La Tecnicatura en Bienes Culturales es una de las varias ofertas de la Universidad de la República (Udelar) en el interior del país que tiene abiertas sus inscripciones para 2019. Como también sucede con muchas otras carreras, esta propuesta puede cursarse sólo fuera de la capital, concretamente en los centros universitarios de Paysandú y Tacuarembó. La tecnicatura, que está a cargo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) y se ofrece desde 2014, cuenta con una mención en Historia Regional y Local, cuya responsable es Ana Frega, también decana de la FHCE, y otra mención en Patrimonio, a cargo de Carmen Curbelo, quien además es coordinadora de la tecnicatura.

En diálogo con la diaria, Frega recordó que la Tecnicatura en Bienes Culturales surgió a partir de una demanda de Tacuarembó, más vinculada a patrimonio, y también a un planteo desde Paysandú, principalmente para que se abordara la historia regional y local. “Frente a esas demandas, que tenían el punto común de los bienes culturales, fue que, después de un proceso, se conformó la tecnicatura. Si bien admite estas dos opciones, tiene un tronco común fuerte en historia y en patrimonio; una parte metodológica, ya sea en investigación como en gestión cultural; y después admite que, a partir de las materias optativas, los estudiantes puedan completar una de las dos menciones. Es una carrera que se pensó para que se desarrollara fuera de Montevideo, cuenta con el apoyo de la Comisión Coordinadora del Interior de la Udelar y tendía a completar una presencia de las humanidades en esos dos sitios, donde tal vez había carreras más vinculadas a otras áreas”, detalló la decana.

Las inscripciones para la edición 2019 están abiertas hasta el 1º de marzo y en el caso de Paysandú se debe completar un formulario web para iniciar el trámite, mientras que en Tacuarembó se utiliza el sistema de reserva web de inscripciones de la Udelar. Al tratarse de una carrera universitaria, es necesario haber culminado la enseñanza media para anotarse, aunque se aceptan inscripciones con una materia previa hasta abril de 2019.

La virtualidad

Curbelo contó que la modalidad semipresencial fue “una innovación para todos” y ha funcionado bien. Por ejemplo, señaló que para los docentes implicó aprender aspectos específicos para esta modalidad: “Desde el manejo de la videoconferencia hasta todos los aspectos de postura de comunicación e interacción con los estudiantes”. Agregó que este tipo de régimen implica también una importante carga de trabajo virtual mediante los Entornos Virtuales de Aprendizaje de la Udelar.

Si bien cada año se inscriben estudiantes que llegan directamente de haber culminado el liceo o la UTU, muchos otros lo hacen varios años después, en algunos casos mientras cursan o después de haber cursado otras carreras terciarias. Por lo tanto, no hay una homogeneidad en las edades de los estudiantes, que además viven en diferentes partes del país, lo que es posible gracias al carácter semipresencial de la propuesta. Por ejemplo, eso hace posible que en Tacuarembó se anoten personas de pueblos y ciudades próximas, como Achar o Paso de los Toros, pero también de otros puntos no tan cercanos, como Melo o Rivera. Lo mismo ocurre en Paysandú, en donde se anotan estudiantes de ciudades como Guichón, pero también de Young y Fray Bentos, o de Salto y Artigas.

Modalidad

Además, la semipresencialidad está pensada para que los estudiantes puedan compatibilizar de mejor forma el trabajo con el estudio. Según explicaron Frega y Curbelo, los cursos presenciales se dictan tres sábados al mes, uno para cada materia, ya que son tres por semestre. En total, la carrera tiene una duración de cinco semestres. Además, los estudiantes hacen una práctica preprofesional (PPP) en alguna organización cultural de la zona y se reciben con la entrega de un informe sobre la práctica, además de la aprobación de los cursos.

Según señaló Curbelo, las PPP se llevan a cabo en lugares “donde las intendencias han tenido claro cuál es el aporte” de quienes se forman en esta área temática, lo que “depende de las realidades locales”. Al respecto, Frega puso como ejemplo algunos de los lugares en los que se realizan las prácticas: “Se han hecho en archivos fotográficos, bibliotecas y fondos documentales que habían sido donados y nadie había abierto, también en museos, por ejemplo, para pensar en un nuevo guion para una de sus salas, o han colaborado en tareas de educación no formal; la variedad que implica la cultura está traducida en la variedad de actividades en las que encuentran ubicación quienes cursan la carrera”.

Curbelo señaló que la tecnicatura ya cuenta con egresados y que varios de ellos ya están insertos laboralmente. Por ejemplo, hacen tareas de consultoría, integran comisiones locales de patrimonio, colaboran en la educación patrimonial, en el relevamiento, o en el manejo y la organización de archivos. “Los técnicos en bienes culturales están para hacer llegar las historias locales vinculadas con determinados bienes que no son conocidas por todos, alguien las tiene que relevar y poner sobre la mesa para hacerlas públicas. Lo mismo pasa con los aspectos de protección del patrimonio, por eso es una carrera interesante para perfeccionar a personas que ya están trabajando en el quehacer cultural –por ejemplo, bibliotecarios o gente que trabaja en museos–. Esto les aporta elementos vinculados con los aspectos teóricos para contemplar la mirada de todos los actores” cuando se habla de este tipo de bienes, detalló.

La FHCE en el interior

Frega asumió el decanato de la FHCE a fines de 2018, por lo que está en el inicio de su gestión. Consultada sobre el desarrollo de la presencia de la facultad en el interior, señaló que actualmente “desarrolla actividades prácticamente en todos los departamentos”. Según resumió, la FHCE tiene carreras a cargo como la Licenciatura en Turismo, que se dicta únicamente en Maldonado y en Salto, y algunas tecnicaturas. Además de la de Bienes Culturales, la FHCE es responsable de la Tecnicatura de Lengua de Señas, que se dicta en Montevideo, Salto y Tacuarembó. En suma, el servicio participa en los ciclos iniciales optativos en varios puntos del país. “La facultad tiene presencia; si me preguntás si es suficiente, te diría que no, que apostamos a avanzar; dentro de lo que entendemos por democratización de la enseñanza está también una presencia mayor de la facultad en el conjunto del territorio”, dijo, y agregó que es un objetivo compartido en toda la Udelar. No obstante, señaló que las posibilidades de seguir avanzando en materia de descentralización dependerán de los recursos presupuestales con los que se cuente. Al respecto, indicó: “Estamos muy lejos del 6% del Producto Interno Bruto para la educación más 1% para investigación, pero lo tenemos como norte”.

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