Los Centros de Atención a la Infancia y a la Familia (CAIF), precursores del Plan CAIF, surgieron hace 30 años. A pesar de que ahora es parte de una única política de cuidados a la primera infancia que tiene el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), sigue manteniendo como principal objetivo contener y desarrollar no sólo a los pequeños de hasta tres años sino también a sus padres. “Los CAIF tienen una trayectoria de años, que ha generado una cobertura muy importante con 56.000 niños atendidos; por lo tanto, es un pilar fundamental de la política en primera infancia que ahora lleva el Sistema Nacional de Cuidados [SNC]. El modelo CAIF es mirado por la región y por el mundo”, dijo a la diaria la presidenta del INAU, Marisa Lindner.
En este período de gobierno, la administración se propuso consolidar la línea de trabajo de los CAIF con la incorporación de 140 nuevos centros en el quinquenio; hasta el momento, se han creado 47 y se espera que para 2020 se pongan en funcionamiento los restantes. Para lograrlo, INAU cuenta con los proyectos incluidos en los llamados bajo la modalidad de participación público-privada, algunos creados con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otros, la minoría, proyectados con el presupuesto destinado al INAU.
La ubicación de estos centros se definió en base a datos del Ministerio de Desarrollo Social, “junto con las necesidades que están registradas en los distintos barrios, particularmente con las listas de espera de los centros”, explicó la jerarca, y señaló que Montevideo y Canelones son los lugares donde se detecta mayor demanda sin cubrir.
Entre las innovaciones que traen estos nuevos centros se destaca que “la mayoría” compartirá el terreno con jardines de infantes. En palabras de Lindner, esto ayudaría a resolver “el cambio brusco que hay cuando los niños pasan al jardín de infantes, que se visualiza como un problema porque pasan de tener un equipo de educadores, psicomotricistas, psicólogos, especialistas que los acompañan, a un jardín donde sólo está la maestra. Que estén en el mismo terreno permite el contacto entre el jardín y el CAIF y facilita [la transición] a las familias”.
Con cuidados
La vinculación del INAU –y particularmente del Plan CAIF– con el SNC aportó a “regular el sistema de primera infancia, consolidarlo y relacionarlo con el mundo del trabajo”, afirmó Lindner. Además, estimó que desde la institución que dirige se podrá aportar “no solamente desde las distintas modalidades de cuidado y educación de los niños, sino también con los estándares básicos de calidad, porque ya hemos desarrollado herramientas metodológicas” para garantizarlos. Sobre este punto, aseguró que “uno de los ejes que está fuertemente planteado es la formación que realiza el INAU para los educadores que van a trabajar en los distintos centros”.
También en línea con el SNC, el INAU trabajará en “aspectos estructurales vinculados a las parentalidades comprometidas, asociados a la base de corresponsabilidad en los cuidados que promulga el sistema”, detalló la directora. En este sentido, se generarán herramientas que los educadores utilizarán con las familias y en los procesos recreativos con los más pequeños, que es “cuando se establecen las principales posibilidades de cambio”, puntualizó.
Entre los desafíos que deben trabajar a futuro está el acercamiento de las modalidades de cuidado a la realidad laboral de los familiares. Una de las principales demandas que tienen los CAIF es la extensión del horario de atención, ya que, a diferencia de los Centros de Atención a la Primera Infancia (CAPI) de gestión pública, que permanecen abiertos por siete u ocho horas, los CAIF tienen turnos de cuatro horas. Según Lindner, la ampliación del tiempo dependerá del aumento en el presupuesto, aunque destacó que el año pasado lograron negociar 125 nuevos puestos de trabajo con ese propósito. “Lo que hemos hecho es acrecentar la oferta de cuidados. Están incrementando los horarios, las salas de bebés, las capacidades de cobertura en la atención diaria”, destacó.
Los familiares que dejan a los niños en los CAIF destacan positivamente el programa Experiencias Oportunas, por el que bebés de hasta un año, junto a los adultos, visitan dos veces por semana el centro y son atendidos por un equipo de especialistas, entre los que se encuentran psicomotricistas, educadores y psicólogos. Muchos reclaman que estas actividades se extiendan por más tiempo y más días por semana; sin embargo, para Lindner, a pesar de que no cubre la demanda de cuidado, este programa tiene grandes beneficios: “Es una experiencia que redunda mucho en las posibilidades de vínculo del bebé con sus padres, se hace un trabajo muy personalizado en el que se aprende a cuidar, porque muchas veces los papás no fueron cuidados y están aprendiendo a hacerlo. Eso también es aportar al desarrollo infantil y al de las paternidades”.
Más allá del CAIF
Pasar a una visión sistémica del cuidado en primera infancia provocó una serie de innovaciones importantes. Lindner enumeró tres líneas de trabajo que muestran parte de lo que se hace desde hace 30 años en los CAIF. En primer lugar, destacó la creación de los Centros de Empresas y Sindicatos: “Una propuesta innovadora que establece una complementariedad de esfuerzos, en este caso, empresas, sindicato e INAU, en la que nosotros aportamos los equipos de trabajo y ellos los locales. La línea de innovación está vinculada a adecuar las respuestas de los centros de educación y cuidados a las necesidades de las familias”.
Además, habló de la experiencia piloto que se hace desde el año pasado, cuando se asociaron los CAIF con algunos liceos para habilitar un turno nocturno, en el que los padres estudiantes puedan dejar a sus hijos mientras van a clase. “Con esa experiencia, que tiene mucho por discutir, se aborda una población que requiere ciertas especificidades. Estos centros asocian las trayectorias educativas de aquellas mamás y papás con la posibilidad de tener un centro de cuidado y educación para sus hijos”, enfatizó.
Por último, comentó el trabajo que se empezó a hacer mediante el cuidado domiciliario. Esta nueva iniciativa tiene dos modalidades: cuidadores a domicilio, para lo que se creó un determinado perfil de trabajo que “permite regular una tarea que habitualmente se hacía sin formación o seguridad social, incorporando ciertos elementos que garantizan un estándar de calidad de ese cuidado”, y Casas Comunitarias –la primera se estableció en la localidad de Castro, en Flores, y atiende a nueve niños–. La jerarca consideró que esta forma de trabajo es más eficiente en las pequeñas localidades, donde la población infantil no es tan numerosa como para habilitar la creación de un CAIF.