Hace diez años, los niños de las escuelas públicas empezaron a dejar las pruebas con lápiz y papel y pasaron a las evaluaciones en línea en sus computadoras del Plan Ceibal. Más allá de la clara ventaja ecológica y presupuestal de ahorrarse un millón de hojas impresas, las evaluaciones digitales tienen la virtud de presentar los resultados de forma automática para que el docente pueda analizarlos; además, se plantean desde una perspectiva formativa: “Se hacen a mitad de año para corregir y seguir enseñando, a diferencia de las evaluaciones sumativas, que se hacen a fin de año”, resaltó a la diaria Andrés Peri, director de la división de Investigación, Evaluación y Estadística de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).
Las evaluaciones en línea están disponibles en la plataforma del Plan Ceibal para los estudiantes de tercero a sexto año en tres áreas: ciencia, matemática y lengua. En 2017 participaron más de 130.000 niños y durante todo el año lectivo se hicieron más de 600.000 pruebas. Este año, por primera vez se elaboraron evaluaciones diagnósticas en línea para los alumnos de ciclo básico de enseñanza media. La otra novedad del décimo aniversario es que las pruebas tienen un eje temático; por un lado, trabajan la alimentación saludable y, por otro, el Mundial de Fútbol: “Se buscó tener más coherencia en las actividades para que no estén tan atomizadas y también para tener cierta transversalidad entre las áreas, ya que, por ejemplo, algunas cuestiones de alimentación saludable se pueden ver tanto en las ciencias como en lectura y matemática”, aseguró el director.
“Se busca generar un ámbito de reflexión local en cada escuela para discutir los resultados, cuáles fueron las principales dificultades que presentaron los estudiantes, cuáles actividades les parecieron más fáciles o difíciles. También para ver cómo seguir enseñando para que los errores que se detectaron en la prueba, las ideas previas que no permitieron ver cuál era la respuesta correcta, puedan superarse y seguir trabajando en el proyecto de enseñanza”, señaló Peri.
Los contenidos de las evaluaciones son elaborados y supervisados por varios equipos multidisciplinarios, están siempre alineados al currículum de cada grado y respetan las dificultades en cada caso. De todas formas, algunas de las actividades están elaboradas para replicarse en todos los años y así poder ver a nivel general en cada escuela la progresión que se hace en las diferentes clases. Para Peri, “lo interesante es que ayudan al sistema a tener coherencia en los énfasis, las características y los análisis, porque a partir de esta herramienta se pueden basar en una vivencia común”. Asimismo, este tipo de evaluación se suma a una batería de recursos que están a disponibilidad del docente; por ejemplo, el director comentó que muchos maestros vuelven a tomar la prueba a fin de año para hacer comparaciones de progreso de sus estudiantes.
Los ejercicios que deben completar los niños son de diferente índole. Algunos son de elaboración, otros de múltiple opción con cuatro respuestas posibles y hay actividades que no apelan a conocimientos previos sino a situaciones nuevas, en las que se plantean todos los elementos de un problema para permitirle al estudiante contestar en función de eso. Al respecto, Peri detalló que, al aplicarse en computadoras, son evaluaciones “muy atractivas” para los los estudiantes, con un buen diseño gráfico, y las propuestas “enganchan” más que en el formato papel.