¿Qué tendencias educativas están advirtiendo en la región?

FS: Hay una tendencia mundial en el sentido de que lo que se privatiza. Ahora es el sector de servicios, y eso se refleja en la región de América Latina. Exceptuando Uruguay, Venezuela y este cambio que aparentemente viene en México, estamos en una ola de gobiernos privatizadores. El país que toman como modelo es Chile, donde prácticamente no hay educación pública; incluso en las escuelas municipalizadas, que son públicas, los padres tienen que hacer un aporte financiero. Es un modelo que no sirve. Si antes la privatización venía de la mano de grupos ligados a la iglesia, que querían subsidios estatales para mantener sus escuelas, hoy se trata de grandes corporaciones. Podemos mencionar a Pearson, una corporación mundial que actúa en dos líneas: en un sentido de privatización de las escuelas y universidades, pero también en la línea editorial, las editoras. En Brasil podemos citar el grupo Kroton; del día a la noche nos sorprendimos con este grupo, con capital internacional en la Bolsa de Valores y que hoy tiene más de un millón de estudiantes en educación superior en Brasil y empieza a invertir en secundaria. O sea, son formas distintas de privatización en el sector educativo. Son grupos que tienen mucho interés en América Latina, porque contamos con un gran contingente de población joven que necesita tener acceso a la educación, y como nuestros países tienen una deuda social en materia educativa con su gente, hay un público muy favorable en ese sentido. Pero ellos quieren recursos públicos. En Brasil estos grupos grandes llegaron y empezaron a comprar facultades en distintas provincias, al punto de que cuando nos dimos cuenta se formó un holding educacional. La mayoría de esos estudiantes vienen de educación secundaria pública, con bajo poder adquisitivo, y se mantienen en las instituciones por medio de becas pagadas por el Estado.

¿Estos grupos se han concentrado en la educación superior?

FS: Sí, en Brasil 70% de la educación superior es privada. Están emigrando también para la secundaria, porque fue aprobada una reforma de secundaria que daña el sector público. Una de las cosas que hacen es un fuerte desprestigio del sector público: “Las escuelas públicas no sirven, los maestros no sirven porque están descalificados, hay muchos problemas de violencia, de comportamiento, hay mucha huelga...”, para después decir que lo privado es mejor. En paralelo, tienen el discurso de que hay que presionar al gobierno para que ponga recursos para becas, así las familias “sólo complementan la matrícula”. Es una forma sutil, seductora, porque todos los padres quieren lo mejor para sus hijos. La IE defiende la educación pública, laica, obligatoria y ofertada por el Estado, pero sabemos que estamos dentro de un sistema capitalista. No estamos en contra del sector privado; estamos en contra de que el sector privado cuente con recursos públicos para mantener sus negocios y que los gobiernos, en lugar de invertir en el sistema público, pasen a sacar dinero público para poner en manos del servicio privado educativo. Y [esta lucha] no viene siendo fácil, porque los organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional y la propia UNESCO fomentan como modelo de éxito el chileno, que es altamente privatizado y no sirve para las realidades de nuestro continente.

¿Cómo han reaccionado los docentes?

FS: En contra; hay mucha movilización. Cuando compran una facultad lo primero que estos grupos económicos hacen es echar a los profesores que tienen más títulos, y contratan a otros en condiciones laborales irrespetuosas, para disminuir los costos; contratan a docentes por hasta 50% de los salarios de los anteriores. Esto es reclamado por los educadores pero también por los estudiantes, porque estas facultades luego tienen una dudosa calidad de enseñanza. Quieren el lucro, y por lo tanto promueven la educación a distancia. ¿Cómo se puede formar un maestro a distancia? La formación es integral, es colectiva, pero haciéndola a distancia, sin profesores, es de calidad totalmente dudosa. Para Brasil, que es un país de dimensiones continentales, no podemos decir que no hay que tener educación a distancia, pero tiene que ser en otro contexto.