Investigadores internacionales y uruguayos que dedican su vida académica a escribir sobre la educación volvieron a la escuela. La tercera edición del Winter School de la Fundación Ceibal está en marcha y cierra mañana con una jornada abierta al público en la Torre de las Telecomunicaciones, para la que todavía están las inscripciones abiertas. Durante esta semana cerca de 40 especialistas de 11 países se reunieron en Maldonado para una dosis concentrada de investigación bajo el tema general “Tecnologías para la educación centradas en las personas”. Cristóbal Cobo, director de la fundación, comentó a la diaria que este eje temático refiere a que “la tecnología es algo mucho más transversal hoy en día, está en la cultura; lo que pasa en el aula en una asignatura en particular tiene que complementarse con otras cosas. El tema de fondo va en la línea de que por muchos años se ha hablado de la maravilla de la tecnología pero sabemos que tiene algunos costes, algunas implicancias y consecuencias que pueden no ser positivas o que exigen una prevención. Quisimos llamar a los investigadores para que nos traigan ideas sobre estos temas”.

En estas instancias participan varios académicos de otras partes del mundo, que son quienes, además, darán las conferencias de la jornada abierta de mañana. Por ejemplo, la brasileña Claudia Costin, directora del Centro de Excelencia e Innovación en Políticas Educativas de la Fundación Getúlio Vargas, que fue secretaria de Educación de la municipalidad de Río de Janeiro en un período en que los resultados de aprendizaje aumentaron 22% en la ciudad. Ellen Helsper, de Inglaterra, es docente en la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, se especializa en la alfabetización digital y los vínculos entre las desigualdades sociales y digitales. Otro de los conferencistas es el portugués António Moreira Teixeira, profesor de la Universidade Aberta y de la Universidad de Lisboa; sus trabajos giran sobre la enseñanza a distancia y el e-learning. Desde Argentina llegó Alejandro Piscitelli; el filósofo es docente en la Universidad de Buenos Aires y se especializa en nuevos medios de comunicación.

Según Cobo, este año se puede ver que todas las investigaciones intentan responder las mismas preguntas: “En general estamos metidos en el mismo problema. Antes estábamos pensando si la dotación de equipos se traducía en mejoras en matemática o lectoescritura, y hoy en día las preguntas se orientan más hacia el pensamiento computacional o la evaluación de las habilidades blandas. Sobre eso estamos todos en una fase de exploración, porque no es que alguien lo tenga resuelto y los demás estemos mal, es más un proceso de compartir qué están haciendo en otros lugares y qué cosas se puede pedir y en cuáles colaborar”.

Sobre los participantes de la escuela, Cobo destacó el alto nivel académico. Esta no es una instancia abierta a todos los interesados en el tema, sino que se buscan personas que estén dedicadas a la investigación educativa, por eso para postular se pide tener algún posgrado finalizado o al menos que se esté cursando uno. También es necesario hacer una carta de postulación y tener una carta de recomendación de la institución que avale su trabajo en el tema y recomiende la participación.

El director de la fundación remarcó que el punto fuerte del evento es conectar gente que esté investigando sobre temas similares y que quizá no tenga otro momento de encuentro. De hecho, ejemplificó con una de las conferencistas: la inglesa Helsper había colaborado con investigadores uruguayos que trabajan sobre la inequidad digital en varias publicaciones, pero recién pudieron conocerse personalmente en esta instancia.

“Al sentar en la misma mesa a personas que están haciendo cosas similares se crea un enorme potencial. Aunque algunos trabajan en perfiles parecidos, muchos no se conocen entre ellos y hacen cosas muy similares en sus países; por ejemplo, hay montones de países trabajando en el pensamiento computacional, buscando cómo construir un buen currículum o formas de evaluarlo, la idea es que se conozcan aquí”, explicó Cobo. El director de la fundación señaló que la otra parte de la escuela gira en impulsar los proyectos de cada investigador, por eso este año decidieron adelantar la fecha de la escuela para que termine antes del cierre de postulación para los fondos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y, de esta forma, las personas puedan trabajar en la escuela sobre lo que van a presentar.

Otro de los elementos que se destacan de la Escuela de Invierno es la rutina de trabajo. Los participantes concurren a conferencias centrales que sólo duran 35 minutos por la mañana, y luego hay paneles en los que se trata de intercambiar ideas. La idea es que haya una variedad de oferta para que todos los participantes encuentren un evento que les interese particularmente; por ejemplo, ayer cada uno debía elegir si participar en una charla sobre ciudadanía digital, brindada por Plan Ceibal, o en una conferencia a distancia sobre género y políticas públicas, dictada por extranjeros. De tarde se organizaron espacios de taller para que individualmente y en equipos se pueda avanzar en proyectos e investigaciones concretas. “Esa combinación de ida y vuelta, con actividades al aire libre, hace que todo sea variado, para evitar la monotonía. Creo que la rutina es uno de los ingredientes del éxito de esta escuela”, puntualizó Cobo.