Los asistentes al taller “Pedagogías queer: cuerpos disidentes sexogenéricos en las aulas” colmaron la capacidad del salón Óscar Maggiolo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) de la Universidad de la República el viernes 4: la participación de Begonia Sánchez atrajo a más gente de la esperada. La licenciada en Pedagogía por la Universidad de Granada, doctora en Educación y magíster en Género, Identidad y Ciudadanía llegó a Montevideo invitada por el departamento de Antropología Social de la FHCE para hablar de sus especialidades: las disidencias y las pedagogías queer; además, estuvo en Uruguay como miembro del Laboratorio Iberoamericano para el Estudio Sociohistórico de las Sexualidades, en el que participa junto con colegas uruguayos.

Binarismo y heteronormatividad en las aulas

El taller fue un espacio en el que participaron maestros, profesores, docentes universitarios y estudiantes de diferentes carreras. Allí se comentaron experiencias y dificultades en torno a la construcción de una comunidad educativa inclusiva, que reconozca y visibilice las diversidades sexogenéricas.

Uno de los puntos que comentó Sánchez fue “las pequeñas fracturas de los roles de género” que tienen como consecuencia el “etiquetamiento” en los binarismos nena/varón, heterosexual/homosexual o bien el ejercicio de la violencia como forma de coacción contra la norma. “Hace poco, una vecina me decía que a su hijo Mario le encanta el rosa, entonces le regalaron una mochila de ese color y fue orgulloso con ella al colegio. Allí le insultaron, le pegaron, le tiraron la mochila y le dijeron que era maricón. El niño aprendió llorando ese día que una simple mochila rosa conlleva maltrato, comprendió que había roto una regla de género muy estandarizada hasta el día de hoy, como es el binarismo del rosa y el celeste, dicotomía de lo masculino y femenino”, contó Sánchez. También habló de una madre que le confesó estar segura de que su hija era lesbiana porque le gusta mucho jugar al fútbol y siempre se viste con ropa de niño: “Se ve muy claramente que la simple ruptura de los roles de género establecidos genera cuestionamiento”, explicó.

La especialista dijo que en la última investigación que hicieron en escuelas primarias de España se detectó que el insulto más común era “maricón” y puntualizó que “las causas más comunes de sufrimiento y acoso escolar son producto de la ruptura de los roles de género y la gordofobia”. Según señaló para evitar una educación generizada se debe intervenir en la edad más temprana, aunque reconoció que al trabajar con niños pequeños existen resistencias desde las familias. “Cuando leímos cuentos no heteronormativos, como Nicolás tiene dos papás, de la psicóloga Leslie Nicholls, las mayores resistencias vinieron de los padres, que se quejaron con comentarios como ‘eso no se debe hablar porque son muy chiquitos’”, señaló. En particular, contó que en España “se ha tratado de dar clases de diversidad sexogenérica en las aulas, y ha habido colectivos sociales que se oponen a la educación sexual, más aun a una pensada desde la diversidad”. “Los padres creen que son ellos los que deben decidir lo que aprenden sus hijos, y para nosotros tiene que primar el derecho a la ciudadanía sexual”, valoró Sánchez, y agregó que desde entonces hablan con los padres antes de cualquier actividad para tenerlos como aliados.

En cuanto a la educación sexual, dijo que en España es un gran debe porque la que se lleva a cabo “es cosificante y genitalizada”: “Viene una profesora de educación sexual como algo folclórico, enseña a poner un preservativo, cómo prevenir el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual y se va. No se aborda la corporalidad, el placer o la identidad, que son cuestiones fundamentales”, subrayó.

La especialista también destacó lo poco que estos temas se tratan en las aulas y en los currículos. “En España nos hemos encontrado con la total invisibilización del alumnado no heteronormativo o disidente; muchos maestros nos decían que no tenían esos problemas”, afirmó. Planteó que aunque existan en algunos países protocolos y leyes que amparan prácticas de atención a la diversidad, también tiene un papel preponderante el “currículo oculto”. Con esto refirió al conjunto de creencias, normas y valores que subyacen al currículo oficial, un conjunto que los estudiantes incorporan fuera del aula en su formación con otros agentes socializadores, o que son incorporados de manera no manifiesta en los programas escolares como forma de remarcar una posición ideológica determinada. Sobre esto Sánchez remarcó: “La escuela es un espacio de control sobre los cuerpos; las instituciones educativas son binaristas, heteronormativas y perpetúan desigualdades a nivel general por las que se discrimina, invisibiliza y expulsa a los cuerpos y orientaciones sexuales disidentes del modelo hegemónico, ejerciendo violencias”.

Teorías y pedagogías queer

Para hablar de teorías queer vale aclarar el origen del término. Es un vocablo tomado del inglés que se puede traducir como “poco usual” y que actualmente se relaciona con identidades sexuales o de género que no corresponden a lo normativo. Las teorías queer son aún muy debatidas, existen múltiples críticas y formulaciones, por eso se las nombra en plural. Las corrientes más difundidas son la europea y la estadounidense, que tiene como referentes a Gayle Rubin y Judith Butler. En estas teorías, la orientación y la identidad sexual se consideran construcciones sociales y no parte de la naturaleza humana. Rechazan el “encasillamiento” de las diversidades sexogenéricas y las orientaciones sexuales en categorías como hombre/mujer o heterosexual/homosexual/bisexual. Creen que existen tantas identidades sociales condicionadas por la sexualidad como individuos, dando a entender que cada persona es singular. Desde otras trincheras se considera la teoría queer paradójicamente universalista, ya que no nombra las diferentes identidades y busca nuclearlas en un mismo término; en esta línea, también se las ha acusado de ser elaboradas por universitarios elitistas y estar vacías de contenido político.

Para Sánchez, uno de los grandes aportes de las pedagogías queer es el de extrapolar las teorías mediante “buenas prácticas”. Considera que dentro del ámbito escolar “han aportado el derecho a la ciudadanía sexual, a la identidad, a la orientación y a las múltiples diversidades sexogenéricas”. Señaló que en las pedagogías queer es importante el concepto de “plasticidad de género”. Contó que cuando trabajaron con infancias trans, “a veces los familiares querían que la persona realizara la transición de un momento al otro. Hay que entender que los padres quieren que su hijo quede de nuevo dentro del binarismo para que no sufra el linchamiento de los centros escolares, pero cada caso es una realidad; es un tránsito cada cambio en cualquier vivencia personal inmanente a los cuerpos”. Otro aporte fundamental de las teorías queer, sostuvo Sánchez, es “el concepto del género como la violencia en sí”. “A todos, de diferentes formas y en diferentes intensidades, la construcción violenta del género, dicotómica y heteronormativa, nos ha jodido la vida”, afirmó.