión de la investigación en el CFE debería tenerla en cuenta como una “actividad de reflexión crítica para el efectivo cumplimiento del derecho a la educación y a su mejoramiento”.

El documento define que la finalidad de la investigación en la institución debe apuntar a “mejorar las enseñanzas y los aprendizajes en todos los niveles y modalidades del Sistema Nacional de Educación, para lo cual las actividades de extensión y difusión de los resultados teóricos y prácticos son necesarias”. En ese entendido, el Programa de Apoyo al Desarrollo de la Investigación en Educación del CFE se crea con el propósito de “organizar, impulsar, apoyar, reconocer y sistematizar” dicha función en la institución. En suma, se establece que el programa debe tener componentes de apoyo para la formación e iniciación en investigación, la consolidación en esta actividad y la comunicación de sus resultados.

Expuestos

CFE [se] expone es una de las principales actividades de difusión de las investigaciones que se realizan en los diferentes institutos de formación de educadores. La actividad tiene una periodicidad anual y el jueves de la semana pasada se realizó su edición 2018, en el salón de actos de los Institutos Normales de Montevideo. Allí se presentaron resultados y avances de cuatro proyectos, y en la apertura la directora del CFE, Ana Lopater, señaló que en la institución los educadores investigan principalmente mediante tres mecanismos: con horas en sus cargos base destinadas para ese fin, con el otorgamiento de años sabáticos que les permiten culminar posgrados o proyectos en marcha, o por medio del fondo que el CFE tiene en conjunto con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), que ya cuenta con dos cohortes de proyectos financiados.

Una de las investigaciones presentadas en la jornada consistió en un análisis comparativo entre experiencias docentes colaborativas de Uruguay y Argentina en la enseñanza de matemática, que en el CFE estuvo a cargo de Carla Damisa, Inés Piedracueva y Laura Dodino. Las investigadoras uruguayas contaron que el proyecto empezó en 2016 en una escuela de práctica y, además de ellas, participaron las practicantes de magisterio, la directora y las maestras del centro. En particular, comenzaron a generar reuniones de planificación de clases de matemática a partir del uso de Geogebra, un programa de geometría que tienen las XO del Plan Ceibal. Las investigadoras señalaron que si bien en un principio fueron recibidas con cierta desconfianza, cuando el vínculo horizontal y colaborativo tomó forma, la experiencia fue muy enriquecedora. Por ejemplo, sirvió para trabajar en la planificación a partir de ejercicios realizados por los niños y para construir conocimiento nuevo entre las participantes del espacio de coordinación. Una de las conclusiones que sacaron a partir de la comparación con una experiencia colaborativa argentina llevada adelante por docentes de la Universidad Pedagógica en escuelas de contexto crítico fue la existencia de una “relación dialéctica” entre la construcción del espacio colaborativo y la problematización del conocimiento. Dicho vínculo, explicaron las docentes, permite colocar al educador como constructor de política educativa y distanciarse del lugar de meros aplicadores de “recetas” elaboradas por otros.

Acción

Fernanda Sosa y Eugenia Parodi presentaron los avances de una investigación en proceso, que busca indagar sobre el vínculo entre la pedagogía y el audiovisual. Ambas tienen a cargo la materia pedagogía en la formación de maestros y se propusieron “tender un puente” entre la teoría y la práctica. Para ello, prepararon un diseño didáctico, lo pusieron en práctica y ahora se encuentran en la etapa de análisis. Sosa y Parodi plantearon que muchas veces el cine se piensa como “auxiliar” a lo pedagógico y sin ser respetado como un lenguaje artístico; las docentes se propusieron salir de esa concepción para tenerlo en cuenta como elemento central de la clase. En ese sentido, la exhibición de fragmentos de películas tuvo el objetivo de que fueran puestas en relación entre sí y también con textos de la bibliografía del curso, y de esa forma tratar los temas del programa de la asignatura. Según contaron en función de un análisis preliminar, los estudiantes la evaluaron como una buena forma de acercarse a la práctica docente y a los textos del curso.

