340.000 niños en primaria, 220.000 en secundaria y 87.000 en UTU comenzaron las clases en estos días, aunque el calendario de inicio del año lectivo se extiende hasta la próxima semana en algunos casos; por ejemplo, en el caso del bachillerato para jóvenes y adultos y en el del liceo 1 de Solymar y el 8 de Paysandú, que por obras verán demorado el inicio de clases. Según Pablo Caggiani, consejero docente de Educación Inicial y Primaria, en materia de infraestructura y cargos cubiertos “es el mejor arranque de año de los últimos cuatro”. Explicó que primaria tiene unos 23.000 grupos, que hace cuatro años el comienzo de clases los encontraba con unos 300 grupos sin cubrir, número que se bajó a 120 en 2019, y que este año hubo entre 50 y 80 grupos sin cubrir. En estos días hubo elecciones de cargos y los grupos sin cubrir ya se redujeron a 24 de la zona metropolitana, añadió. Por problemas de infraestructura, el lunes no comenzaron las clases en dos escuelas: una escuela rural en Paysandú y una en Montevideo, que están en obras; en Paysandú los niños comenzaron en una escuela cercana, mientras que en Montevideo arrancaron el miércoles.

En tanto, en educación media los primeros años de ciclo básico comenzaron el lunes y, gradualmente, en los días siguientes lo hizo el resto de los años. Según comentó Carlos Rivero, consejero docente de Secundaria, más de 98% de las horas fueron asignadas y, fundamentalmente para los grupos de primer año, en los liceos se organizaron actividades de bienvenida y convivencia. Este año son 305 los liceos que abren sus puertas, uno más que en el arranque de clases de 2019: el liceo 77 de Montevideo, que es una obra nueva.

Para evitar los grupos superpoblados, Rivero comentó que entre fines de febrero y los primeros días de marzo se crearon unos 20 grupos en todo el país. “Siempre hay situaciones que se salen de la norma, pero el promedio de alumnos por grupo fue de 26 en 2019, y es voluntad de este consejo no sobrepasar los 25 alumnos”, aseguró.

Rivero defendió el procedimiento por el cual los estudiantes y sus familias pueden elegir a qué centro educativo asistir, algo que fue cuestionado por la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) en un comunicado público, en el que los docentes consideran que “dichas demandas no pueden ser contempladas, generando falsas expectativas y distorsiones en la distribución de la matrícula que afectan a estudiantes y a las propias instituciones”. El consejero mencionó que el procedimiento informático permite evitar “las tradicionales colas, donde la gente prácticamente iba a acampar a los centros educativos”, y afirmó que “no genera grandes variaciones: en general, el alumno termina yendo al centro educativo cercano, ordena un poco y evita molestias a los padres”. Sí reconoció que “a veces se puede dar, en Montevideo, donde la reguladora distribuye a los alumnos, que algunos liceos queden con grupos un poco más grandes y otros más chicos, pero en el flujo de alumnos que tiene secundaria eso se va subsanando con la creación de grupos”. Rivero apuntó que las demandas para crear nuevos grupos “las recibimos por varios lados: de las direcciones de los liceos, de las inspecciones y también de la federación, que hace su relevamiento y colabora”.

Arranque en transición

Este año el comienzo de las clases coincidió con la asunción del nuevo gobierno, aunque en la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) todavía no hubo cambio de autoridades y, según afirmaron los consejeros, no ha habido reuniones con las futuras autoridades. Es que los futuros integrantes del Consejo Directivo Central (Codicen) de la ANEP, que son quienes nombrarán a las autoridades de los distintos subsistemas, requieren venia del Senado, y el pedido todavía no fue enviado a la cámara alta.

Los consejeros docentes que fueron electos por listas del PIT-CNT se mantendrán en sus cargos hasta que su período termine, en febrero de 2021, si bien el anteproyecto de ley de urgente consideración prevé eliminar esos cargos de los consejos desconcentrados. Pablo Caggiani, de Educación Inicial y Primaria, Carlos Rivero, de Secundaria, y Juan Pérez, del Codicen, ya se manifestaron contrarios al borrador de proyecto de ley y están coordinando acciones. Rivero aseguró que mantiene “una política de cercanía con los centros educativos, sobre todo del interior, que están más alejados de los centros de decisión”, y que mantendrá ese objetivo durante este año: “Todo indica que va a haber una fuerte centralización en la educación, pero nosotros vamos a ir por otro lado”.

Rivero contó que desde distintos puntos del país los docentes les piden información sobre los cambios que propone el nuevo gobierno en el anteproyecto de ley, y el consejero aseguró que se planteará “claramente a la sociedad y las familias de los gurises con los que trabajamos cuál es nuestra postura y qué riesgos se corren”. Por ejemplo, si bien saludó que el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, anunciara que se cambiará el artículo sobre la libertad de cátedra, aseguró que el debate “no es una cuestión terminológica, sino de concepción ideológica”. “Desde la fundación de la Universidad de la República y el primer batllismo, la libertad de cátedra ha sido un principio rector de la educación pública uruguaya”, afirmó, y señaló que la libertad de cátedra en conjunto con la laicidad son dos elementos que “garantizan la libertad dentro de la clase”. Opinó que está bien que se cambie la denominación de ese artículo (que modificaba la libertad de cátedra por autonomía técnica), ya que será “un elemento menos de conflicto”.