20 personas están participando en la construcción de un aula sustentable que tiene por objetivo ser un centro de formación en educación ambiental. La iniciativa está a cargo de la organización Tagma, que lidera el proyecto de la Escuela Sustentable de Jaureguiberry, junto a DirecTV a través de su programa Escuela +, que hace especial foco en la ruralidad. El aula se está levantando en el Centro Agustín Ferreiro (CAF), que es referencia en educación rural en Uruguay. De hecho, por allí pasan durante el año 1.700 maestros rurales para participar en distintas capacitaciones y también van todos los estudiantes de cuarto año de magisterio a hacer sus prácticas. Martín Espósito, director del programa Una Escuela Sustentable de Tagma, dijo a la diaria que decidieron hacerla en ese lugar “para que cuando los docentes vengan a capacitarse también puedan hacerlo en la educación ambiental y sepan cómo incluirla en la currícula; por eso también se llevarán paquetes de contenidos para trabajar en el aula”.
En el predio conviven también una escuela pública de tiempo completo y la escuela técnica de Producción Agrícola Familiar y, según Espósito, este espacio será “el principio de muchas cosas”. “Ese lugar tiene la educación ambiental bien metida, y lo que buscamos es expandirlo. Queremos que todas las instituciones carguen contenido sobre educación ambiental en esta aula y así generar una base más amplia y accesible”, destacó, y agregó: “Queremos que sea un centro de referencia para que cuando el maestro quiera aplicar contenidos de educación ambiental tenga un espacio e instrucciones de cómo hacerlo, tomando en cuenta la currícula de Primaria”.
El espacio será un domo geodésico de siete metros de diámetro, que tendrá 40 metros cuadrados. Según el proyecto, “esta estructura incorpora en su diseño nociones de eficiencia energética y diseño bioclimático”, lo que “permite reducir el consumo energético, disminuir la utilización de combustibles fósiles y aumentar el confort térmico de forma pasiva, tanto en invierno como en verano”.
En el aula
Espósito remarcó que en el aula se trabajarán los principios de la sustentabilidad; algunos de ellos son la recolección y tratamiento del agua, la producción de alimentos, la generación de energía, el acondicionamiento térmico y la reutilización de materiales. Asimismo, estos principios se conectarán con la currícula de primaria, porque el foco está puesto en la enseñanza en la escuela. Al respecto, ejemplificó: “El currículum habla de astronomía y nosotros hacemos un calefactor solar móvil que se va orientando hacia el sol para recibir calor y generar energía. Eso se vincula directamente con el movimiento de los astros”.
En suma, explicó que “mediante la sustentabilidad hay entrada para entender fenómenos físicos, biológicos y químicos relacionados”, y que este es un recurso que se puede utilizar en el aula: “Para un niño es mucho más fácil absorber un contenido que está en la realidad, que puede tocar y ver. El domo en sí mismo es una estructura muy geométrica, que permite relacionarlo con la geometría y la matemática”.
En esta línea, también habrá talleres de construcción de dispositivos. De hecho, “cada concepto de sustentabilidad aplicado en el edificio tendrá un taller práctico asociado en el que se construirá un objeto con potencial educativo que quedará disponible para el aula”, señala el informe del proyecto, y menciona como ejemplos dispositivos como un horno solar, un lombricario y compostera, y filtros de agua.
Al mismo tiempo que avanza la construcción, diferentes actores se están juntando para elaborar el programa de uso y las líneas de trabajo alrededor del aula. Entre ellos está el Departamento de Educación Rural de la Administración Nacional de Educación Pública, de la que dependen el CAF, el Plan Ceibal, la organización Enseña Uruguay, el programa Escuela+ y Escuela Sustentable. Además, participarán diferentes especialistas en las distintas áreas que tendrá el programa: hábitat, ambiente, economía, cultura, salud y energía.
En obra
La construcción está planificada para que pueda hacerse en dos semanas, desde el 25 de febrero hasta el 10 de marzo. Participan 20 personas voluntarias, el grupo es heterogéneo, buena parte son educadores y estudiantes de formación docente y otros se relacionan más con el ámbito de la construcción. Esta experiencia se enmarca en un taller de construcción que tiene 20% de teoría y 80% de práctica. Una parte del día se encargan de avanzar en la obra, y luego tienen una parte teórica, que los ayuda a entender lo que van haciendo y cómo replicarlo. En los talleres “van pasando por los diferentes principios de sustentabilidad; por ejemplo, el miércoles tenemos materiales naturales, vamos a trabajar muestras de tierra y eso se va traducir después en parte de la construcción”, detalló Espósito.