Otra de las investigaciones expuestas está a cargo de Pérez Gomar, docente del CFE, quien, junto a un equipo que incluye a investigadores de la Facultad de Ciencias Sociales, se propuso indagar sobre la formación de la identidad profesional del docente de educación primaria en la formación inicial y los primeros años de trabajo. El sociólogo explicó que en estudios previos concluyó que los estudiantes del Plan 2008 de magisterio consideran que la experiencia está alejada de la formación. De todas formas, advirtió que cumplir con el reclamo de más herramientas para la práctica y de la “obsesión por lo útil” corre el riesgo de “generar maestras aplicadoras de recetas”, sin momentos de lectura y reflexión.

Además, señaló que le llamó la atención la carga de sufrimiento que había en los estudiantes entrevistados cuando hablaban de su tránsito por la carrera y ello se manifestaba también en lo físico. El investigador se encontró con que “el ser maestra se hace afuera” de los Institutos Normales y que estudiantes que tenían al menos tres años de tránsito por la carrera no visualizaban cambios significativos en su concepción de la docencia. Por el contrario, se encontró con frases como “yo me quiero ir cuanto antes” y con la existencia de una dinámica institucional que “supera” a los estudiantes. Según consideró, estos aspectos también hacen a la identidad profesional. El proyecto que actualmente desarrolla en el marco del fondo ANII-CFE parte de esos estudios previos y en particular se detendrá en “momentos clave” para la formación de la identidad profesional: la realización de la práctica preprofesional en el marco de la carrera de magisterio y los primeros años de inserción profesional. El equipo está trabajando en centros de Montevideo, Maldonado, Treinta y Tres y Colonia.

Números y ansiedad

En la jornada también se expusieron los avances del proyecto que estudia la ansiedad hacia la matemática en los estudiantes de magisterio, que tiene como responsable a Federico Burgell y en el que también participa la Facultad de Química (FQ). Alejandro Amaya, Shirley Méndez, Cecilia Barranguet y Burgell explicaron que el “miedo, la preocupación y la tensión que implica trabajar con matemática” para muchas personas se ha relacionado con la activación de una amígdala del cerebro. Según explicaron, entre otros fenómenos ello puede generar el bloqueo del razonamiento lógico, la dificultad en el cumplimiento de tareas e hipersensibilidad al error, además de afectar la autoestima del individuo.

Los investigadores señalaron que la bibliografía muestra que las causas de la ansiedad hacia la matemática son internas -biológicas y biológico-cognitivas- y externas, como por ejemplo la presión familiar o la actitud del docente frente al tema. En un proyecto realizado por estudiantes de la FQ se realizó un estudio comparativo entre quienes cursaban distintas carreras terciaras. Además de la FQ, también se estudiaron la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación y distintas carreras del Instituto de Profesores Artigas. Uno de los resultados del estudio mostró que la ansiedad a la matemática era mayor en quienes cursaban carreras de ciencias sociales y en mujeres. En particular, por medio de encuestas estudiaron distintos tipos de ansiedad hacia la matemática: ante la evaluación, en relación a trabajar con ella, ante el juicio de un profesor y ante el apremio, es decir, al tener que contestar rápidamente sobre un razonamiento matemático.

En el proyecto que el equipo desarrolla actualmente con recursos del fondo ANII-CFE se apunta a estudiar concretamente el tema en los estudiantes de magisterio y también se proponen implementar un mecanismo de intervención. En concreto, se preguntan por qué seguir aplicando instrumentos que no muestran haber dado resultado en cuanto al vínculo de los estudiantes con la matemática, teniendo en cuenta que esa relación también afectará a los grupos que tengan a su cargo en el ejercicio profesional. Por ejemplo, señalaron que a mayor disfrute de la matemática por parte del docente se genera menos ansiedad en los estudiantes, y ello genera que sean más propensos a seguir carreras que tengan un mayor componente de esa disciplina.