El martes cinco estudiantes de un liceo rural y su profesor comenzaron un viaje que, 30 horas después, los llevaría desde Las Toscas de Caraguatá, una localidad de Tacuarembó, a Fairmont, una ciudad de West Virginia, en Estados Unidos. Son los integrantes del grupo Guaracatá, que en el aeropuerto se encontrarían con los de Creative Techno, del liceo 1 de Atlántida, y viajarían juntos a la Open Fairmont, un torneo internacional de robótica de la First Lego League (FLL), como el que llegó a Uruguay en mayo de este año al Antel Arena. Como en todos los torneos de FLL, el jurado evalúa el diseño del robot, el proyecto científico y los valores que expresa el equipo en su forma de trabajo. Además, trabajarán en alianza con equipos de Estados Unidos. En esta temporada de FLL el tema de las competencias es “En órbita”, por lo que todos los proyectos tienen que estar relacionados a la vida en el espacio.

Desde Tacuarembó

Guaracatá salió segundo en la Olimpíada de Robótica, Programación y Videojuegos del Plan Ceibal 2018, y así obtuvo la clasificación a esta competencia internacional, además de al Open Uruguay. Representarán a nuestro país en el exterior por segunda vez, ya que en 2018, tras haber quedado terceros en la Olimpíada del Plan Ceibal de 2017, viajaron a California, donde ganaron el primer premio en investigación de proyecto.

Para esta competencia Guaracatá diseñó un nuevo proyecto, distinto al que les permitió clasificar. “No estábamos conformes con lo innovador que podía ser, por eso ahora desarrollamos una mano robótica que se moviliza a través de sensores colocados en la mano del astronauta, que suplanta el trabajo manual cuando el astronauta está fuera de la cápsula”, explicó a la diaria Hugo Lima, profesor de Paulino y Tariza Silva, Celina López, Camila Martínez y Erly Castro, los integrantes de Guaracatá. “En la investigación nos encontramos con que una de las problemáticas es que muchos de los que trabajan fuera de la cápsula sufren graves lesiones en las manos, úlceras o laceraciones en la piel, porque la presurización de los guantes es distinta a la que tienen dentro del traje”, explicó Lima, que graficó que la dureza que sienten los astronautas es “como picar una pelota de básquetbol con la punta de los dedos; eso, durante seis o siete horas, a la larga provoca enfermedades o problemas mayores”. Además de presentar la investigación y el proyecto, el equipo de Las Toscas de Caraguatá logró imprimir un prototipo de mano en 3D, y aprovecharán las horas antes de la competencia para terminar de programarla, con placas de micro:bit y arduino.

Lima es profesor de Historia, pero es uno de los referentes del Espacio de Robótica y Programación del liceo de Las Toscas; hasta este año cumplía la tarea de forma honoraria, pero este año el Consejo de Educación Secundaria destinó horas para que el docente pueda mantener este rol. Acompaña a los estudiantes desde 2017, y observa en ellos “una evolución muy importante, sobre todo teniendo en cuenta cómo se enfrentan a estos imprevistos, con la madurez que lo hacen, aprendiendo de los errores que ya cometieron”. En el Espacio de Robótica, los integrantes de Guaracatá y los de Gaucho Power, otro equipo, son tutores de los estudiantes más chicos del liceo, de la escuela de Las Toscas y también de alumnos del liceo 2 de Tacuarembó.

Canarios

Antes de subirse al avión, Emiliana Abbate y Valentina Álvarez, que integran Creative Techno junto a Maximiliano Díaz, Daniel Scagliotti, Juan Manuel Placeres y el docente Néstor García, contaron a la diaria que viajan a competir con su proyecto de crear un acompañante espacial para los astronautas: “Investigando nos dimos cuenta de que la mayor cantidad de problemas en el espacio son psicológicos o sociales, de ahí que queremos que nuestro robot sea una compañía para los astronautas, y que al mismo tiempo los ayude en sus misiones”. Con este proyecto salieron terceros en la Olimpíada de Ceibal 2018 pero tanto para el Open Uruguay como para el torneo en Fairmont fueron mejorando el robot: “El del año pasado era muy básico, de cartón. Tenía un solo motor, no tenía sensores, apenas se movía para adelante y para atrás y abría las pinzas; ahora tiene sensores de todo tipo”. Además, contaron que mientras que en 2018 usaban el entorno de Lego para construir el robot, ahora se expandieron y usan también las placas de arduino.

Tanto Valentina como Emiliana estaban muy entusiasmadas por su primera competencia en el exterior: “Es una experiencia de una vez en la vida”. Ya conocieron a muchos de los equipos de Estados Unidos en el torneo en Montevideo, que ahora esperan reencontrar: “Va a ser emocionante volver a vernos”. Aseguran, además, que están ansiosas por ir “y dar todo en lo que estuvimos trabajando, porque estuvimos en esto en verano, en plenas vacaciones, le dedicamos mucho tiempo”.